Un grupo de científicos rusos halló en Siberia a una bebé mamut que, según las estimaciones, murió hace 50 mil años. Lo que sorprende, en este caso, es el estado de inalteración que presenta, que bien habilita el título del “individuo mejor conservado y hallado hasta el momento”. Se trata de un ejemplar pequeño, con trompa, que pesa 180 kilos, mide un metro de alto y fue trasladado en camilla hacia la superficie. La logística fue complicada porque fue localizada en el cráter Batagaika, una gigantesca depresión de aproximadamente 100 metros en Siberia, que gracias a sus condiciones también es conocida como Puerta del infierno.

La bebé fue bautizada “Yana” por el nombre del río en cuya cuenca fue hallada. Aunque los científicos la estudian desde junio, fue presentada al público este lunes en la Universidad Federal del Noroeste de Yakutsk (Rusia). Si bien restan realizar estudios en laboratorio que puedan confirmar más detalles sobre el proceso, se cree que el animal tenía menos de un año cuando falleció. Se estima que murió luego de afrontar una grave lesión en la espalda, que impidió su normal desenvolvimiento y recuperación.

Las temperaturas y el hielo de la región contribuyeron a la conservación del mamut, que según refieren las fotografías difundidas por el equipo de investigadores, luce prácticamente intacto. De hecho, usualmente, las partes del cuerpo que primero se descongelan sirven de alimento para aves carroñeras u otros depredadores, pero no fue lo que ocurrió en este caso. Aunque las extremidades anteriores fueron comidas, la cabeza, las orejas y las cuencas de los ojos, puede observarse, poseen un estado de conservación digno de destacar. Por este motivo, Yana resalta de los otros seis mamuts hallados años atrás (cinco en Rusia y uno en Canadá). La última gran alegría la había protagonizado Yuka, un bebé mamut presentado al público en 2010.

Durante la presentación de la bebé mamut, el rector de la Universidad, Anatoli Nikoláev, comentó: “Un hallazgo como este no sucede todos los años, se trata realmente de casualidad y suerte. Es un suceso único no solo para nuestra Universidad sino para la ciencia rusa y mundial”. Y refirió a que la novedad brindará información sobre los mamuts, su historia evolutiva, las características que le permitieron adaptarse al escenario de su tiempo y las condiciones de su hábitat.

El descubrimiento lleva a pensar, en esta línea, en la cantidad de animales de toda clase, cuyos fósiles hoy forman parte del ecosistema de sitios inhóspitos como Siberia. En efecto, el permafrost ruso (capa de subsuelo de la corteza terrestre congelada de manera permanente), en los últimos días, ha sido escenario de otros hallazgos que hacen recordar al film La era de hielo. Por caso, los restos de un cachorro de un tigre dientes de sable de 32 mil años y de un lobo que habitó esta región del planeta hace 44 mil años.

Como si fuera un congelador del hogar, el frío extremo sirve para mantener intactas muchas de las características de estos animales prehistóricos. El cráter de Batagaika en donde Yana fue hallada es el más grande del permafrost hoy reportado. Lo que aún significa más, su tamaño crece año a año como producto del cambio climático y el calentamiento global. Según los últimos registros, tiene más de un kilómetro de largo y una profundidad superior a 100 metros.

En el último tiempo, vale destacar, los mamuts han sido noticia por otros motivos. En la actualidad, existe un proyecto de envergadura llevado adelante por la Escuela de Medicina de Harvard que tiene el objetivo de resucitarlos, o para ser más precisos, de-extinguirlos. Esto es, a partir de herramientas de ingeniería genética, utilizar a elefantes para que adquieran algunos de los rasgos que en el pasado tenían los mamuts. 

En el equipo participa el joven científico argentino Ramiro Perrotta, que en un diálogo anterior con Página 12 detallaba el procedimiento. “Tras el examen de los restos fósiles del mamut, intentaremos la reconstrucción de su ADN y lo compararemos con el del elefante del presente. Después, identificaremos los genes que los distinguen e introduciremos las características biológicas que permitirían que los animales actuales puedan adaptarse a vivir en el frío”.

Como resultado, si todo sale bien, en los próximos años la “mamutización” del elefante estará completa y un animal emblemático del pasado volverá a pisar el planeta. Eso sí, habrá que ingeniárselas para responder a la siguiente pregunta: ¿para qué de-extinguir animales extinguidos si ni siquiera podemos, los humanos, conservar los que hoy están vivos y en serio riesgo de extinción?