El genesis de Tango 1 con Charly García y Pedro Aznar bajándose la noche de Nueva York a puro sake caliente. El comando a distancia de Solari en las grabaciones de los discos de Los Redondos. Historias de consolas Neve y MCI-500. Todo el contenido enciclopédico y anecdótico de Rec&Roll, el tomo de memorias de un productor insignia del rock argentino como Mario Breuer, ya vale para una lectura interesada, voyeur y fanatizada.
Pero pese a la densidad de aquellas apostillas de estudio (y de joda también) junto a Sumo, Ratones Paranoicos, Cadillacs, Soda Stereo, Fito o La Renga, la entraña no está en ese contenido de validez para una eventual cátedra de “Historia y anecdotario del rock argentino II” sino en el verdadero núcleo solidario de este tomo publicado por Aguilar.
Es cierto que tiene el candor del comentario de testigo y hasta el picante de un tipo con una espalda así de ensanchada por un laburo de cuatro décadas, que puede escribir tranquilo sobre los berretines de un novato como sobre los artilugios con los que el Indio escondía su voz. Pero es a partir de Como hacer un disco (for dummies), un racconto ágil y ejemplificante para todo aquel que nunca enfrentó la factura de un disco –lo que ha de ser uno de los procesos más intensos de un trabajo colaborativo y casi arquitectónico como es tomar parte de una banda–, que el libro se reorienta al traspaso de data técnica y experiencia acumulada.
Así, Breuer comparte soluciones específicas que no sólo las tecnologías aplicadas pueden aportar sino que desnudan un trabajo que precisamente consiste en vestir: el de producir, mezclar y dar el contraste final a los discos que seguiremos escuchando aún cuando ya no existan más consolas.