La semana pasada el Concejo Deliberante de Gualeguaychú aprobó la derogación de un decreto de 2018 que prohibía el uso, la venta y el acopio de glifosato en la ciudad entrerriana. En total, la derogación cosechó 8 apoyos (7 de Juntos por Entre Ríos y 1 de La Libertad Avanza) y 4 en contra (3 de Más para Entre Ríos y uno de La Libertad Avanza), mientras que un concejal estuvo ausente.
En este contexto, la docente rural jubilada de Entre Ríos y una de las impulsoras de esta lucha en contra de los agrocontaminantes, Estela Lemes, contó las consecuencias que produjo en la comunidad la fumigación con esta sustancia tóxica y cómo continuará la pelea.
“En la escuela donde trabajaba, recientemente jubilada, cruzando la calle, fumigaron durante mucho tiempo. Y año a año, cuando se producía la fumigación, yo hacia la denuncia ante la Secretaria de Ambiente de la provincia, porque nosotros no estamos dentro del ejido municipal”, explicó la maestra en la 750.
“No pasó nada hasta que un día fumigan en horario de clase y yo intento que paren la máquina haciéndoles señas. El señor dijo que no sabía que era una escuela, pero era imposible que no se diera cuenta. Paró cuando terminó de fumigar, y ahí hago una denuncia penal porque debía preservar la salud de mis alumnos. Fue una larga lucha hasta que se pudo comprobar que mi organismo estaba contaminado con glifosato producto de estas fumigaciones, que acarreó en mí una enfermedad por la que por mucho tiempo estuve en tratamiento”, agregó.
“Después de tanta lucha, en 2018 el Gobierno de Gualeguaychú decreta la prohibición de venta, acopio, traslado y uso de glifosato. Fue una lucha larga y con mucha participación de la gente”, dijo.
Por eso, Lemes lamentó la derogación del decreto. “Esta semana nos enteramos de que los concejales del poder político de turno decidieron derogarlo. Hoy por hoy se les obsequia a los aplicadores el regalo de poder fumigar donde, cuando y como quieran”, expresó.
“Hay un gran dolor en mí, una tristeza, porque dentro de los concejales que levantó la mano hay un médico, y no creo que no sepa las consecuencias en la salud y en el ambiente de estos productos, siguió.
“Si bien esto nos indigna, nos entristece y nos duele, la lucha va a seguir porque si el pueblo no sigue luchando para que no haya más venenos no va a haber curso de agua que no esté envenenado”, concluyó.