Un informe de la Universidad de Buenos Aires (UBA) reveló que durante el último año creció la tasa de informalidad laboral. La cantidad de trabajadores sin empleo registrado trepó al 36,7 por ciento del total de la población económicamente activa y la mayoría de ellos son jóvenes. El porcentaje no sólo creció respecto del año pasado sino que llegó a un valor que no se había registrado en el país desde 2008.

El dato fue elaborado por el Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP) de la Facultad de Ciencias Económicas sobre la base de un informe que indicó que 4 de cada 10 trabajadores en relación de dependencia no estaban registrados en la seguridad social.

Esto da cuenta de una tendencia en alza en la Argentina: el fenómeno de ser un trabajador pobre, es decir ser una persona que aun teniendo un puesto de trabajo vive en situación de pobreza, resalta el estudio de la UBA.

Además, el relevamiento mostró otra situación grave: el 59 por ciento de los trabajadores informales tiene un salario mensual inferior al de la canasta básica, que según el Indec fue de 1.001.466 pesos en noviembre pasado.

Y no solo eso: el 63 por ciento de todo ese universo vive en un hogar pobre, es decir con las necesidades básicas insatisfechas. La situación es tal que el crecimiento de la tasa de informalidad llegó a un valor idéntico al tercer trimestre de 2008, siempre según el IIEP.

De todo el universo laboral, el sector más afectado es el de los jóvenes porque “enfrentan una tasa de informalidad significativamente más elevada que otros grupos etarios”.

En el segundo trimestre de 2024 el porcentaje de informalidad de ese sector era de 64 por ciento, 28 puntos porcentuales más elevada que la tasa global, dice la investigación. Esto equivale a decir que más de 6 de cada 10 jóvenes que trabajan en relación de dependencia no está cubierto por la normativa laboral y la seguridad social.

En términos generales, la tasa de informalidad asalariada total es más alta entre las mujeres (38,9 por ciento) que en los hombres (34,2). O sea 5 puntos porcentuales más elevada que la tasa masculina.

“Sin embargo –aclara el informe-, dada la mayor proporción de hombres en el total del empleo asalariado (54%), éstos dan cuenta del 51 por ciento de la informalidad asalariada total.”

Por otra parte, el universo de trabajadores asalariados de entre 45 y 64 años (60 años en el caso de las mujeres) es el que experimenta la tasa de informalidad más baja: 27,5 por ciento.

Le sigue en incidencia el grupo de entre 25 y 44 años: 34,4 por ciento. Mientras que el de 65 años y más (60 años en las mujeres), llegó al 47,9 por ciento.