La discusión resacosa de otro tiempo encontró en éste un comeback inesperado. Dicen que el universo tiende hacia el equilibrio, y una buena prueba es la aparición de este especial de Navidad. Al meteórico fulgor de la riña del "comunismo versus capitalismo" que encuentra en Javier Milei, Jair Bolsonaro y Donald Trump a sus mejores gallos, le corresponde este cinismo de La Sociedad de la Virtud, la serie animada de Max que sindica al mismísimo Papá Noel de comunista.
Los brasileros Ian SBF y Thobias Daneluz llevan adelante una serie stop motion canchera, satírica y comiquera, que coronó una muy buena primera temporada y que nos regala un cierre de año explosivo con un especial navideño no apto para fifís. "Amamos a Santa Claus, sólo que estamos tratando de verlo desde otra perspectiva", se ataja Ian. En el especial –que se yergue desde la web pero que tiene el mejor perfume a TV–, lo que parece una navidad pacífica se empantana de toque a partir de una conspiración entre corporaciones.
Por eso, esta Liga de la Justicia brasilera, deforme y cínica está obligada a encarar la resolución del caso. Durante la Nochebuena, un hombre de barba blanca baja por una chimenea. Pero el objetivo –que no es el que pensás– anida por otros lados: coordinar una red de espionaje internacional. ¿Quién será este misterioso hombre de barba blanca? "¡Un comunista!", repiten unos súper héroes de la edad dorada pintados de blanco y negro. "Comunista, comunista, comunista."
"Intentamos algo diferente con Santa Claus. Lo que nadie entendía sobre este personaje, pero siempre estuvo frente a nosotros. Creo que éste es el objetivo principal. Nos preguntamos cómo presentar a Santa Claus de una manera completamente diferente para todos, y creo que lo logramos. Espero que toda América Latina pueda verlo así", continúa Ian, ante este cronista del NO.
Smash, trash, pow. La mueca comiquera está ahí y se entremezcla con toques de La Casa de los Dibujos, pero también con algo del modernoso Spider-Man del Into the Spiderverse y se sazona con el motion comic de Watchmen y hasta con –ésta es una refe para la Generación X– alguna cosita del Golden Book Video de He-Man.
"Usamos el humor ácido para contar las historias", explica Thobias. Claro, piensen en lo siguiente: un hombre de rojo, entrando a casas ajenas y dejando allí "cosas gratis". Colectivización de los bienes e idilio de la KGB: comunista, comunista, comunista. "En el Polo Norte no aplican las leyes internacionales", discuten los personajes.
Y el enigmático hombre –ese hombre; el comunista, bah– se presenta como un Kingpin recontra mamado aprovechando "el espíritu de la Navidad". En medio, disquisiciones sobre los sistemas económicos y diversas grietas morales. "Hicimos a Santa una persona linda en una mala piel, una piel malvada. Personalmente, me encanta crear figuras lindas, personajes adorables en estilo villano", detalla Thobias.
En ese sentido, se ensancha el coraje de [adult swim], que se permite pensar a una audiencia adulta, a adultescentes rodeados de volutas de humo y a trasnochados en busca de la épica perdida, aquella que las plataformas algorítmicas eligieron abandonar. La Sociedad de la Virtud rescata la tensión melancólica del mundo bipolar y lo convierte en alimento catódico pop.
"Siempre nos han encantado los cómics, las películas, la cultura pop en general. Y pensamos que sería genial mezclar todo en algo que ya conocíamos, que era YouTube. Así que creo que La Sociedad de la Virtud es una mezcla de todo lo que amamos. Y fue muy natural reírnos de todo esto y burlarnos de los personajes que amamos. No es con crítica, sino con admiración", revuelve Thobias.
Entre las influencias manifiestas de este especial navideño, los autores nombran a Jingle All the Way y a El Grinch. "Son las películas de mi vida", reconoce Daneluz. Claro, para los productos televisivos, los especiales hablan más con "la historia" que con "la coyuntura". En tanto, el pico de ese pedo le corresponde a Los Simpson (que tienen especiales de Halloween y de Navidad en casi todas sus temporadas) y, aquí, La Sociedad de la Virtud acelera al toque. "La idea es muy simple porque amamos las películas navideñas, amamos las animaciones. Y cada superhéroe puede tener su propia fiesta navideña", tira Thobias.
Por estos días, los brasileros están trabajando en una segunda temporada de la serie y tienen los cañones apuntados para 2025. De hecho, este especial navideño es "básicamente nuestro intento tentativo para entender una nueva narrativa, un nuevo estilo para el arte", dice Ian. Y se expande: "Estamos trayendo todo lo que amamos y lo que le gusta al público. Y creo que es una mezcla de todo lo que funcionó y de todo lo que queríamos hacer antes. Ahora tenemos la oportunidad de evolucionar la narrativa, la estructura y los formatos".
Pero ahora, en este preciso instante, a pasitos de la llegada de la Nochebuena, con el especial ya colgado en Max, los autores se inflan de expectativas. "Ya es un éxito porque el objetivo principal era entender estos nuevos formatos, nuevos modelos, nuevas artes y un nuevo tipo de contar historias. Todo lo que queríamos hacer para la segunda temporada. Nos encanta lo que hicimos, estamos muy orgullosos de ello y ya veremos qué pasa. Pero estoy bastante seguro de que al público le gustará y estará muy feliz con eso", señala Ian.
Villancicos, renos y buenos deseos. Ideología, guerra fría y redes sociales. Comunismo, comunismo, comunismo. Y, en su musculatura, algunos cameos: Indiana Jones, Kiefer Sutherland en 24, unos primeros planos dignos de Ren & Stimpy. "Este especial es una gran manera de trabajar con Santa, que es un personaje que todos conocen, en un nuevo formato y en una nueva forma de mostrarlo a los fans de La Sociedad y a los nuevos fans en el streaming", corona Thobias.
"¡Los comunistas querían arrebatarnos la libertad!", insiste un superhéroe criogenizado, con la ideología congelada exactamente en 1950. Paranoia psicobolche, bordes alegóricos, sofocación ideológica, flashes de flasheros. Loquísimo que, ahora, con todas las vueltas de la historia, con todas sus marchas y contramarchas, la taba haya caído justo ahí.