El gobernador de Santa Fe no quiere que los logros de su primer año de gestión, más bien políticos, queden atados a los pésimos números económicos con los que la provincia termina este 2024 para el olvido. Con la destrucción de casi 18 mil puestos de trabajo registrados y la caída de actividad para 93 de 100 rubros industriales; Maximiliano Pullaro intenta destacar un perfil productivo. Pero el desmarque es tibio aún en ese aspecto porque sabe que el acompañamiento al presidente Javier Milei sigue siendo alto en Santa Fe.
Cuando le preguntan a Pullaro por los reclamos provinciales al gobierno nacional señala que “ellos están concentrados en la macroeconomía” y que “no escuchan otra cosa”. Los políticos profesionales no se pelean con otros cuando están arriba. Esperan que la espuma baje. El mandatario provincial conoce de sobra las reglas y no se queja ni siquiera cuando es claramente excluido de actos relacionados con anuncios de seguridad en territorio santafesino, como pasó días pasados con la farsesca parada en la cárcel federal de Coronda o el plan de mejoras barriales para Tablada en Rosario.
Para el gobierno provincial, en el relato oficial, el 2024 fue menos negativo de lo previsto para Santa Fe, con repuntes en algunos sectores productivos y señales de recuperación económica, aunque persisten algunos desafíos pendientes, especialmente en relación con la falta de inversiones estratégicas desde Nación. Así lo expresan, de manera elegante cuando en realidad Nación ni siquiera corta los yuyos en las rutas nacionales. La presión de todo el año de parte de la provincia hizo que en el último mes apareciera un decreto de inversión de 85 mil millones de pesos en tres años para mejoras viales en las rutas 178, 34 y 11.
El ministro de Desarrollo Productivo de Santa Fe, Gustavo Puccini, celebró una producción agrícola superior a la del ciclo anterior, con 12 millones más de toneladas de trigo, maíz y soja en la campaña 2023/2024 respecto de la 2022/2023. Y aseguró que la mejora estuvo condicionada por precios internacionales desfavorables: "Si los precios hubieran acompañado, el impacto habría sido mucho mayor". Además, destacó que las lluvias llegaron a tiempo para paliar la situación crítica que venía del año de sequías.
Puccini afirmó además los pedidos de la provincia a Nación, enfocados en inversiones estratégicas en infraestructura. "Santa Fe aporta mucho al país, especialmente porque el 85% de las exportaciones salen de la provincia, pero recibe casi nada en comparación", dijo. Entre las obras solicitadas, figuran proyectos clave para el desarrollo logístico y productivo de la región, que beneficiarían tanto a Santa Fe como al resto del país. Y valoró el esfuerzo de las pequeñas y medianas empresas por sostener el empleo, a pesar de un contexto económico marcado por la baja en el consumo: "Las pymes han hecho un gran esfuerzo en mantener la mano de obra".
Lo que no termina de exponer con claridad el relato oficial de la provincia es que el ordenamiento económico que propone Milei sólo ha generado indicadores negativos para la actividad industrial santafesina.
Para la Federación Industrial de la Provincia de Santa Fe (Fisfe), “93 de 100 rubros industriales están pasando por momentos sumamente difíciles”. Sea por el descenso de la actividad; sea por el impacto de medidas que alientan importaciones indiscriminadas que afectan a la industria; o por la caída que no encuentra límites. También desde la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came) se informó de “los efectos negativos de la importación indiscriminada en la cristalería de la provincia de Santa Fe, porque ingresan productos similares a los que se fabrican con precios 50% menores a los de las empresas santafesinas”. Lo mismo sucede con “las fábricas de broches de madera y de plástico para la ropa, instaladas en la provincia, están siendo afectadas en sus ventas por las importaciones y ya están planteando una posible reducción de personal o el cierre”, señalaron desde la entidad.
El diputado nacional por Santa Fe Roberto Mirabella, que esta semana fue seriamente cuestionado por irse del bloque de Unión por la Patria, ya había señalado meses atrás que “las respuestas que necesita la Argentina, no están en la Plaza de Mayo. Estoy convencido que las respuestas que se necesitan hay que buscarlas en el interior productivo, en los que trabajan, producen, invierten y generan valor”. Más allá de las especulaciones electorales que le adjudican en la interna peronista, Mirabella apuntó que “hay que cuestionar esta apertura total e indiscriminada de importaciones de productos que terminan destrozando la producción provincial”. Y amplió en que “una cosa es importar bienes de capital o productos que no se fabriquen en el país para generar nuevos artículos, y otra cosa es dejar que nos inunden de productos chinos que terminan despedazando a nuestra industria”.
El cuadro tarifario
Sobre el final del año, la Federación Industrial cierra con reclamos al gobierno provincial por el cuadro tarifario que se viene para 2025. Si bien el promedio es del 25%, aseguran que para las grandes demandas el incremento llegará al 80%. La especialista en energía de Fisfe, María Eugenia Martínez, realizó el cálculo sobre lo que pagaron los ajustes que recibieron a lo largo de este año, y aseguró que en enero de 2025, el incremento interanual, es decir respecto a enero de este año, será mayor al 300%.
Hay que recordar que el valor final de las tarifas de luz tienen un componente de origen, que lo define Nación, mientras que la EPE define el valor de la distribución de esa energía. Además, entre los consumidores hay distintas categorías de usuarios. Pueden ser residenciales o grandes demandas, como sucede con los industriales.
Teniendo en cuenta que las tarifas volvieron a tener fuerte influencia en la composición de costos industriales, la dirigente industrial manifestó: “Nosotros pedimos condiciones de competitividad. Todo lo que es costos, incluyendo los servicios energéticos, hacen a la composición de los precios finales”.
Este factor, se suma a las dificultades que genera la caída en el consumo interno, que a su vez repercute en la baja de la productividad en las plantas industriales. Esto se refleja en los datos de Fisfe, que indican que el único sector que está funcionando es el vinculado a la cadena de soja.
Por último, Martínez se refirió a la apertura importadora dispuesta por el gobierno nacional y analizó: “Hay que ver qué consecuencias tiene esta nueva ola importadora. Aún no estamos viendo el aluvión importador, cuando todo se flexibilice realmente vamos a ver qué impacto tiene. Ahora está la ilusión de que venderemos productos baratos de China, el tema es a quién se lo vamos a vender”.