Rusia y Ucrania intercambiaron una serie de intensos ataques mutuos este miércoles, con más de 70 misiles y un centenar de drones rusos dirigidos a las infraestructuras energéticas ucranianas, dejando un muerto y causando un gran apagón en diversas regiones. Por su parte, en territorio ruso, un bombardeo ucraniano en la ciudad de Lgov, en la región de Kursk, dejó cuatro muertos y varios heridos. El mismo día, las autoridades rusas denunciaron un posible ataque terrorista en el hundimiento de un buque carguero ruso el pasado lunes.
Los enfrentamientos coincidieron con una fecha significativa para Ucrania: el día de Navidad, celebrado por segunda vez en su historia moderna el 25 de diciembre, siguiendo el calendario occidental en vez del impuesto por la Iglesia ortodoxa rusa.
En la ciudad ucraniana de Dnipró, un empleado de una planta térmica falleció como resultado del bombardeo ruso, según informó el viceprimer ministro Oleksii Kuleba. En Járkov, la segunda ciudad más grande del país, cerca de medio millón de hogares quedaron sin electricidad, y al menos seis personas resultaron heridas por los ataques.
La Fuerza Aérea ucraniana informó que detectó 78 misiles rusos sobrevolando su territorio el miércoles, de los cuales derribaron 59, así como 106 drones, interceptando aproximadamente la mitad.
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, acusó a su homólogo ruso, Vladimir Putin, de haber elegido "deliberadamente el día de Navidad" para llevar a cabo los ataques, los cuales provocaron cortes de electricidad en varias regiones del país.
La compañía energética ucraniana DTEK reportó graves daños en sus instalaciones térmicas. Posteriormente, Ukrenergo, la empresa nacional de electricidad, anunció restricciones en el suministro de energía.
"El enemigo lleva a cabo una vez más un ataque masivo contra el sector energético", escribió en Telegram el ministro de Energía ucraniano, German Galushchenko, destacando que se están tomando "medidas" para reducir el consumo.
A su vez, Andrii Sibiga, ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, afirmó que los ataques del miércoles suponen "la respuesta de Putin a aquellos que mencionaron un ilusorio alto al fuego de Navidad".
Luego del ataque, Sibiga informó que uno de los misiles lanzados por Rusia durante su ataque matutino atravesó el espacio aéreo de Moldavia y Rumanía antes de impactar en la región ucraniana de Chernivtsi. Esto, según Sibiga, "nos recuerda que Rusia no solo amenaza a Ucrania".
Sin embargo, el Ministerio de Defensa de Rumanía, miembro de la OTAN, negó tener información sobre un misil ruso sobrevolando su espacio aéreo, desmintiendo así la denuncia del Gobierno ucraniano. Sin embargo, Rumania sí confirmó la caída de drones rusos en su territorio.
Fuego cruzado
En Rusia, la ciudad de Lgov, en la región de Kursk, fue blanco de un bombardeo ucraniano este miércoles que dejó cuatro civiles muertos, según informó el gobernador Alexander Khinshtein. El funcionario añadió que el ataque, realizado con misiles HIMARS -suministrados por Estados Unidos-, causó la muerte instantánea de tres víctimas, mientras que la cuarta falleció en un hospital.
En otro incidente, drones de largo alcance del servicio de seguridad ucraniano (SBU) destruyeron un importante depósito de municiones en la región rusa de Rostov. El almacén, ubicado en el complejo militar de Kadamovski, abastecía a las tropas rusas en el área de Kramatorsk, en la región de Donetsk, dificultando sus operaciones logísticas.
El Ministerio de Defensa de Rusia informó que sus defensas antiaéreas derribaron 59 drones ucranianos sobre cinco regiones el miércoles, la mayor parte de los cuales fueron lanzados sobre las localidades fronterizas de Bélgorod y Voronezh, pero también sobre las regiones de Kursk, Briansk y Tambov, así como sobre el mar de Azov.
Fue el ataque de aparatos no tripulados más masivo desde el pasado 19 de diciembre, cuando Rusia reportó la destrucción de 84 drones sobre siete de sus regiones.
Posible ataque terrorista
El mismo miércoles, las autoridades rusas denunciaron que el buque carguero Ursa Major, hundido a comienzos de semana en el Mar Mediterraneo, pudo haber sido objetivo de un ataque terrorista.
La corporación estatal de transporte, Oboronlogistics, que depende del Ministerio de Defensa ruso, "cree que el 23 de diciembre se llevó a cabo un ataque terrorista selectivo contra el barco", según recogió la agencia estatal de noticias rusa TASS.
El buque naufragó el pasado lunes causando dos víctimas mortales y, según el testimonio de los supervivientes, fue derribado después de registrarse tres explosiones consecutivas en la parte trasera de la embarcación, provocando que el barco comenzara a hundirse.
El incidente se produjo cuando la embarcación navegaba entre las costas de España y Argelia. A raíz del ataque, catorce tripulantes fueron trasladados al puerto de Cartagena por Salvamento Marítimo, para recibir atención médica. La embarcación, de quince años de antigüedad, había zarpado de San Petersburgo con destino a Vladivostok, dos semanas atrás.