El Centro de Experimentación del Teatro Colón cierra su temporada con un evento excepcional. El viernes 20 y el sábado 21 a las 20, y el domingo a las 17, se presentarán las tres últimas funciones de Kenta, un concierto escenificado a cargo del Programa de Orquestas Infantiles y Juveniles de la Ciudad de Buenos Aires, que dirige Oscar Albrieu Roca. Se trata de una puesta a partir de la música que Valentín Garvie compuso en torno a los cuentos “La oscuridad es una intemperie”, “Partir” y “Una vuelta”, de la escritora Alejandra Kamiya.

Kenta es también la interpretación de los chicos y chicas de 16 orquestas infantiles y juveniles de la Ciudad de Buenos Aires”, cuenta Albrieu Roca a Página/12. “Música y texto se combinan en una puesta sutil, en línea con el clima de los cuentos de Kamiya, en particular con la idea de priorizar la escucha por sobre los otros sentidos. Incluso durante la obra hay momentos a oscuras. Los cien músicos que participan están divididos por familias y rodeando al público, crean una atmósfera sonora circular y por momentos cuadrafónica”, continua el director.

Para Valentín Garvie, trompetista y compositor experimentado en obras de vanguardia, la idea de trabajar su música sobre textos se completa en relación con el espacio. “Mi punto de partida fue usar los cuatro lados de la sala detrás de las columnas, para ubicar a cada una de las secciones instrumentales de la orquesta: cuerdas, bronces, maderas y percusión”, explica el compositor. “De esta manera logré el aspecto ‘inmersivo’ que estaba buscando, pero aparecieron otros desafíos relacionados con la coordinación de las partes. Eso determinó una serie de decisiones musicales y desafíos en los momentos en los que todos tienen que tocar en un mismo pulso”, continua Garvie. “No quería un director con batuta dirigiendo todo, sino pequeños directores para cada sección. Fue un ejercicio de coordinación muy complejo y sutil que integró muy bien la voz hablada con el sonido instrumental”.

Para músicos de orquesta en formación, Kenta, además de una experiencia estética fue un momento de aprendizaje. “Por supuesto que me interesaba el aspecto didáctico de la obra para trabajar ciertos aspectos de atención y coordinación no tradicionales, y también tuve que pensar las distintas capacidades de los músicos, algunos muy jovencitos y con poca experiencia, y otros más avanzados”, explica Garvie. “Por otro lado, me dejaba llevar por la composición en sí, por el resultado sonoro. A cada rato tenía que recordar que estaba trabajando con músicos en formación y adaptar algunas cosas, pero eso creo que terminó siendo positivo para la composición”, asegura el compositor.

“Además de un excelente trompetista, Valentín (Garvie) es un compositor de gran sensibilidad, en particular para este tipo de proyecto, que tiene que ver con músicos jóvenes “, interviene Albrieu Roca. “Junto con Alejandra (Kamiya) trabajamos muy en sintonía para dar forma a este proyecto, al que luego se sumaron Mariano Kosiner Blanco en la preparación musical, Agnese Lozupone en el diseño de luces y por supuesto todo el equipo docente del Programa, que trabajaron día a día con los chicos. A mitad de año hicimos un work in progress en el Museo Moderno y finalmente - y felizmente- llegamos al estreno la semana pasada", con tres funciones por delante.

El Programa de Orquestas infantiles y Juveniles (OIJ) fue creado por Claudio Espector hace ventiseis años y depende del Ministerio de Educación de la Ciudad. Más allá de las derivas de su continuidad es, a todas luces, una apuesta por la inclusión, el acceso, la ampliación de derechos. Se desarrolla en barrios que no tienen escuela de música, lo hacen propio chicos y chicas que no hubieran tenido acceso a un profesor. Es el ejercicio del derecho a la educación musical pública y de calidad. 

“Los chicos se inscriben, conocen los instrumentos, muchos nunca vistos por ellos, los prueban, eligen y comienzan las clases. Una vez que estén preparados para estudiar en sus casas, se les da el instrumento en comodato junto con un libro especialmente preparado por el equipo docente de cada instrumento”, explica Albrieu Roca. Aunque no es la función explícita del programa, varios músicos profesionales descubrieron su vocación y capacidad gracias a esta posibilidad.  

Este año las orquestas del programa dieron más de 120 conciertos, tanto en los barrios y escuelas como en ciclos en el CCK, en la Legislatura Porteña, la Facultad de Derecho, el Museo Moderno y el Planetario. Esta trabajada apuesta en el Centro de Experimentación del Teatro Colón, con el encanto adicional de "hacer sonar" los cuentos de Kamiya, es otro logro disfrutable de estos jóvenes músicos y sus docentes.