Patricia Malanca está recién llegada de Las Vegas y todavía está movilizada por esa experiencia. Fue la única mujer nominada al Grammy Latino en la categoría Mejor álbum de Tango por su disco Bucles (2015). “Es un disco doméstico, bien criollo, que tributaba a los poetas contemporáneos del tango y que no tenía pretensiones de volar a la estratósfera o llegar a la gran industria de la música”, se sorprende la cantora de tangos. “Para el Grammy, nosotros somos música de cámara, ‘música clásica’, porque compite con el vallenato, bachata y el reggaetón”, analiza la también psicóloga, pero reconoce que el disco tenía “los condimentos en materia de producción y sonido para agradar a la industria de la música”. El premio, finalmente, se lo ganó el músico Fernando Otero. Ahora Malanca se encuentra sumergida en otro proyecto conceptual: Grecotango, un disco que encuentra puntos de contacto entre el tango y el rebético, una música popular oriunda de Grecia. A punto de editarse en formato físico en Grecia, la cantora adelantará estas canciones hoy a las 21 en el Tasso (Defensa 1575).
“Atenas siempre me pareció un destino exótico, pero me contaron que allí había una movida tanguera muy grande ¡Y cuando llegué, me morí!”, cuenta Malanca. “Las milongas están llenas, explotan, hay una movida de tango viva”, dice. En ese país se encontró con una tradición musical similar a la de Buenos Aires y descubrió el rebético: “Es una música que a fines del siglo XX se empieza a desarrollar en los suburbios de Atenas y que tiene un origen carcelario, prostibulario.
¿A qué te suena? Surge como música de protesta, porque luego de la creación del estado moderno, en 1821, los griegos querían establecer una cultura nacional y erradicar todo rastro de influencia turca”, explica. Y esa música se empieza a propagar por los bares alrededor del Puerto del Pireo, con características similares al puerto de la Boca. En 1930 el rebético se populariza en Atenas y, durante la 2º Guerra Mundial, “se convierte en la música de resistencia anti nazi”.
El repertorio del disco es original. Hay una versión de “Malena” con fragmentos cantados en griego, un vals del repertorio de Gardel con fragmentos en idioma griego (“Noche de Atenas” de Horacio Pettorossi), un tango actual compuesto en los últimos años por un poeta argentino residente en Grecia (“Atenas en Buenos Aires”, de Carlos Dall’Asta) y un “tecno tango” (“Tango”) intervenido por el rapero griego Nikitas Klint y los aportes de Dimitris Karras. Y, además, piezas de autores griegos en clave tanguera, como “Frangosyriani” de Markos Vamvakaris, o “Cherchez La Femme” de Vasilis Tsitsanis fusionada con “Libertango” de Ástor Piazzolla. “Un viaje filosofal llevando las vertientes del tango hacia las entrañas del Asia Menor y la Europa Balcánica”, fundamenta.