Distanciados y sin diálogo, así están Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof en la previa del armado electoral para 2025. El vínculo, roto hace meses, volvió a deteriorarse poco antes de que Kicillof pegase el faltazo al acto de asunción de CFK como presidenta del PJ y ella lo tratase de "peronista tardío". El deshielo no llegó y, a medida que pasa el tiempo, los orígenes del conflicto empiezan a desdibujarse junto con la expectativa de una resolución. En el Patria acusan a Kicillof de "victimizarse", mientras que el gobernador bonaerense se defiende intercalando gestos de autonomía teñidos de gestión. "Tengo la obligación de ponerme al hombro la construcción de un frente político que sea una alternativa para el futuro", afirmó el viernes en un acto en La Plata. Kicillof maneja, ahora, un carta fuerte: la posibilidad de desdoblar las elecciones bonaerenses. El último hito detrás del cual se esconde, de nuevo, la disputa por el liderazgo de la oposición a Javier Milei.

"Estamos en ese momento previo a una guerra en la que nadie sabe bien cómo empezó ni si va a terminar", admite un peso pesado de La Cámpora, con una resignación matizada de rencor. Hay una coincidencia generalizada en el kirchnerismo de que la pelea entre CFK y su hijo político "ya se extendió demasiado", al punto de que la génesis del conflicto tiene ya tantas versiones como intérpretes. Para el cristinismo fue el acto de Berisso en el cual Kicillof se negó a respaldar la candidatura de CFK al PJ nacional, mientras que para el kicillofismo fue el acto en Atlanta encabezado por Máximo Kirchner en el que La Cámpora cantó una canción contra el gobernador. 

El mismo juego del huevo y la gallina se repitió hace dos semanas, cuando Kicillof se ausentó en el acto de asunción de CFK como presidenta del PJ. En La Plata apuntaron los cañones contra el encuentro dos días antes en Moreno, en el que participaron CFK, Sergio Massa y Máximo Kirchner y se mezclaron momentos de tensión con fotos poco favorecedoras para el gobernador. "No puede haber convocatorias a las patadas, emboscadas o chiquilinadas", se quejó, entonces, el "Cuervo" Larroque. Kicillof había quedado en una posición incómoda, molesto luego de que Máximo pusiera la fecha del encuentro el mismo día que él encabezaba otro acto.

"Fue una reunión positiva pero si vas a buscar excusas para generar panoramas negativos que te permitan alimentar tu enojo, es imposible", se quejan en el Instituto Patria, en donde acusan a Kicillof de crear escenarios que le permitan, después, "victimizarse". "Si no tenés ganas de discutir y querés hacer tu propia aventura está bien, pero no digas que fue una emboscada", argumentan. En La Cámpora sospechan que Kicillof, enfrascado en su proyecto presidencial para 2027, busca oportunidades para diferenciarse de CFK, coqueteando siempre con la ruptura. Una ruptura que todos saben que no es negocio para nadie, pero cuya trama sigue acumulando capítulos. 

El último ocurrió el viernes pasado en un encuentro de intendentes bonaerenses para la firma de leasings del Banco Provincia con municipios, donde la representación camporista enscenificó reclamos a viva voz a cargo del intendente de Lanús, Julián Álvarez, y una amenza de Mayra Mendoza de abandonar la reunión. 

Estrategia nacional vs estrategia provincial

La dinámica --un deja vú, por momentos, del teléfono descompuesto entre Alberto Fernández y CFK durante los tiempos de gobierno frentetodista-- esconde una pelea de fondo por la conducción del peronismo de cara a 2027. Tiene un componente personal adicional, que es el lazo afectivo que une, hace años, a CFK con Kicillof. "Hay una confianza que se quebró. El conflicto, a esta altura, es entre ellos, no de entornos. Cristina se propone conducirlo todo, y Axel no quiere ser una pieza más en su esquema. Y así la tensión va a ir escalando, es inevitable", razona un dirigente bonaerense con asiento en La Plata.

Ahora, el nuevo capítulo de esta disputa gira en torno a las negociaciones para dirimir la estrategia electoral en la provincia de Buenos Aires. Kicillof, como gobernador, tiene la llave del desdoblamiento de la elección provincial de la nacional. Esto implicaría separar las fechas de los comicios y plantear esquemas de campaña distintos: una para la elección nacional, digitada por CFK, y una para la provincial, digitada por Kicillof y los intendentes.

Adelantar la elección bonaerense le permitiría a Kicillof desarrollar un plan electoral autónomo basado en el plebiscito de su gestión. Los dirigentes que impulsan este mecanismo sostienen que la imagen positiva del gobernador le permitirá garantizarse un triunfo y, con eso, una mayoría en la Legislatura. Lo que posibilitaría, luego, generar un efecto arrastre en la nacional. Este escenario, argumentan, se pondría en peligro si, al nacionalizar la elección, los candidatos de Milei --José Luis Espert o Karina Milei-- terminan traccionando más votos, afectando la categoría municipal. 

La decisión aún no está tomada, ya que depende en gran medida de si el gobierno decide eliminar las PASO nacionales. Esto es así porque, por ley, las primarias provinciales deben realizarse el mismo día que las nacionales: si el Gobierno no las elimina --un escenario factible ante la dificultad de conseguir el número en el Congreso--, Kicillof solo podría desenganchar las elecciones generales, lo que echaría por tierra la estrategia de hacer campañas separadas.

Si bien la decisión final es de Kicillof, deberá balancear hasta qué punto quiere tensionar con CFK, quien ya se manifestó terminantemente en contra del desdoblamiento. La presidenta del PJ y Sergio Massa consideran que la mejor estrategia es nacionalizar la elecciones y competir como la principal alternativa opositora al gobierno libertario. "Hay que discutir a Milei", explican en el Patria, en donde cuestionan la hipótesis de que Kicillof, solo, podrá garantizarse un triunfo electoral. "Te van a hacer la vida imposible con la agenda de la inseguridad, y ahí te regalás. Axel es un tipo que gestiona bien y tiene un gran equipo, pero esa no es la agenda que va a aparecer en los medios", insiste un dirigente de La Cámpora. 

Muchos recuerdan, además, las consecuencias que el desdoblamiento en las provinicas tuvo sobre la derrota de Massa en 2023. "Fue un error adelantar, si dos o tres gobernadores votaban en conjunto ganábamos. Conviene ir todos juntitos", argumentan.

En el cristinismo observan un escenario electoral complicado para 2025. La provincia de Buenos Aires es la madre de todas las batallas y allí nadie mide tanto como CFK, pero la decisión de la Corte Suprema de permitir que la causa Hotesur vaya a juicio puso momentáneamente en espera las elucubraciones sobre su candidatura. "La Justicia quiere ser un escollo en su potencial candidatura", sostienen cerca de la expresidenta, quien todavía no se decide a encabezar la lista de diputados nacionales. Será la discusión definitiva.