La obra de Chacho Muller se prolonga en las apropiaciones y reelaboraciones que suscita; como lo significa Chacho Muller para Cuerdas, el reciente disco de la violinista Ariadna Bruschini, compuesto por ocho composiciones arregladas para quinteto de cuerdas y cantante. “A la obra de Chacho Muller la descubrí en la adolescencia, y me pareció impresionante. Me acuerdo de escuchar ‘Mujer de la isla’, me pareció de una riqueza enorme, me conmovió profundamente y me provocó una sensación que me imantó a su obra”, comenta Ariadna Bruschini a Rosario/12.

“Más adelante, en uno de los encuentros de músicos que se hacían en Rosario, estuve en un taller que dictaba Lilián Saba, gran pianista, arregladora y maestra; ella llevó un arreglo de ‘La isla’, volvió a aparecer su música y esa misma sensación. Su obra tiene un vuelo no solamente musical sino poético. Yo siento que él encontró una manera muy hermosa de conjugar la autoría con la composición”, continúa la violinista.

-El disco es también consecuencia de tus estudios de licenciatura, ¿no?

-Así es. Estudiando en la carrea de Licenciatura en Música Argentina, en la UNSAM, empecé a escribir arreglos para cuerdas, y con la música de Chacho Muller hice mi trabajo de tesis. Yo soy violinista y la realidad es que, como cuerdista, hay poco material que sea solamente de formaciones de cuerdas, sin guitarra, sin bombo, sin piano. Hay pocas cosas, hay que rastrearlas, y entonces conjugué un poco estos dos deseos: interpretar la obra de Chacho Muller desde mi perspectiva y desde mi situación, y aportar un material a la literatura de cuerda de música argentina. De hecho, el material de partituras es de libre acceso, o sea, si alguien me las pide, las puede utilizar. Todavía no encontré la vuelta de cómo poder publicarlo, como libro de partituras, pero ése es el próximo paso. Desde luego, hago todo con el apoyo de muchos amigos y colegas, pero es un trabajo que fui haciendo sola. Del encuentro de estas dos ganas salió este disco, que a mí me encanta; cada vez que lo escucho me emociona, porque era una idea en mi cabeza desde hace varios años, y escucharlo materializado es hermoso.

 

 

-El repertorio debió ser muy atractivo de elegir, pero no menos complejo.

-La elección del repertorio fue difícil, porque te dan ganas de que estén un montón de otros temas, que son preciosos. A Chacho Muller se lo asocia siempre al chamamé y la música de litoral, pero él compuso todos los géneros, y por eso, me dieron ganas de abrir un poco la puerta a algunas otras músicas, que no tuviesen que ver solamente con lo que él llama la canción del litoral. Si bien en el disco predomina este tipo de canciones, hay una chacarera, una zamba, una milonga campera, una huella. En cuanto a las canciones del litoral, fue muy difícil, porque para mí son todas muy preciosas y hubo que dejar material afuera. Quizás puedan incluirse en algún otro material.

En cuanto a la conformación del quinteto de cuerdas, en donde Bruschini es el primer violín, la música comenta: “Para el contrabajo lo convoqué a Fermín Suárez; en cello a Regina Manfredi, mi compañera del dúo Bruma, con quien vengo trabajando hace un buen tiempo; convoqué a Leonardo Abildgaard, un violista que está más en el tango; y en el segundo violín está Lucía Cuesta, una violinista de Córdoba que actualmente vive en Buenos Aires, con quien también he trabajado”. La selección de las voces cantoras implicó una tarea distintiva; según Bruschini: “Son ocho cantoras distintas, una por cada tema. Quise que fueran voces diferentes. Y para eso, convoqué cantantes con distintas particularidades, algunas vienen más de la canción, otras más del tango y del folklore. Participó Myriam Cubelos, y para mí fue un honor y un placer, porque ella era muy amiga del Chacho, ha cantado y compartido mucho con él. Era importante que pudiera ser parte, y cantó ‘Creciente abajo’, un tema que nunca había grabado. Fue una perla poder contar con ella. De Rosario participaron también Maia López y Ana Paula Berardo; y convoqué a Luz Matas, Magalí Juares, Luisina Mathieu, Cecilia De Los Santos y Florencia Cambas. Elegí especialmente un tema para cada una. Los arreglos están escritos de una manera en donde la voz sea una suerte de instrumento más; es decir, no es el quinteto de cuerdas acompañando a una cantora, sino que es la cantora siendo parte de un orgánico. Si bien había espacio para que pudieran frasear o hacer alguna propuesta más personal, había que tratar de cantar lo que estaba armado en el arreglo, con la voz pensada como un instrumento más. No es fácil cantar con un quinteto de cuerdas, así que estoy muy agradecida con todas ellas”.

 

Las canciones que pueden escucharse en Chacho Muller para Cuerdas son: “La isla”, “Ay, soledad”, “Pescadores de mi río”, “Tristeza de domingo”, “Creciente abajo”, “Luna de los guitarreros”, “La niñez”, “Pampa gringa”.