La cuestión se da en espejo: la Justicia refrenda el decreto de endurecimiento para las salidas transitorias. Punto uno: disciplinamiento social. Muestras de solidez gubernamental. Punto dos: la Justicia pincha el teléfono del Ministro. Lo agarran reclamando por la confesión traicionada: era después de las elecciones, no antes. El fiscal que ordena: el mismo que manda allanar la Municipalidad de la Ciudad Húmeda. Maestrías de la interna radical. La saga se pone atrapante: batidas políticas, jugaditas policiales, servicios exprés, resolución judicial de los deberes de gobierno. El ancho espectro de Cambiemos sobre la Provincia, subsede de la cancha principal de Comodoro Py.   

Vicente está tranquilo. Ahora es empresario. Más bien: se cree esa fábula de vestir camisas elegantes, trasladarse en buenos autos y ocupar una oficina. Buen sueldo y relaciones. Alguna cena en restaurantes de cara al río. Invitaciones a conferencias y coloquios, siempre de vuelo medio, salón Metropolitano. De cabotaje. Pero no hay amenaza a su alrededor. Sus jefes están bien ubicados. No hay riesgos todavía: estamos en el plano político de los diferendos.

--Sueñan los empresarios con prisiones preventivas, tienen pesadillas -dice Vicente y hace ondular el whisky. Está cambiado, Vicente es otro.

Es el nuevo pacto fiscal, una remake de 1852, las repercusiones independentistas, el eterno anhelo bonaerense. Masa coparticipable, ajuste de gastos, reducción de impuestos provinciales. Nombres, cifras, promesas. Atractivos en la Tribuna de Noticias. Algunos desfiles por los Tribunales. Nada serio.

--Mientras se puedan guardar las formas y la autonomía de la Justicia... ‑suelta con sorna.

Al comisario lo hacen caer. No llegaron las bolillas con las preguntas del examen. El fiscal regional aparta a los fiscales que metieron alfileres en las líneas internas. Traspaso de expedientes: horas Ospe y defraudación municipal en la Ciudad Húmeda. También el cohecho pasivo. Los Cívicos incomodados. Advertencia, la Provincia se pelea. Stand by, las cartas al mazo y dar de nuevo. Los acusadores tienen demasiados puntos flacos: tres acciones administrativas en su contra, al menos. 

‑-¿De esto se trata el reformismo permanente? -lo interrogo.

Vicente se muestra apasionado con los nuevos nombramientos. Ahora sí -dice‑ viene en serio: Agroindustria y la Embajada. Biotecnología e inversión, presupuestos neoesclavistas. Los ilustres. Con fondos adecuados, trayectoria, jerarquía, del riñón propio. Para ir a fondo hay que trascender los límites de la desacreditada dirigencia sindical y la fácilmente demonizable herencia. El pasado los condena: es el principal instrumento de condena. La cárcel común hace palanca para acelerar el achique y arrinconar a los exfuncionarios. Ahora tiemblan los empresarios caídos en desgracia. El cambio y su vuelto. Pero en la Provincia es otra cosa. Conflicto endógeno, define Vicente.

‑-¿Va a haber excavaciones en medio de la pampa sojera? ¿Arrepentidos que pasen información valiosa, empresarios que comprendan que está es la suya y contaminen el buen clima de negocios, las amistades de clase, las bondades de la cosecha, los mutuos favores compartidos?

‑-El modelo no falla. Es la tendencia del momento: millones con el área de gestión, paraísos y silencio mediático. Eso es el consenso.

Vicente habla de IDEA. No estuvo, pero lo siguió por internet. El Sheraton de Mar del Plata. Los 50 mil pesos por cubierto. El lobby periodístico, las leyes, regulaciones y favores. Las charlas: la Gobernadora, el Presidente, el Superministro y el Showman. Cada vez más parecido a la democracia norteamericana, dice feliz. Es partícipe de las fiestas y agasajos, le hacen un lugar. Tiene reservada su copa de champán y su porción de cada cosa. La condición es no aludir a lavadores ni asuntos offshore. Es la lógica del nuevo acuerdo: represión y reglas claras. Para eso el candidato mudo, triunfal, viajó al Vaticano. Reunión para unas felices fiestas, la pax decembrina. En 2015 eran 10 mil las empresas que exportaban, hoy quedan menos de seis mil. Esa competitividad es la que le gusta: Vicente tiene trabajo, es un ganador, se siente parte.

‑-Si miras los flujos financieros ilícitos, Vicente, los actores privados ocupan el 63%. La corrupción gubernamental es del 3% nada más.

‑-Un quiste a extirpar -me contesta.

Para él es fácil: con ganas, no hay límites. También se subió a la utopía neoliberal. El Gran Acuerdo Nacional: construcción, energía, finanzas y medios. Lo demás: sujeto a reconversión. Lo suyo son las proteínas, la provisión energética del mundo.

--Cómo dijo el ministro: el fanatismo ambientalista atenta contra el Progreso.

Vicente me mira, le pesa estar donde está, los límites políticos que le tocaron. Ya se va a dar, suspira. El independentismo de la Provincia Mayúscula reelabora sus ejes: seguridad, finanzas y política social. Vidalismo de base. Vicente quiere ser uno de sus corresponsales. Apunta las claves: proximidad, futuro y positividad. En eso consiste simplificar la vida de la gente: sintetizar, reducir propiedades. Lo dijeron los de Moody's: hay capital político para las reformas económicas. Adelante, radicales, no se queden atrás. Una sombra los persigue desde la Capital de Nada. Acá el problema son los arcaísmos -arguye‑ tienen que mirar el siglo XXI. La lentitud se paga: se está dando la vendetta, la Cosa Calabresa, costumbres de la familia presidencial.  

‑-Algunas palabras que te pueden servir -aconseja‑: excelencia, motivación, liderazgo, mística de equipo, potenciación de atributos personales, entrenamiento, gestión de riesgos, manejo de adversidades.

Vicente asiste a las charlas motivaciones, quiere actualizarse, ir a la cabeza. Pagan 80 mil pesos a una personalidad del deporte: gente exitosa. Piden ánimo, entusiasmo. Con ganas, no hay límites: así era. Lo importante es la emoción, los estímulos, recita Vicente. Repite el latiguillo: nerver pony, musculá, pura sangre. Eso es: los pura sangre. Azul, de elite. La cualidad diferencial. Mientras prevalezcan esos mecanicismos, no hay peligro, me explica Vicente. La deuda con la Provincia es piedra angular: ahí pivotean los equilibrios por venir. Federalísimos.

‑-Crecer entre los menos politizados, brindar garantías y seguridad jurídica a los inversores.

‑-Salir de la frontera -le digo.

--Todavía somos un país frágil, no lo niego, lo afirmó Standard and Poor's. 

‑-El país de frontera, los gendarmes, el capital desaparecedor...

‑-Ese metié.

Pero al final nos parecemos a Pakistán y Egipto. Las tareas de la hora, responderá Vicente. Para él, es un problema de rendimientos. No le importan los 125 millones de deuda. Tampoco si quedan disponibles 30, 40, pongámosle 50 mil palos, a lo sumo. Para eso la buena letra en el Consejo de las Américas. Los nombramientos para mostrar. Exhibir que no vienen de la política, de ese país fronterizo. Están ajenos, no quieren aprender nada. Tienen para ofrecer un futuro, proyección, reproductibilidad. La marca registrada con obras y bolsones, el Monje Negro vestido de camisa juvenil en el escenario y los sets televisivos. Nada de mitologías. Y acá: nuestra relumbrante joyita en el Concejo Municipal, los votos de todos los barrios, la ciudad amarilla.    

‑-¿Esos son los que van a pilotear el despegue? ¿El Mercado Libre que pide intervención del Estado?

Vicente se ríe, se burla. Sabe que va ganando, que ahora integra esa nómina selecta de ganadores. Es empleado, su aporte es mínimo, secundario, pero suficiente. La Capital de Nada le da esperanzas, el Complejo Portuario: desde acá arranca todo. Él no tiene verdaderas ambiciones, no espera sentarse en las mesas chicas. Solamente asistir alguna reunión, leer algún informe, dictar alguna orden. E invertir, poner a jugar su platita. Vicente está narcotizado con esa nueva vida que se abrió ante sí. Él se contenta con un trato responsable con los operadores y una llamada al agente para que le timbee unos pesos en la Bolsa. No entiende mucho de esquemas de poder, se subordina y disfruta. Para él es simple: crear uno, dos, tres, muchos Mani Pulite.

‑-Acá estamos tranquilos, la jeta la pone el Frente Quebrado. Tímido: piden y no le dan. Entonces tienen que ponerse más cordiales, más responsables, más entregados. Nosotros recolectamos lo que surge de todo eso.

Vicente se sabe flexible, plástico, amoldable. Oportunista, como en cualquiera de las épocas. No se pone a pensar que, llegado el caso, la torta se puede dar vuelta. El Estado será saneado definitivamente. Esto no tiene vuelta atrás, solo marcha hacia adelante, ostenta. Vicente casi que se emociona. Empedernido, así lo veo. Hay que tomar el Estado para cambiar la sociedad. Una verdadera revolución, dice. Todo lo que sume es bienvenido. Aprendieron, aprendimos, dice: 2001, primer impulso, formativo, perfeccionamiento del liberalismo artrítico. Después, 2012, la consagración, salvataje nacional, Bahamas sí, Argenzuela no. Turismo y timba, esa es la nuestra. Patria occidental y cristiana. Movimiento social de negocios. Vicente habla, está inflado. Qué importa la Provincia, ya se va a dar. Las facciones modernizadoras no reconocen partido, confía. Es marca compartida, sello: hay que ganar desde adentro. No cree que haya riesgo del conservadurismo popular.

-‑¿Te referís a los feudos radichetos del interior?

--No, primero la Provincia Mayúscula, después nosotros.

--¿Es decir el Conductor Empresario, una versión argenta de Trump?

‑-No tanto... no maduró la cosa, esto también es minuto a minuto. Pero no mide solo el rating. Va a tener que caminar el territorio: visitar a los viejos caudillos, los intendentes, sacar a relucir su espíritu bolivarense.

‑-Es lo que predominó en la historia -le digo‑. Si no les sale, se los cargan, se vuelven cada uno a su gerencia y se la quedan los Morados. Ni las pinchaditas al Ministro les van a servir.

‑-Acá por ahora van presos los policías, no pasa nada. Tiempo, danos.