Ubicado en Ginsberg, a las afueras de King William’s Town, Cabo Oriental, Sudáfrica, el Jardín del Recuerdo Steve Biko es un emblema de la resistencia contra el apartheid y un homenaje a los héroes que dedicaron sus vidas a esta lucha. Este sitio, que alberga la tumba de Stephen Biko, lo honra como uno de los líderes más icónicos del Black Consciousness Movement (Movimiento Conciencia Negra). En 1997, a dos décadas de su muerte, la municipalidad local propuso renovar la lápida de la tumba de Biko. La familia, en cambio, solicitó la modernización de todo el cementerio de Ginsberg, reconociendo así a otros activistas que compartieron su causa. Fue entonces cuando el sitio se transformó en el Jardín del Recuerdo Steve Biko.
El espacio pasó a ser un lugar simbólico que aloja, además de la tumba de Biko, los restos de figuras destacadas como Griffiths y Victoria Mxenge, abogados de derechos humanos asesinados por el apartheid. También descansan allí las víctimas de la masacre de Bisho, un violento episodio de 1992 donde tropas de Ciskei abrieron fuego contra una marcha pacífica del Congreso Nacional Africano (ANC), causando 28 muertos y más de 200 heridos.
Stephen Biko nació un 18 de diciembre de 1946 en Tylden, Sudáfrica. Fue el tercero de cuatro hermanos. Su padre, Mathew Mzingaye Biko, fue asesinado por la policía en 1951, meses antes de que Steve cumpliera 5 años. Su madre, Alive Nokuzola trabajaba como empleada de limpieza en el Grey Hospital de King William's Town, ciudad donde el joven Steve Biko se crió y estudió. Su infancia estuvo signada por las condiciones de vida impuestas a las familias negras durante el régimen del apartheid.
Desde pequeño destacó en los estudios, así que en 1966, después de cursar el secundario en un colegio religioso en Mariannhill, se matriculó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Natal. En ese momento esta Universidad era un reducto del pensamiento para los intelectuales negros de Sudáfrica, porque la Ley de Universidades, aprobada en el año 1959, establecía el apartheid en la educación superior.
Biko tenía 22 años cuando se unió a la SASO (Organización de Estudiantes Sudafricanos), un grupo de estudiantes anti-apartheid. Rápidamente se convertiría en un líder y referente. En estos años comenzó a trabajar el concepto de Conciencia Negra, que luego cambiaría el rumbo de su vida y la de toda Sudáfrica. La SASO contaba con una publicación mensual que Biko dirigía, y desde donde escribió algunas de estas ideas en la columna titulada “Escribo lo que quiero”:
“La Conciencia Negra es, en esencia, la compresión por parte de los negros de la necesidad de juntarse con sus hermanos en torno a la causa de su opresión y operar como grupo para deshacerse de las cadenas que los unen a la servidumbre perpetua”
Para 1969 se había consolidado el Movimiento Conciencia Negra que nucleaba a más de setenta organizaciones a lo largo del país, convirtiéndose en poco tiempo en el motor de las luchas por la liberación en Sudáfrica. En una entrevista realizada a comienzos de la década del 70, Steve Biko dijo:
“Conciencia Negra es un movimiento político, cultural y filosófico que surge de las negras y los negros de Sudáfrica en un esfuerzo por sacudir los grilletes mentales de la opresión, y reinstaurar la humanidad escencial y el orgullo de los negros”.
Biko, al igual que el resto de los líderes del movimiento, creía que era importante traducir en hechos concretos estas ideas y por eso crearon los Programas para las Comunidades Negras. Estos programas consistían en proyectos específicos distribuídos en distintos puntos del país que abarcaban desde actividades de cooperación, investigación y difusión, hasta la creación de centros de salud, fábricas, y fondos de ayuda mutua para las familias de los presos políticos. El objetivo central era la búsqueda de autonomía de las comunidades negras. Todo este trabajo lo hacían en medio de las condiciones de violencia que imponía el apartheid.
Por supuesto su impronta, su liderazgo y la enorme adhesión que logró a lo largo del país, convirtieron al joven Steve Biko en el enemigo número uno del régimen. En varias oportunidades tuvo que soportar la cárcel, le prohibieron juntarse con más de dos personas a la vez, y padeció algunos procesos judiciales en su contra. El más conocido ocurrió en 1976 en Pretoria, donde Biko expuso ante el tribunal que luego lo condenaría. Lo acusaban de haber organizado una reunión en apoyo al Frente de Liberación de Mozambique en el Estadio Curries Fountain de Durban 2 años antes. El alegato quedó plasmado en una notable escena de la película sobre su vida, Cry Freedom, interpretada por Denzel Washington.
Ese mismo año, producto de la enorme presión social de las comunidades negras organizadas, que venían acumulando poder bajo el paraguas del Movimiento Conciencia Negra, y de la resistencia de los estudiantes secundarios a las políticas educativas instauradas por el régimen, se produjo una masiva manifestación en los suburbios de Soweto, un distrito de la ciudad de Johannesburgo. La policía reprimió violentamente, asesinando a más de 150 personas, entre las cuales había muchos niños y niñas.
Este hecho conmocionó al país y al mundo, pero el régimen lejos de perturbarse se endureció. La persecusión a las lideresas y los líderes negros aumentó y sin dudas Biko fue uno de los más buscados. En septiembre del año 1977 fue encarcelado y torturado hasta la muerte. Tenía 30 años cuando lo asesinó la policía. A pesar de su corta edad se había convertido en un referente indiscutible de la resistencia. En pocos años construyó un movimiento nacional, articuló conceptos que impregnaron la lucha en Sudáfrica, y se volvió inspiración para toda la diáspora en el mundo hasta el día de hoy.
El Jardín del Recuerdo Steve Biko no es solo un lugar de memoria, sino un espacio de aprendizaje y compromiso con la justicia. Su existencia no solo honra a quienes dieron su vida por la libertad, sino que también interpela a las generaciones presentes y futuras a confrontar las desigualdades que persisten. Al recorrer este sitio, no solo se evoca el sacrificio de Biko y otros mártires, sino que se reafirma la vigencia de su lucha como un llamado a construir un mundo más justo y libre de racismo.