La mujer, bailarina profesional, apura el paso para llegar a tiempo a una audición importante. Está llegando tarde: ese día su hijo de 7 años levantó temperatura, así que tuvo que salir corriendo para retirarlo del colegio y llevarlo a una guardia pediátrica. Ambos recorren las calles de París y llegan finalmente al teatro donde tiene lugar la selección de talentos, pero la llamada del casting ha finalizado y la lista de candidatas ya ha cerrado sus filas. Ese es el punto de partida de Una alegoría urbana, cortometraje codirigido por la cineasta italiana Alice Rohrwacher y el reconocido fotógrafo y artista callejero francés JR. La instalación performática que se describe en la ficción existió en la vida real: Chiroptera, una colaboración entre JR, el coreógrafo Damien Jalet y el músico Thomas Bangalter, famoso por ser una de las patas del dúo Daft Punk. La obra fue presentada al público el año pasado frente a la Place de l'Opéra parisina y tiene su origen en la "Alegoría de la caverna", del filósofo griego Platón. Protagonizado por la actriz franco-argelina Lyna Khoudri y con la participación del realizador Léos Carax como el responsable de la puesta teatral dentro de la ficción, el cortometraje está disponible en la plataforma MUBI bajo el título internacional en inglés An Urban Allegory.

“Cuando comenzamos a trabajar con Damien y Thomas en Chiroptera tuvimos una conversación con Alice”, recuerda JR en comunicación con Página/12 desde París, acompañado en la misma videollamada por su colega en la dirección. “La cuestión era cómo crear algo entre los dos que funcionara en paralelo a la instalación, aunque no tuviera nada que ver con la performance en sí misma. ¿Tal vez podríamos usar algunas sombras, algunos bailarines? ¿O quizá crear la historia de ficción de una de las bailarinas, entrar en su vida? La idea, desde luego, era seguir la conversación alrededor de la 'Alegoría de la caverna' de Platón, que es infinita y permite abordarla de mil maneras. Así comenzó todo: un intento de reunir el mundo creativo de Alice con el mío a partir de esas directivas. Si bien los proyectos comenzaron al mismo tiempo, lo que creamos con Alice fue un viaje diferente, único en su proceso. Incluso las cámaras que usamos para el cortometraje son diferentes a las que se utilizaron para filmar la performance Chiroptera”.

“La ciudad, el mundo alrededor de nosotros, es uno de los protagonistas de Una alegoría urbana, acota Rohrwacher, quien a pesar de ser reconocida por sus largometrajes – Cuerpo celeste, Las maravillas, Lazzaro feliz y el más reciente, la estupenda La quimera, que casualmente tendrá su estreno comercial en la Argentina este jueves 2 de enero– tiene en su haber varios relatos en formato breve, como el nominado al Oscar Le pupille, que puede verse en Disney+. “La historia comienza con imágenes de la ciudad, con sus ojos, que son las ventanas. En realidad, podríamos decir que la ciudad es la gran protagonista de la historia. Y en esa ciudad hay un niño que la recorre y puede ver las cosas de una forma un poquito diferente. No es casual que al comienzo tenga en sus manos un calidoscopio creado por él mismo. Pero el aparato se rompe, así que luego sólo le quedan los ojos para observarlo todo. Al reflexionar sobre la caverna de Platón en realidad nos preguntamos dónde está esa cueva hoy en día. ¿Es un espacio físico o imaginario? Llegamos a la conclusión de que no es físico ni imaginario, sino que está presente en todo momento, en un gesto, en cualquier momento en el cual no podemos mover la cabeza ni los ojos y, al observar, creemos que lo que tenemos delante es la realidad”.

Escena de Una alegoría urbana.

-Una alegoría urbana utiliza los mecanismos de la fantasía. Una vez que Jay, el pequeño protagonista, se aleja de su madre, comienza a descubrir otras imágenes ocultas a los ojos de la mayoría.

Alice Rohrwacher: -Cada vez que no somos capaces de ver con otra perspectiva y creemos que existe sólo una estamos metidos en la cueva. Hay razones por las cuales nuestros ojos parecen estar congelados; hay un poder que nos obliga a mirar en una única dirección, o bien porque nos gusta hacerlo. Miramos algo, tal vez una pantalla, y creemos que esa es la realidad. La cueva está en todos lados y al mismo tiempo. Para nosotros la frase más importante del cortometraje es la que se escucha hacia el final: “Quizá no sea suficiente decir que las imágenes son ilusiones ya que las cadenas son reales”. Eso es muy importante, porque solemos usar la alegoría de Platón para afirmar que las imágenes no son otra cosa que una ilusión, pero nosotros trabajamos con imágenes. Aunque no para la industria de la ilusión sino para acercarnos a la realidad. Nos interesa buscar la realidad. Por eso la caverna, en nuestra historia, está en todas partes.

-Es que las imágenes en movimiento están en todos lados, a toda hora. ¿Creen que el cine como proceso técnico y creativo sigue teniendo fuerza a la hora de competir con esa ubicuidad y poderío?

A.R.: -Es más poderoso que nunca. El cine no es simplemente una serie de imágenes sino un punto de vista.

JR.: -Ciento por ciento de acuerdo. Además, en este caso, sabíamos desde el principio que para hacer que el pequeño Jay fuera el intermediario de nuestro punto de vista no utilizaríamos efectos visuales digitales ni nada por el estilo. La razón es simple: queríamos que todo se sintiera real, las manos, las paredes, la imperfección de la vida. Junto con Alice queríamos que el espectador viera los granos de la pared y los de la película. Más allá de que llevamos al espectador de la mano para contarle una historia de ficción, queríamos interpelarlo para que encuentre paralelos con su propia realidad.

-La elección de Léos Carax para interpretar al director de la obra no parece casual, entonces.

A.R.: -Para ese personaje teníamos que encontrar a alguien que fuera una especie de fugitivo. Hay muchos artistas, realizadores, docentes, campesinos, amas de casa que escapan de la caverna, que rompen las cadenas. Y, como dice Platón, muchos de ellos deciden volver adentro para hablarles a los demás prisioneros e intentar despertarlos. Léos es uno de ellos, es como un símbolo de ese escape.

-En 2017 JR trabajó junto a Agnès Varda codirigiendo el largometraje documental Visages Villages, penúltimo film antes de su muerte dos años más tarde. No parece difícil imaginar que la directora de Cleo de 5 a 7 y La felicidad estaría conforme con los resultados de esta colaboración entre ustedes dos.

JR: -La única razón por la cual Alice y yo estamos juntos haciendo esto es porque Agnès nos presentó. Ella se aseguró de que nos conociéramos porque creía que juntos podíamos crear algo interesante. Creo que puedo hablar por ambos y decir que Agnès forma parte de nuestras vidas y nos empuja a seguir creando.