Pensar la memoria como viva y dinámica. Como transformación, evolución y diálogo entre el pasado, presente y futuro. Bajo esta premisa que crece y no se estanca, el Museo de la Memoria de Rosario comenzó en el último mes de este 2024 un proceso de renovación de algunas de sus muestras permanentes que se proyecta a expandirse en el próximo año. Actualizar la narrativa y abrir nuevas experiencias es parte de este recorrido de rediseño conceptual, artístico y pedagógico que redefine su propuesta como espacio de encuentro y reflexión.

El desafío no es menor: transmitir el impacto del genocidio ocurrido en Argentina durante la última dictadura cívico-eclesiástico-militar de una forma que no solo informe, sino que movilice. Testimonios, archivos, arte contemporáneo y documentos históricos se entrelazarán para fortalecer el compromiso con el Nunca Más y, al mismo tiempo, crear sentidos y evocaciones que interpelen a las nuevas generaciones.

“Este proceso de reforma que nos estamos planteando es, antes que nada, una reforma conceptual. Queremos poner en el centro de la escena la idea del genocidio re-organizador perpetrado por la última dictadura. La segunda capa de reforma tiene que ver con trabajar esas ideas en dispositivos de reflexión y comunicación a partir del arte contemporáneo, que es nuestra marca distintiva”, explicó Lucas Massuco, director del Museo de la Memoria de Rosario a este diario.

 

 

Conectar la historia y el presente

El primer paso de esta renovación fue la actualización de la instalación Justicia Perseguirás, un espacio emblemático que albergaba un collage de Javier Armentano y una videoinstalación de Pablo Romano. De la mano de Réplica – Colectiva Gráfica, un grupo de docentes de la Licenciatura en Diseño Gráfico de la FAPyD de la UNR, se dio lugar a intervenciones transitorias que retratan conquistas y luchas recientes como las luchas por la democratización de la educación. Su mural, aún en proceso, ya está en exhibición y será completado en 2025.

En la primera versión de Justicia Perseguirás, mural que acompaña la muestra permanente del museo desde 2010, la propuesta de Armentano fue recordar el recorrido de diferentes organismos en la búsqueda de justicia ante el terrorismo de Estado desde 1977 con la primera ronda de las Madres de Plaza de Mayo, tomando forma de línea del tiempo. Mientras que la videoinstalación de Romano, a través de un tríptico de videos reflejó la lucha por los derechos humanos desde 1976 hasta 2018.

Con respecto a este mural, Massuco afirmó: “Es una de esas hermosas continuidades que queremos sostener respecto a la gestión de Rubén Chababo y Viviana Nardoni, anteriores directores del museo. En un primer momento, con Rubén, Justicia Perseguirás era una línea histórica, mostrando los hitos en la búsqueda de justicia por parte de los familiares, sobrevivientes y organismos de derechos humanos. Con Viviana ese concepto de búsqueda de justicia se transforma en un mural que es justamente el que estamos reformando hoy en día”.

Así, el mural se irá transformando en una propuesta dinámica cuyos ejes tendrán vínculo con el presente o con alguna historia reciente que sea parte de las exhibiciones del museo. “Esa idea de reformar una muestra, que es la cara visible del museo, no tiene que implicar necesariamente un borrón y cuenta nueva, sino también recuperar la memoria institucional de nuestras propuestas y de las gestiones anteriores a partir de una revisita, por así decirlo, del presente, por supuesto, y proyectándonos a futuro”, agregó el director.

El objetivo de este mural central del museo, que es el que recibe con su impronta a los visitantes apenas ingresan al lugar, es homenajear los organismos, a los familiares de las víctimas, a las propias víctimas, a los sobrevivientes, aprender de sus luchas y de su ejemplaridad en estos 41 años de democracia. La intención es hacerlo con dinamismo, que el pasado, presente y futuro se conecten, hecho propio de cualquier proceso de memoria.

 

 

Hacia un enfoque intergeneracional

Otra de las transformaciones clave será la creación de una nueva sala dedicada a las infancias que abrirá sus puertas en marzo. Este espacio, también establecerá puentes temporales. Para esto será transformada la Sala de Lectores, abierta desde 2010 y creada por Lucrecia Moras y Federico Fernández Salaffia.

Este enfoque intergeneracional se acoplará al trabajo que viene realizando el Museo con el Instituto Auschwitz para la Prevención del Genocidio y Atrocidades Masivas en el marco del "Proyecto Palabras Semilla", una propuesta didáctica para abordar las temáticas de memoria, derechos de los niños, democracia ambiental y educación en valores, dirigidas a docentes y alumnos/as del sistema educativo tanto formal como no formal.

- ¿Cómo se va a trabajar con los más chicos en base a esta propuesta del museo? - pregunta Rosario/12.

-La idea es incorporar la temática de las infancias como eje dilemático de esta muestra estable. Las infancias en dictadura, las infancias en democracia y las infancias que estamos construyendo como comunidad hacia el futuro. Es decir, las infancias en el plano de la memoria, en el plano del pasado, el presente y el futuro articulados a partir de una discursividad, de un sentimiento, de un trabajo evocativo. En ese sentido lo que estamos haciendo es, al igual que en los otros aspectos del museo donde no necesariamente hay un artista trabajando sino una propuesta coral abordar la idea de infancia en dictadura, en democracia, en el futuro. Hacerles conocer a las nuevas generaciones que tienen derechos. El derecho a la alegría, a la felicidad, al juego, a la expresión, a la corporalidad, a la identidad. Y que luego, cuando crezcan y vuelvan al museo, con otras edades, con otras perspectivas, con otras preguntas, conozcan cómo sus derechos fueron ganados en la calle, en los tribunales, en las arenas políticas. Y eso siempre con esa clave de derechos, que complemente un elemento lúdico con un momento de encuentro y reflexión a partir del arte y la representación. Yo lo imagino, veo a una persona adulta que conoció el museo en su adolescencia, en su juventud desde el año 2010 hasta hoy, y regresa al museo con nuevos ojos, con nuevas energías al ser acompañado por su hijo, hija, sobrino, sobrina, hermanito y conecten en este espacio sobre infancias-  contesta el director del Museo.

- ¿Qué otras etapas tiene el plan de renovación con vista a conmemorar los 50 años del Golpe de Estado?

-La reforma va a continuar con una nueva propuesta tecnológica en el espacio de Malvinas, que tratará de incorporar elementos sensoriales que logren evocar el paisaje de las islas, su geografía, su clima, para transmitir al visitante, aunque sea mínimamente, que se encuentra allí. Con esa base contextualizar la guerra en el marco de la dictadura. Otro punto relevante de la reforma va a ser la creación de una mediateca que la proyectamos como un espacio esencial para fortalecer la labor del museo en la construcción de la memoria, la identidad y la democratización de la información. Acá se busca no solo conservar y difundir materiales documentales y digitales relacionados con el genocidio y la dictadura militar en Argentina, sino también abarcar acontecimientos históricos anteriores y posteriores, contribuyendo a una comprensión integral de los procesos históricos que marcaron al país.

-Cerrando el 2024, ¿cuál es el balance general de las actividades del museo y su vínculo con la comunidad rosarina?

 

-El balance es positivo en el sentido de poder pensar esta política de memoria en un proceso de crecimiento y re-imaginación. El clima general es claramente adverso cuando vemos las políticas nacionales, pero en el plano local (que es el nuestro) tenemos esta posibilidad de crecer. Fue un año en el que nos obligamos a repensarnos, a proponer nuevas líneas, a rediseñar los dispositivos para dialogar e interpelar a las nuevas generaciones y a aquél público que aún no ingresó al museo, por el motivo que fuera. Y siempre apostando a los derechos humanos como los principales pilares a transmitir a la ciudadanía porque sabemos son los pilares de la democracia.