Pocos cineastas tienen una obra tan vasta, prolífica y sin concesiones como la que posee Raúl Perrone quien, además, disiente con categorías como "director de cine". Prefiere decir que es un tipo que hace películas. ¿Un obsesivo del trabajo o un amante incondicional del cine? Las dos características reúne "el Perro", el vecino más popular de Ituzaingó, su tierra prometida, el lugar donde suele salir casi solamente para filmar  y universalizar con sus películas esa localidad del Conurbano. Este año que está por concluir se cumplen tres décadas del estreno de Labios de churrasco, una de las películas emblema de Perrone, que luego formó la Trilogía de Ituzaingó junto con Graciadió y 5 pa’l peso. También acaba de publicarse P3rron3, El corsario, el libro de Hernán Sassi, que recorre -con un gusto que combina lo erudito y lo popular- la obra y el pensamiento del director. Y como si esto fuera poco, el patriarca del cine independiente está filmando dos películas. A Perrone le puede pasar de todo en la vida, como a cualquier ser humano, pero hay algo que puede asegurarse: no tiene tiempo para el aburrimiento.

En 2015, la Viennale le realizó un tributo llamado "El Hombre De Ituzaingó – El Ultimo Independiente". Fue un gran reconocimiento en el exterior que lo clasificaran al igual que, como muchas veces, se dijo eso de Perrone en la Argentina. "Debo reconocer que quien dirigía en su momento la Viennale, Hans Hurch, que después falleció a los dos años, nunca tuvo en cuenta de que yo no viajaba, y fui el primer director latinoamericano al que le brindó un tributo. Fue un homenaje de doce, trece películas. Yo estaba invitado casi un mes a la Viennale. Justo decidí no ir. El lo entendió, y priorizó mis películas antes que toda esa estupidez de que el director vaya y que lo que haga sea ir a dar una vuelta por la playa. Y, a partir de ahí, empezaron una serie de homenajes y empezaron a circular mis películas por todo el mundo", cuenta el propio Perrone.

-¿Qué significado tiene las tres décadas que se cumplen el estreno de Labios de churrasco?

-El otro día lo decía, cuando fue el cierre del taller que doy desde hace 24 años. Y uno dice "Bueno ¡24 años!". Y, en realidad, con la película son 30 años de mi vida también. Nos pasan los años con la obra, pero nos pasan los años en la vida y, entonces, dije "Guau, treinta años". Y hubo una serie de homenajes que empezaron en Oxford, dedicado a la trilogía. Se siguen haciendo homenajes y en el único lugar donde todavía no decidí hacer nada fue acá; pero la siguen pasando, me la siguen pidiendo. Dentro de pocos días se estará dando en Berlín. La verdad que es maravilloso lo que pasa con las películas: dejan de ser de uno.

-¿Qué significó esa película en tu filmografía?

-Significó haber empezado a hacer algo que nadie había hecho nunca. Hoy hablar de hacer películas es lo más fácil que hay, más allá de todo el problema que tenemos con la cultura, con el Presidente, con todo. Pero hoy en día cualquiera con un iPhone hace una película. En aquel momento era con VHS y fue realmente, como se llamó en aquel momento, una quijotada: hacer una película en VHS e ir a un cine como el Lorca, estrenarla y tener una cola de 2 mil, 3 mil pibes para mirar la película, cosa que hoy no sucedería. Así que me parece que fue un hito muy importante, que hoy de alguna manera se sigue transmitiendo a través de los talleres y a través del Bafici. El año pasado estuve en el Bafici y, gracias a Dios, después de setenta películas y de treinta años, las entradas se agotaron antes de que el festival arrancara. La verdad que me siento un privilegiado que sigan teniendo interés por ver mi obra.

-Labios de churrasco después formó parte de una trilogía con Graciadió y 5 pa’l peso. A la distancia, ¿cuáles marcarías como las principales similitudes?

-En realidad, en las setenta películas que hice, hay todas trilogías. Una cosa que también siempre hice fue tratar de usar los mismos actores, que también van creciendo y van pasando de película en película. Y que a veces es como algo íntimo. Hay muchos que no se dan cuenta de que, por ejemplo, Gustavo Prone estuvo en las dos películas principales y en la tercera se despide. Dice: "Yo en esta no estoy". Y lo dice frente a cámara. Los que te siguen se dan cuenta, pero esas tres películas tienen que ver con una década, una época postmenemista, que hoy en día tienen una actualidad tremenda. Yo las pasé no hace mucho tiempo. Y puedo asegurar que hoy en día los que siguen esas películas son pibes muy jovencitos. Se van renovando las generaciones.

 

-¿Existía la necesidad de hablar de una generación que no se veía en la televisión?

-Sí, básicamente partió de ahí. La juventud que estaba en la TV estaba en los barrios de San Telmo. Y eran pibes conchetos que nunca les pasaba nada. Yo decidí hacer mis películas en el Conurbano. Eso, de alguna manera, también marcó algo, porque después empezaron a haber muchas películas del Conurbano. Y desde hace un año, año y pico, parecería ser que al Conurbano lo descubrieron en el mundo. Pero el Conurbano existe desde que el mundo es mundo. Hoy todos se rasgan las vestiduras con el Conurbano. Hace treinta años no le daban pelota, era la marginalidad.

-Se publicó recientemente el libro P3rron3. El corsario, de Hernán Sassi. ¿Cómo surgió la idea de este proyecto?

-Anteriormente se había presentado Mi mundo privado, de Silvina Pachelo. Los dos libros, como la vida, se juntan. Fueron dos proyectos separados que se venían trabajando hace tiempo; de golpe se editó uno y al año se editó el otro. Me pone muy feliz porque viene a sellar algo que, en algún momento, también yo pensé: en los '80 yo fui dibujante de un diario y de muchos de otros lugares, y le dediqué un libro de dibujos a Edmundo Rivero, en su momento estando vivo. En ese momento, siendo un pibe de 28 o 29 años, ya creía que los homenajes hay que hacerlos en vida. Bueno, por suerte a mí me están homenajeando en vida.

-El subtítulo es "Las películas están en la calle". Toda una definición de tu manera de pensar el cine, ¿no?

-Sí, eso desde la trilogía que lo vengo pensando. Con tantas películas, he transitado por muchos géneros, pero en definitiva siguen siendo mis películas. He hecho películas sobre el Marqués de Sade, películas que transcurren en interiores, otras que transcurren en un solo lugar. He hecho de todo un poco, pero básicamente, el 80 por ciento están hechas en la calle. Salgo a la calle y me inspira ver los pibes, el desamparo y otro montón de cosas. Y no solamente los pibes que están desamparados. Ahora estoy haciendo una película que se llama CIN3 FILIA  y tiene que ver con pibes que son cinéfilos, que parecería ser que son de otra época, pero tienen 20 años y hablan de cine.

-Estás filmando dos películas ahora, ¿no?

-Una ya la terminé. Es un nuevo tríptico. Una se llama CARPE DI3N, con los chicos proletarios, laburadores. En realidad, salí un poco a hacer dos películas un poco en contra de este gobierno. No son dos películas puteando contra el gobierno, son dos películas de amor, absolutamente de amor. Hablan de otra cosa, no hablan de violencia ni nada, todo lo contrario. Salí de una manera completamente distinta a no hacer lo obvio. Tanto CARPE DI3N como CIN3 FILIA hablan de amor, hablan de otras cosas. Se habla de la pasión por hacer un montón de cosas. Si leen lo que quiere decir CARPE DI3N y lo que quiere decir CIN3 FILIA, se van a dar cuenta a lo que apunto.

-Siempre te interesaron los jóvenes como protagonistas de tus películas. ¿Cómo ves a la juventud ahora en este contexto político? Muchos jóvenes votaron a Milei...

-Desgraciadamente, los veo absolutamente confundidos. Confundidos y efímeros. No saben que esto va a pasar y que la estamos pasando muy mal. Eso también lo saben, pero no dan el brazo a torcer. La verdad es que no quisiera hablar del tema político porque me pone absolutamente mal y yo creo que están absolutamente equivocados. Mucha gente joven y también mucha gente que pertenecía a otro partido se han dado vuelta. Y estamos pagando las consecuencias.

-Te lo preguntaba en relación a la juventud de los '90, cuando tus películas hicieron eclosión, y era un contexto similar de país, pero en ese momento los jóvenes se manifestaban mucho.

-Y de otra manera, porque estamos hablando de postmenemismo. También se rebelaban ante eso, pero acá están apoyando algo que es "una causa" para ellos. Vamos a ver en qué termina todo eso.

Labios de churrasco.
 

-¿El tema de la ausencia de futuro en películas como P3nd3j05, por ejemplo, tiene que ver con lo que vos ves o más bien con cómo la sociedad los cataloga?

-Tienen que ver las dos cosas. La gente sigue catalogando porque tiene prejuicios, no solo con los pibes sino con nosotros también. Es inevitable el prejuicio. Después, en cuanto a lo del futuro, hace tiempo que lo vengo pensando, quizá por razones personales. En realidad, no me interesa mucho el futuro, me interesa mucho más el presente. Estoy pensando mucho más en lo que estoy haciendo, no en lo que voy a hacer. Vivamos el presente a full, hagamos en el presente. Hay que hacer cosas ahora. Mirar el pasado para mejorar el presente, pero no sé si el futuro. El futuro ya vendrá y veremos qué nos depara, pero esa cosa de "no lo hago ahora, lo dejo para dentro de dos años", conmigo no. No corre más ni nunca corrió, de alguna manera. No estoy pensando que voy a hacer diez películas dentro de diez años, trato de hacerlas cuando pueda.

-En tus películas siempre trataste a la gente humilde con mucho respeto y dignamente. ¿Es una manera de no hacer apología de la pobreza?

-Absolutamente. Me parece realmente asqueroso hacer apología de la pobreza. Todo ser humano se merece ser filmado con dignidad. De hecho, yo lo hacía con la Trilogía: eran pibes vagos y en esa época la frase de moda era "No hay futuro", en los '90. Treinta años después prácticamente son lo mismo. En aquel momento, me acuerdo que decían que los tipos de esa generación eran como jóvenes tardíos. En esa época tenía a Gustavo Prone, todos esos pibes tenían 27, 28 años. Eran jóvenes "tardíos ", pero hoy en día un joven de 35 años vive con la mamá. Vive con la madre y hace cursos, no sabe qué hacer de su vida. ¿Qué son esos, entonces?

-En la película El prof3s1on4l, de Martín Farina, aseguraste algo que dijiste otras veces: "Si yo pudiera evitar el rodaje, lo evitaría". Sin embargo, filmas una, dos y hasta tres películas por año.

-Porque desgraciadamente no me queda otra cosa. En otro momento, decía "Bueno, me gustaría dibujar a la gente y poder hacer una película de dibujos". Hoy podría llegar a decir de hacer una película con la Inteligencia Artificial, pero también acabo de escribir ayer que la IA es tan perfecta que da asco. Entonces, no me gustaría. Acabo de ver que Perón se junta con el otro. Pero entonces, ¿dónde está la mano de obra? ¿Dónde está la artesanía? ¿Dónde está la creación? ¿Dónde están los artistas?. La Inteligencia Artificial labura por nosotros. Vos le decís: "Hace una caricatura mía". Y hace una caricatura de vos caminando por la calle. Entonces, te hace los guiones, te hace los cuadros, te los pinta. Prefiero seguir yendo a sufrir una filmación.

-Dijiste "quiero que la gente crea en lo que está viendo". ¿Cómo se logra eso?

-Cuando la película logró lo que vos quisiste mostrar. Por suerte, casi nunca pasa lo que uno quiere que pase. Una vez que las terminás y las mostrás, las películas dejan de ser tuyas, pasan a ser de la gente. Y hay que ver cómo las recibe la gente. Y si a las películas realmente supieron mirarlas, si les llegaron, si de alguna manera los provocaron, los interpelaron, me siento totalmente afortunado. Hoy tenemos la suerte de que nos encuentran por Instagram, nos escriben, y la verdad que escuchar ciertas devoluciones, a veces, de mucha gente que no tiene que ver con la crítica ni con el ambiente te llena mucho más el alma que los otros que se creen unos intelectuales.

 -¿Cuánto tiene de nacional y popular tu cine?

-No sabría decirlo. Dejaría que la gente lo dijera por mí. Trato de hacer lo mejor posible, trato de contar lo que me pasa alrededor, y si mis películas llegaran a ser populares yo estaría muy feliz de la vida. Estoy muy feliz por cómo la gente me sigue, cómo esa gente va a buscar a otra gente y mi público cada vez es más joven. Y siguen estando los que también estaban, los que ya tienen una cierta edad. Están los hijos, están los hijos de los hijos, pero cada vez son pibes más jóvenes porque te van descubriendo por MUBI o porque van a ver mis películas en Mar del Plata, como fue ahora en Contracampo. Entonces, se van reciclando. Lo interesante que me parece de todo eso es que los pibes jóvenes miren en un tipo como yo, a un tipo que les está contando algo que no se lo cuenta cualquiera. Y a los pibes la rebeldía les va a encantar hoy, mañana y pasado.