“Me bajé 158 canciones de Flema y me leí todas las letras. Hay una que dice que van a cagar arriba de la cabeza de los profesores y que van a mear al director, y otras que hablan de la muerte o del suicido, ¿qué onda?”, recuerda Fernando Rossi la pregunta de un delegado en la primera reunión que tuvieron para el show sinfónico con el que celebrarán los 30 años de la banda, este viernes en el Teatro Roma de Avellaneda. Y estalla de la risa.
¿Flema sinfónico? Con este sorpresivo show orquestal, Flema sigue desconcertando y escribiendo nuevas páginas a su aún fascinante historia. En 2002, su líder, Ricky Espinosa, se arrojó desde el quinto piso de un monoblock después de perder un partido de Playstation. Casi una década y media de duelo y reflexión le tomo a sus compañeros volver al ruedo con un disco nuevo, más allá de compilados por alguna efeméride, shows conmemorativos y en el exterior. No nos rendimos tiene 22 temas grabados por Rossi y los guitarristas históricos Luis Gribaldo y Juan Manuel Fandiño, miembro fundador, en los estudios de Vorterix y por invitación de Mario Pergolini.
“Me gustó mucho el disco sinfónico de Metallica, así que parte del show va a ser medio metalera, con temas como Cáncer, Fuera de tiempo o El Sueño americano, y la otra arte más cancionera, con No quiero ir a la guerra, Solo un juego más y Quizás, entre otros. Esto de tocar con una orquesta es una oportunidad única en la vida: nosotros nunca podríamos pagar una orquesta”, acepta Rossi y admite que la propuesta original era hacer un acústico, pero el director Gustavo Gómez Nardo les ofreció poner a disposición a la Orquesta Municipal de Avellaneda, integrada por 50 músicos.
Como arregladores estarán el ex Sponsors Agustín Della Croce (quien conoce bien ambos universos) y Leo Minig. “A la Orquesta le pareció bastante raro, pero a los tipos si les dicen que tiene que tocar las de El Sapo Pepe van y las tocan. Nosotros ya nos habíamos autocensurado: La sangre de tu hermana, Anarquía en la escuela o Si yo soy así no las vamos a hacer. Uno va creciendo y, aunque no va a arreglar el pasado, puede no seguir repitiéndolo. Cuando sos más grande, te volves más consciente”, explica Rossi.
Con la muerte de su hermano Santiago (también ex Flema), el drama de ser hijo de desparecido y el suicidio de su gran amigo Ricky, Rossi se sabe un sobreviviente: “La de Ricardo fue durísima, pero de algún modo ya estábamos preparados: era una bomba siempre a punto de explotar. Su casa era un poco mejor que la mía: tenía agua caliente, él tenía a sus padres y yo no, entonces capaz que le preguntaba por qué estaba mal y me decía que ni él sabía. Nunca lo pude entender y el tampoco lo supo explicar”, analiza con ecuanimidad el autor de Vahos del ayer, el tema del grupo que más visitas tiene en las plataformas sociales. “El construyó un personaje que estaba buenísimo pero que se lo comió. Creo que él se ganó un lugar que, acá en Argentina, en el punk, no lo tiene nadie.”
* Viernes 1/12 a las 20 en Teatro Roma, Sarmiento 130, Avellaneda.