Oriundo del barrio de La Boca, el cantante y compositor David Tagger creció en una casa musical, poética y con espíritu latinoamericanista. De padre militante socialista y madre poeta y cantora de tango, Tagger absorbió desde muy chico la sensibilidad social y la bohemia cultural. “Mi vieja tiene dos primos desaparecidos. En casa siempre se mezcló la política y la parte solidaria y humanitaria”, cuenta el músico de treinta años. “Por casa pasaron muchos músicos, había mucha influencia del músico cubano Santiago Feliú. Siempre hubo mucha música latinoamericana y rock chileno, como Quilapayún e Inti-Illimani, pero también Los Stones y Los Beatles. Eso fue un lenguaje que me dio la posibilidad de manejarme en cualquier ámbito social”, dice Tagger, quien se presentará el jueves 26 de diciembre a las 20.30 en La Tangente (Honduras 5317).

En su primer disco solista, Historias (2023), participa un invitado muy especial en la canción "En el fondo del mar": León Gieco. Al músico santafesino lo conoció a través de una acción solidaria. Su madre, Jacqueline Tagger, lo había conocido a Gieco hace treinta años. Compartieron algo de música y se mantuvieron en contacto, aunque sin tanta frecuencia. ”Hace unos años, en medio de la pandemia, una gran amiga de mi vieja tenía un hijo de seis años, Amador, que contrajo una enfermedad terminal y los padres estaban desesperados porque no tenían la posibilidad de conseguir los medios para ayudarlo. Y en el hospital no le daban mucho tiempo de vida”, introduce el joven músico.

“El padre de Amador le cantaba canciones de León. Entonces, mi vieja lo contactó a León y de repente accedió a ver de qué se trataba. Entonces, tuve que pasarlo a buscar en un taxi por San Telmo y ahí el diálogo que se dio fue muy genuino y humano, lo que hizo que hasta el día de hoy continuara la relación entre nosotros”, cuenta Tagger, quien construyó en estos años un vínculo con Gieco. “Cuando llegamos a la casa de Amador fue en un clima muy piola y relajado. León, siendo quien era, bajó mil cambios y se conectó con los papás a ver qué necesitaban, no había cámaras ni nada, lo hizo porque quiso. Me quedé fascinado con él como persona”, explica. “Después nos pusimos a hablar de música, ambos somos muy fanáticos de los Bee Gees. Me hizo cantar con él ‘Para Bárbara’, yo no quería por respeto, pero los padres me lo pidieron también. Luego me trajo hasta casa y nunca más se cortó el vínculo”.

Entre charlas e intercambios musicales, Tagger y Gieco siguieron compartiendo y sellaron una amistad. “Hasta el día de hoy nos juntamos una vez cada quince días a tomar café y charlar de la vida”, dice. Después de grabar “En el fondo del mar”, Gieco le propuso ser el productor de su próximo disco. “Le mostré los temas que venía sacando y se quedó fascinado con el sonido”, cuenta Tagger, quien armó su propio estudio en su casa actual, en Palermo. Allí nació el proyecto El poder de los olvidados, un disco que saldrá completo a mediados de 2025, pero que ya cuenta con tres singles adelanto: la balada de amor “Promesas que nunca harás”, con Maggie Cullen; la folk “Pienso en los demás”, con CIaro Spinetta; y la reciente “Estoy perdido”, una canción intensa de rock-pop con Raúl Ruffino de Los Tipitos. “La pensé para el vivo, porque me di cuenta que el disco era muy melódico y bastante melancólico. Me puse a escuchar rock a full y la compuse”, dice Tagger.

Con co-producción y dirección artística de Gieco, El poder de los olvidados contará con diez canciones, todas con invitados de peso. Además de los que ya se conocen, participarán Nito Mestre, Kevin Johansen, Lula Bertoldi, Manu Sija y el rapero Rayo a.k.a Big Bud, entre otros. “Nos interesaba que los invitados tuvieran un sentido. Que sean artistas que estén comprometidos y que tengan una mirada social”, explica Tagger. “En la canción que da nombre al disco está Rayo rapeando y es la más política de todas, es súper directa”, adelanta. “La canción habla del barrio y la confrontación con los poderes económicos y políticos. Me crié en un conventillo y me acordé de eso cuando la escribí. Fue pensado en mi historia en La Boca y en los amigos del barrio”, precisa. “Hace poco León me decía que no todas las canciones tienen que tener un mensaje político, son necesarias también las canciones de amor”.

-De alguna manera, "Pienso en los demás" es una historia de amor al otro, es humanista, ¿no?

-Ese tema fue mi quiebre. A fines del año pasado, cuando compuse esa canción me empezaron a convocar a tocar en los hospitales Borda y Moyano. Empecé a ir a lugares en donde veía la respuesta que había en la gente, en los profesionales, en los pacientes. Me di cuenta que estaba pasando algo distinto y que yo tenía un poder que me lo daban ellos, porque era una devolución de una canción que había compuesto solo en mi casa y de repente al tocar para ellos le daba un sentido. De esos lugares me iba con un poder, unas ganas, pero también con tristeza. Estaba la pasión de los profesionales, pero a la vez el desfinanciamiento. Entonces, me empecé a involucrar cada vez más. Tuve la necesidad de escribir algo que generó un cambio rotundo en mi mirada de la composición: dejar de pensar solo en lo que me pasaba a mí. Es necesario pensar en el otro. La escribí justo cuando ganó este gobierno y lo sentí muy necesario cuando terminé de escribirla... me daban ganas de cerrar los shows con la gente cantando en el escenario conmigo.

Me gustan los artistas que sí se comprometen (con la realidad sociopolítica). Me parece necesario”, sostiene Tagger. “Entiendo los que dicen que no por una cuestión de no perder público, pero yo me vuelvo fanático justamente del artista que opina, el que me da algo más. Nunca creí en el no mensaje. Yo necesito también escuchar canciones de amor y desamor, pero cuando veo una entrevista a un artista me copa que esté comprometido y en este momento del país vos no te podés hacer el boludo. Nunca pero ahora menos”, resalta. “Yo no creo en el crecimiento personal solamente y en la bajada de línea individualista. Sí creo que uno puede crecer personalmente, pero también puede ser un crecimiento colectivo. Abrirles puertas a los demás como a uno también nos las abrieron. Es muy necesario estar comprometido y más allá de la carrera personal hacerlo porque le hace bien al otro y a uno mismo, porque todo vuelve”.