Bailan, cantan, cuentan chistes y buscan siempre, siempre el mejor precio. La pareja 360, Andrés Rovetto y Fer Soto, muestran todo ante la cámara para más de 300 mil seguidores cosechados en Instagram y Tiktok. Se ríen de sí mismos, de su humanidad, se quejan, cuidan a la paloma Marcela en el balcón, muestran sus calzoncillos rotos y miden el tamaño de los huevos que Gustavo, su verdulero de (no tanta) confianza, les vende por maple

Veto y Fer son como cualquier pareja de esas de toda la vida, la que va al súper y busca ofertas, la que se cuenta el chisme nuevo. Rompiendo todos los nichos, se muestran orgullosamente casados, enamorados a los besos y abrazos pero sobre todo: a pura risa. @vetoyfer hablan con SOY acerca de su aventura en redes sociales, los cambios en la percepción del humor y lo transformador que es mostrar en redes que, también, se puede ser un poquito feliz.

 

 

¿Antes de romperla en redes tenían experiencia con la actuación?

Veto: Yo me dedico a la actuación desde la adolescencia, con un grupo de amigos en Rosario, de donde soy. Estuve trece años con un grupo de teatro (Lolumvrise) hasta que me vine a vivir acá (CABA). Hice teatro de todo tipo y color, estuve en Stravaganza y obras siempre relacionadas al humor. Cuando nos conocimos con Fer lo comencé a filmar más en onda redes, sitcom, reality y siempre tuvo una esencia teatral.

Fer: Hice teatro de chico pero nunca me había dedicado a esto, fui más por el diseño, hasta hace dos años que empezamos con esto.

Veto: Cuando nos conocimos quisimos sacarnos las ganas de hacer teatro juntos e hicimos un microteatro, SuBingo. Tenemos ganas de hacerla con más producción y más largo.

¿Cómo fue cuando se conocieron?

F: A fines de 2019, por Instagram, pero nos vimos por primera vez el 31 de mayo del 2020.

V: Vivíamos a seis cuadras y salimos como con el bolsito para el súper. Tuvimos una cita en la casa donde vivimos ahora que ya vivía ahí Fer antes. Nos conocíamos de charlar y reírnos de cualquier cosa y cuando nos vimos por primera vez en persona fue un delirio total. Jugábamos con un móvil en vivo donde lo entrevistaba y él hacía de entrevistado. No sabíamos si íbamos a enamorarnos así pero que íbamos a pasarla bien, seguro.

Hay siempre referencias a la farándula y la tele que es algo muy cuir, muy de las reivindicaciones del colectivo en los últimos años en su contenido

V: Somos hijos de la televisión. Los 90 y los 00 nos han marcado de una manera muy concreta. Nunca hizo falta que nos expliquemos los famosos ni las novelas, no podíamos creer que el otro conociera tanto y es un código que no es sencillo de encontrar.

F: Ese primer día uno le dijo al otro "duro duro mirá cómo te bailo" y no hubo nada que explicar, sabía que era Alejandra Pradón en Intrusos.

 

 

¿Creen que con las nuevas plataformas y las redes cambió el humor que se hacía antes, a pesar de esa reivindicación?

V: Hay algo de las formas, pero no de la violencia con la que se hacía. Antes había una burla al otro donde no importaba nada. Hay que cambiar esas cosas sino no se trasciende como sociedad. Pienso en Zulma Lobato cuando fue a lo de Anabela Ascar; ahora lo vemos y nos parece inhumano. Pero por ahí Moría diciendo "no, no te voy a dar un beso" por ahí es un tono sin ninguna maldad de fondo.

¿Y ustedes se limitan temas al momento de reírse?

F: Es todo improvisado. A veces sabemos que tenemos que filmar algo para una marca y viene Andy y me encara con la cámara y no hay texto, nada, y sale.

V: Ni le digo cuando empiezo a filmar. Él es un gran clown. Mientras menos le digas mejor va a salir, es su esencia, entre medio torpe y obsesivo, preocupado pero súper relajado. Es nuestra forma y mientras podamos sostenerlo…

Cuesta pensar que sus videos están armados. Su casa no es un decorado callado como quisiera Moria, es la casa donde conviven desde la pandemia y que su comunidad online conoce como la palma de su mano. El carrito con el que que Fer entra con las compras es el que usa para ir al mercado y los precios que se comentan son los que muestran las góndolas del súper, Fer usa sus bocadillos y muletillas y Veto baila con su pijama enterizo. En esa realidad absolutamente imposible de armar, la profunda amorosidad con que se hablan y ríen de las cosas que los hace humanos parece no entrar en ningún guión ni seguir ningún algoritmo.

¿Cómo viven estar dentro del algoritmo, los canjes y las colaboraciones?

F: Si hacemos alguna lo hacemos cuando hay onda previa, no por la búsqueda de que se vea más. No somos de estar tan pendientes de las tendencias. Buscamos tener nuestra propia agenda y estilo y no hacer cosas sólo porque es la moda de la semana.

V: La batalla con el algoritmo es una batalla perdida. Entonces hacemos lo que nos divierte y ya porque a veces los videos más genuinos y sencillos se viralizan más que los más estructurados. Es una discusión/debate con algunas marcas que al principio querían que digamos tal cosa pero nosotros lo decimos con nuestro propio estilo y terminan por entenderlo.

¿Sienten que hay cosas que no pueden poner en su “vidriera” de redes?

F: Nos hemos hasta reído de los boxer rotos, con vergüenza pero es todo para reírnos. Él me invita todo el tiempo a reírnos de nosotros.

V: Si hacemos algo lo hacemos es para reírnos de nosotros haciendo eso, no para vendernos.¿Vos te pensás que nadie tiene un calzoncillo roto? Siento que las redes te quieren poner en un lugar tan careta, tan de filtro y no sé qué, y uno lucha con esos fantasmas…

Aún así mantienen un estilo muy costumbrista, cero estructurado, muy al humor de los ochenta y ese estilo de sketchs…

V: Sí, parodiamos mucho eso, buscando que se note que no estamos haciendo algo que se hace siempre. Cada tanto imitamos a alguna Rocasalvo, algo mas Legrandnesco, pero en general somos nosotros siendo como es cualquier pareja con los refranes y frases que usamos todos los días. Al principio le decían a Fer "Sos la Lita de Lazzari 2.0" pero porque no nos distanciamos de las personas que nos ven.

 

 

F: Algunas cosas sí nos fijamos en la edición del video, pero la gran mayoría se hace y ya, al momento de grabar como mucho repasamos lo que hay que decir pero después es todo natural.

¿Se sienten interpelados por esos comediantes de los 80 que la rompían con ese humor?

V: Hay una anécdota de cuando hace mucho tiempo fui a un programa de tele de Rosario, al que fui por un taller que hacía y era súper profesional. El conductor me preguntó cómo quién quería ser cuando sea grande y yo estaba re nervioso. Entonces respondí:"Yo quiero ser yo". Y no se entiende qué quiero decir, siempre me cargan por eso. Pero creo ahora que a lo que me refería es que uno puede tener muchos referentes, inspiraciones pero queremos tener nuestro estilo.

La pareja de los maples disfruta del teatro y observa a los nuevos comediantes con admiración. Ir a la sala es un ritual bien familiero que mantienen también con amigos. En su podio están Juan Pablo Geretto, Mariano Saborido, Camila Peralta, Paola Barrientos.

Los “actores nuevos que traen esa tradición pero con una cabeza nueva”, dicen. Aunque tienen planes de lanzar una obra en un futuro, ya con director y equipos en mente, ahora prueban otros formatos. La plataforma de audio Spotify los convocó para su propio espacio de podcast. “Veto y Fer, el podcast” cuenta con una primera temporada de 8 episodios y una segunda que saldrá pronto. Es uno de los contenidos que inauguró la Casa de Spotify en Buenos Aires y que les permite tener un mejor diálogo con su comunidad, responder mensajes, hablar de cosas más serias. Nunca, nunca con solemnidad, eso sí.

¿Cómo fue lo de Spotify?

V: Un día nos llegó un mail, nunca pensamos que pasaría pero ahí está.

F: Vinieron ellos a proponernos el espacio. Estuvo bueno porque la gente que nos convocó miraba nuestro contenido, sabían bien qué hacíamos. Hicimos la primera temporada con 8 episodios, siempre con un tema o punto disparador pero la charla es improvisada. Nos emocionamos cuando hay que hacerlo, pero nos reímos también como si estuviéramos en casa. Es una oportunidad también de contar cosas que nunca contamos. El primero se llama "¿De qué viven?" y es una pregunta que nos hacían mucho, entonces contamos un poco todo de lo que laburamos, cortar el pasto, el teatro, hablar del trabajo que dejamos para hacer esto. Es algo nuevo porque da la chance de que la gente lo vea más a Veto que siempre está detrás de la cámara.

V: Es otro tono también, pero nos dejamos llevar, si hay que editarlo se edita. No tenemos tanta solemnidad, pero sí nos permitimos hablar de temas más serios.

Tiene un público que los sigue en todos los formatos. ¿Cómo está conformada su comunidad en redes?

V: Entre 30 y 50 años, bastante más mujeres. Mucha madre de esa edad con hijos adolescentes. En el capítulo 6 del podcast, "Ser influencer", leemos mensajes y uno es justamente de una madre que nos decía que su hijo nos contó que era gay y su mayor miedo era que mi hijo pudiera sufrir, pero viéndonos a nosotros vio que podía tener una pareja feliz, una pareja de dos hombres que viven como cualquier ser humano con problemas con los precios o la convivencia pero que le mostramos muchas cosas que la ayudaron a digerir eso. Eso nos dejó llenos de amor, impactados por el alcance.

F: Es increíble cuando la gente te cuenta qué pasó un mal momento y le hiciste bien. Una chica que se mudó a Italia y estaba atravesando una depresión, se acordó de nuestra playslist que se llama Fiesta, y nos contó que bailaba descalza como cuando era adolescente en Argentina y eso la ayudó a cambiar su ánimo estando allá.

V: Eso también puede pasar y que no te enteres, pero cuando pasa nos pone en un lugar muy particular. También aprovechamos para sumarnos a campañas como las de Fundación Huésped por ejemplo, porque aunque no seamos militantes, creemos que podemos colaborar en muchos lugares. Nosotros nos casamos porque nos queríamos casar, pero cuando uno lo muestra y pasan tantas cosas lindas en redes uno entiende que todo suma.

¿Piensan que su público es de nicho?

V: En todo caso, es un nicho muy variado. El que no nos ve es el homodiante. Pero después tenemos una cercanía con gente muy distinta, madres, gays, no binaries… Por suerte se abre cada vez más.

¿Hay un peso con que se sepan cosas de su vida o que su familia salga?

V: Mucha gente nos habla como si fuéramos amigos que nos conocemos de toda la vida, conocen nuestra casa, todo. Pero no hemos tenido muchas preguntas invasivas ni nada. Somos muy privilegiados de no recibir mucho hate. Cuando un video se viraliza mucho hay algún que otro comentario homoodiante pero siempre muy infantiles, muy básicas, eso es cuando el video pasa el umbral de nuestra comunidad.

F: En general amigos y familiares salen. Mi mamá también, pero es la típica que te dice "no filmes" mientras se peina para salir bien.

¿Sienten una presión por hablar más de temas políticos del día a día?

V: Solemos usar nuestras cuentas personales entonces podemos subir cosas ahí, aunque en la de Vetoyfer es un formato más de nosotros.

F: No hacemos humor específico de eso, pero sentimos que nuestra comunidad sabe nuestros posicionamientos. Intentamos concentrar el humor en nosotros y no en lo de afuera. Para nosotros es primordial estar al servicio de la alegría, pero siempre hay espacios para compartir lo que uno piensa.