Es difícil hacer un análisis sobre lo que pasó en el mundo del cine en 2024 sin tener en cuenta la crisis del público, signada por un cambio de costumbres en el consumo de las películas. La migración de los espectadores de las grandes salas a las pequeñas salas (las de sus propias casas) se venía percibiendo desde que Netflix empezó a jugar en el mercado global en 2011. Pero se aceleró de forma vertiginosa con la pandemia y cada año la tendencia se afirma.

Para comprobarlo alcanza con comparar las cifras de las recaudaciones globales de esta temporada con las de 2019, la anterior a la pandemia. Mientras las diez películas más vistas este año sumaron en conjunto algo más de 8.130 millones de dólares, cinco años antes habían acopiado nada menos que 13.244 millones, convirtiéndose en la mayor recaudación de un top 10 en la historia del cine. La misma tendencia explica en parte los bajos números del cine argentino en 2024. Aún así, este fue un año con mucho cine, del bueno y del no tan bueno, y hacer un balance puede ayudar a ordenar algunas ideas.

Superhéroes decadentes

A comienzos de los 2010 las adaptaciones de historietas de superhéroes terminaron de instalarse como el gran negocio que dominaría a la industria del cine durante los siguientes diez años. Los personajes con superpoderes se convirtieron en algo así como el boom de las canchas de paddle, pero en Hollywood, desplazando de a poco al cine de animación digital a las epopeyas épicas, a las adaptaciones de sagas literarias infanto-juveniles y a otros grandes parripollos del cine, con los que se disputaban el mercado desde el inicio del nuevo siglo.

El crecimiento sostenido de un fandom muy activo hacía pensar que el negocio duraría para siempre. El pico de ese auge se dio en 2018, cuando cinco de las más taquilleras del año fueron películas de superhéroes. Pero ya se sabe que no hay imperio que dure un milenio y el punto de quiebre llegó un año después, con el estreno de Avengers: Endgame, que marcó el final de una etapa. En 2020, en coincidencia con la pandemia, el cine de superhéroes explotó como la burbuja inmobiliaria y todo se empezó a desmoronar. A partir de ahí, ninguna película dedicada a esa temática superó el Rubicón de la mediocridad, afectando sensiblemente el rendimiento comercial del género.

Deadpool y Wolverine.

Justamente, 2024 representa el punto más bajo de los últimos diez años, ubicando a solo dos títulos en el top 10. Uno fue la omnipresente Deadpool & Wolverine, que se estrenó tras una de las campañas de marketing más grandes de los últimos años, aunque se puede decir que la película apenas cumple con los más fanáticos. El otro fue Venom: El último baile, que cerró una de las trilogías más flojas de la casa Marvel.

Dibujitos en alza

Al contrario de los superhéroes, el cine de animación volvió a ser el gran ganador de 2024, metiendo cuatro títulos entre las diez más vistas del año, el número más alto desde 2011: Intensamente 2, Mi villano favorito 4, Moana 2 y Kung Fu Panda 4. Por desgracia, ese éxito masivo no se replica en sus propuestas: ninguna de ellas tiene nada de original. En todos los casos, se trata de secuelas que simplemente pasan a engrosar el superpoblado territorio de las sagas, sin realizar aportes significativos a lo mejor que en cada caso ya habían ofrecido sus entregas previas. Eso sí, los casi 1.700 millones recaudados por Intensamente 2 le alcanzaron para convertirse en la película animada más lucrativa de la historia y la octava en el listado general.

Las cuatro películas que completan el top 10 tampoco tienen nada de original. Es que, o bien son parte de una saga, como Duna. Parte Dos, del canadiense Denis Villeneuve, y Godzilla x King Kong: el nuevo imperio, quinta entrega del llamado “monsterverse” (universo de los monstruos), o bien son productos realizados sobre las cenizas del éxito de producciones previas. A ese subgrupo pertenecen Wicked y Beetlejuice Beetlejuice, de Tim Burton, ambas secuelas muy tardías de películas como El mago de Oz (1939) o Beetlejuice (1988).

Lo más más

Esta vez lo mejor del año dentro del cine comercial hay que buscarlo fuera del listado de las más vistas e incluso fuera de la producción de los grandes estudios. Es que muchas de las películas más estimulantes de 2024 llevan la marca de la productora independiente A24, sello que esta temporada terminó de instalarse como sinónimo de un cine ambicioso y arriesgado, pero capaz de seducir al gran público.

El listado de películas y directores que este año llegaron a las salas locales de la mano de A24 es tan ecléctico como impresionante: Amor, mentiras y sangre, de Rose Glass; Civil War, de Alex Garland; MaXXXine, de Ti West; El tiempo que tenemos, de John Crowley; Heretic, de Scott Beck y Bryan Woods; y Queer, de Luca Guadagnino. A estas se les deben sumar otras tres aún no estrenadas en la Argentina: Parthenope, de Paolo Sorrentino; A Different Man, de Aaron Schimberg; y The Brutalist, de Brady Corbet, uno de los títulos que ya comenzó a acaparar nominaciones en la temporada de premios, incluyendo siete a los Globos de Oro.

Un caso particular es el del mencionado Guadagnino, que este año estrenó dos películas, una mejor que la otra, ya que antes de la citada Queer, que llegó a las salas el jueves pasado, a comienzos de 2024 el director italiano había presentado la intensa Desafiantes. Tampoco se puede dejar de mencionar entre lo mejor del año al thriller Longlegs, de Osgood Perkins; Alien: Romulus, del uruguayo Fede Álvarez; la película animada The Wild Robot, de Chris Sanders; y la simpática Wicked Little Letters, verdadero duelo actoral entre las británicas Jessie Buckley y Olivia Colman, dirigidas por Thea Sharrock, que no pasó por los cines argentinos. Y por supuesto, La habitación de al lado, primera película de Pedro Almodóvar rodada en inglés, que propone otro duelo de actrices, no menos interesante que el anterior, en este caso entre Tilda Swinton y Julianne Moore.

Fracasos

Esta fue una de las palabras más repetidas de 2024 en el ámbito del cine internacional, acompañando a buena parte de los títulos más esperados de un año en el que muchas de las grandes apuestas de los estudios no rindieron en las boleterías. Esta categoría abarca algunos buenos trabajos que no contaron con el favor del público en las salas, como Furiosa, de la saga Mad Max, del australiano George Miller, que a pesar de su calidad no logró la respuesta esperada.

Civil War.

Los casos contrarios podrían ser Gladiador II, de Ridley Scott, o Guasón: Folie a Deux, de Todd Philips, que no cumplieron con la expectativa generada en la previa, pero que así y todo obtuvieron un rendimiento comercial aceptable. Por supuesto, entre los fracasos notorios también deben incluirse a todo lo que haya tenido que ver con superhéroes, empezando por la citada Venom, a la que hay que sumarle Madame Web y Kraven, el cazador, confirmando la decadencia del género. Habrá que ver como responde a esto el Superman de James Gunn, la gran esperanza del cine superheroico en 2025.

Festivales

La crisis ha acentuado el lugar que los grandes festivales ocupan como reservorio del cine más desafiante y de mayor calidad, aunque la regla no siempre se cumple. Entre ellos, el de Cannes sigue siendo el más influyente. Este año su programación incluyó a Anora, nuevo trabajo del gran Sean Baker, que se alzó con la Palma de Oro y tendrá su fecha de estreno local el 16 de enero próximo. Por su parte, La sustancia, de Coralie Fargeat, se llevó el premio a Mejor Guion y se convirtió en un éxito inesperado que pasó de las salas a la plataforma Mubi. Por último, el premio a Mejor Director le correspondió al cineasta portugués Miguel Gomes por su película Grand Tour, que no tiene fecha de estreno comercial en la Argentina.

En Cannes también generó polémica Emilia Pérez, último trabajo del francés Jacques Audiard, que se estrenará por acá el 23 de enero. Otras dos películas de las que se habló mucho (en general no muy bien) fueron las hipertróficas Megalópolis, de Francis Ford Coppola, y Horizon: An American Saga, el western épico dirigido y protagonizado por Kevin Costner. La primera tendrá su estreno local el jueves próximo, mientras que la segunda fue directo al streaming, vía plataforma Max.

Anora, de Sean Baker, Palma de Oro en Cannes.

El Festival de Venecia fue el lugar donde se presentaron las ya nombradas Guasón, Queer, La habitación de al lado, ganadora del León de Oro, y The Brutalist, que se quedó con el premio a Mejor Dirección. Por su parte, en la Berlinale el sensible documental Dahomey, de la cineasta franco-senegalesa Mati Diop, se alzó con el Oso de Oro, dentro de una competencia en la que también se destacaron Traveler’s Needs, del surcoreano Hong Sang-soo, y The Empire, del francés Bruno Dumont, ambas merecedoras de sendos premios del jurado. Por último, Cónclave, del alemán Edward Berger, pasó por los festivales de San Sebastián y Toronto, trampolines desde los que se estableció como otra de las grandes animadoras de la próxima temporada de premios. Cónclave no tiene fecha de estreno en la Argentina.

Efecto global

Desde hace algunos años, las películas producidas en el núcleo de Hollywood vienen perdiendo terreno en la lista de las 100 películas más vistas. Y en 2024 esa tendencia también se profundizó. Son siete las películas de otras cinematografías que lograron ingresar dentro del top 50, tres de ellas japonesas: los animé Detective Conan: The Million-Dollar Pentagram y Haikyu!! The Dumpster Battle, y la épica histórica Kingdom 4: Return of the Great General. En ese grupo también aparecen las surcoreanas Exhuma, exponente del género de terror, y el policial de acción The Roundup: Punishment.

El cine francés también consiguió mojarle la oreja a Hollywood, colando a la comedia Un p'tit truc en plus y una nueva versión del clásico de Víctor Hugo, El conde de Montecristo, en el pelotón de las 50 películas más rentables del año. Si la mirada se amplía al top 100, aparecen otras 17 películas provenientes de Japón, Corea del Sur, Francia, Alemania, India, Rusia, Croacia o Filipinas.

Temporada de reestrenos

Una prueba irrefutable del bloqueo creativo que atraviesa Hollywood, retroalimentado por la aludida crisis de espectadores, la aporta la ola de reestrenos que tuvieron lugar en todo el mundo durante 2024. Con la excusa de su 15° aniversario, este año volvió a proyectarse Coraline, obra maestra del cine animado dirigida por Henry Selick. La película llegó a recaudar más de 50 millones de dólares en todo el mundo, cifra que la dejó a las puertas de ser una de las 50 películas más vistas de la temporada.

Otros dos reestrenos que lograron ubicarse entre los 100 títulos que más recaudaron en el año son El caballero de la noche asciende (2012) e Interestelar (2014), ambas del británico Christopher Nolan, quizás el cineasta más exitoso del siglo XXI si se tienen en cuenta las recaudaciones de sus películas. El reestreno de Interestelar en la Argentina está previsto para el 9 de enero. Ya rascando el fondo de la olla, fuera del Top 100 aparecen los reestrenos de La Guerra de las Galaxias. Episodio I - La amenaza fantasma (George Lucas, 1999) y El señor de los anillos: El regreso del rey (Peter Jackson, 2003).

Jurado N° 2, de Clint Eastwood.

Pero el fenómeno de los reestrenos estuvo lejos de ser una potestad de los tanques extranjeros: también ocurrió en la Argentina con películas nacionales y el resultado fue mucho más radical. Las pantallas locales volvieron a recibir a dos de sus mayores éxitos: Nueve reinas (2000) y Relatos salvajes (2014). La notable ópera prima de Fabián Bielinsky fue vista por 80 mil espectadores, suficiente para ubicarse en el tercer escalón del podio de las películas nacionales más vistas en 2024. Por su parte, otros 18 mil volvieron al cine para ver la de Damián Szifrón, que gracias a ellos alcanzó el 14° lugar en la misma lista.


Dos casos extraños

Aunque las razones son distintas, las últimas producciones de dos grandes y muy prolíficos directores como Woody Allen (89 años) y Clint Eastwood (94 años) tuvieron estrenos complicados. En el caso del primero, su película Golpe de suerte en París se vio afectada por la campaña para cancelar su figura a raíz de la acusación de abuso que desde hace años sostiene una de sus hijas adoptivas. Así y todo, la película tuvo un breve paso por las mismas salas locales que en las décadas de 1970, 1980 y 1990 se llenaban para ver cada nuevo trabajo de Allen.

El caso de Jurado N° 2, en cambio, resulta inexplicable. Warner, la empresa productora, decidió darle un estreno limitado en salas (solo en algunos países) y en su lugar la mandó directo al streaming (en la Argentina puede verse en Max). La película representa una vuelta a lo mejor de la filmografía clásica de Eastwood, tras el notorio paso en falso que representó Cry Macho (2021), su trabajo anterior. En contra de toda previsión, Jurado N° 2 se las arregló para arañar el top 100 de las películas más vistas de 2024: quedó en el puesto 101. Prueba suficiente para confirmar que Warner la pifió de medio a medio al no permitir que la película ocupara su hábitat natural: las salas de cine.