Durante la gira por los veinte años, dominada por el homenaje en retrospectiva, la Vela Puerca quiso ofrecer una novedad más allá de las canciones: la cerveza artesanal cooperativa que hizo en sociedad con Antares y la uruguaya Cabezas Beer. “Quisimos venderla en el show de Rosario, pero no pudimos. Entonces la tiramos a la cancha en el tercer tiempo de ese recital, que fue en el subsuelo del Anfiteatro Municipal y estuvo muy concurrido”, explica el Enano, maestro cervecero de la Vela Puerca. “Me enseñó un brasileño, hace siete años, y hago de a veinte litros, solo pa’ mí. Tengo que administrarla bien, porque si no, no dura dos asados. Si querés venir a casa a tomar un litro de la mía, tenés que traer tres de otras”.

Para el cantante, “el mundo de la cerveza artesanal tiene mucho que ver con el de la música”. “De hecho, en ambos casos normalmente se empieza a producir en un garaje. Hacer canciones no parece tan distinto a hacer birra”. Aunque se define como un “rústico”, el Enano roza la erudición: ahora, por ejemplo, está experimentando una receta propia en base a la bitter inglesa. “La embotellé hace diez días y ya está pa’ tomar”, explica, antes de describir con precisión que “es todo un laburo, ya que primero lleva nueve horas de cocción, después la dejás fermentando diez u once días, luego una segunda fermentación con carbonatización y, por último, la embotellas, la tapás y la esperás diez días más en el frío”.

La cerveza artesanal que La Vela convidó en su gira por los veinte años estaba en la franja de las american pale ale. Aunque toda la banda aprobó la creación, al Enano le quedó el paladar agrio por un veto que le impusieron. “Quería meterle yerba mate, pero no me dejaron. Decían que quedaba amarga, pero para mí que se cagaron”, dice el cantante, entre carcajadas, expresando acaso dos verdades. “Y mirá como son las cosas: hace poco probé otra birra colaborativa, también de Cabezas, pero con Granizo, un emprendimiento artesanal de Chile, que anduvo muy bien porque incluyó merquén, una especie de pimentón de la vera español, como un ají picado en polvo. Y le deja un gustito maravilloso... ¡parecido a la yerba!”