En nuestro plan de Gobierno que dimos a conocer en 2023 planteamos la necesidad de que la ciudad cuente con un estadio cubierto para uso cultural y deportivo de escala media. Entre un teatro y un estadio, con capacidad de 10 a 15 mil personas.
Para realizarlo en un contexto de necesidades infinitas y recursos escasos, proponíamos la modalidad de acuerdo público-privado: el Estado aporta la tierra (definiendo el lugar) y el privado se encarga del 100 por ciento de la inversión. La obra, luego de un tiempo de concesión privada, pasa a manos del Estado.
En cuanto a la ubicación, la propuesta era emplazarlo en el parque Scalabrini Ortiz: cerca de la UG7 de Puerto Norte, el cruce Alberdi, las tierras cedidas por el Estado nacional a Rosario Central y la posible futura Estación Multimodal de Transporte. Para que entre todas estas intervenciones se genere una nueva centralidad que revitalice y dinamice toda el área.
La propuesta de la intendencia de Rosario es todo lo contrario a una estrategia urbana y económica inteligente.
La provincia tiene que construir un estadio cubierto para los Juegos Suramericanos 2026 y cuenta para ello con un crédito de 10 millones de dólares. La idea del intendente Pablo Javkin es aprovechar esa obra púbica y cuando esté construida entregársela en concesión, junto con toda la Rural y sus recientemente renovados galpones (que nos costaron otros casi 5 millones de dólares durante la gestión Lifschitz) para que un privado lo explote por 30 años. Es decir: el Estado arregló la Rural y construirá un estadio nuevo para entregárselo a un grupo privado que haga el negocio por tres décadas.
A cambio de 30 años de explotación solo se le pide una playa de estacionamiento subterráneo (de dudosa necesidad) y algunas obras menores en el predio. Es decir, la gente va a pagar una obra que le va a dar ganancia a unos pocos amigos del poder.
*En este tema se opusieron los bloques Ciudad Futura (al que pertenece) y Justicia Social y se abstuvo el edil Leonardo Caruana, del Frente Amplio por Soberanía.