En el corazón de Río de Janeiro, oculto bajo capas de historia y silencio, el Cemitério dos Pretos Novos emerge como prueba silenciada de la brutalidad de la esclavitud en Brasil. Este sitio, ubicado en el barrio de Gamboa, fue descubierto casi por accidente en 1996, cuando una pareja intentó remodelar su hogar y encontró restos humanos enterrados bajo el suelo. Lo que parecía un hallazgo aislado reveló la existencia del mayor cementerio de personas esclavizadas de las Américas.
Entre 1772 y 1830, el lugar sirvió como destino final para miles de africanos y africanas esclavizadas que no sobrevivieron al viaje transatlántico o murieron poco después de desembarcar en el puerto de Valongo. Estos "pretos novos", como eran llamados los recién llegados, enfrentaban condiciones tan inhumanas que muchos fallecían antes de ser vendidos. Sus cuerpos eran arrojados en fosas comunes y, en algunos casos, incinerados. Se estima que entre 20,000 y 30,000 personas fueron enterradas en este sitio, aunque los registros oficiales sólo mencionan poco más de 6,000 entre 1824 y 1830.
El hallazgo de 1996 transformó lo que alguna vez fue un lugar de deshumanización en un espacio de memoria y resistencia. Hoy, el Instituto de Investigación y Memoria Pretos Novos opera como un centro cultural dedicado a honrar la historia africana y afrobrasileña. En su sede, ubicada en la Rua Pedro Ernesto, se ofrecen exposiciones, talleres y cursos centrados en la diáspora africana, convirtiéndose en un faro para la preservación cultural y la educación.
El cementerio forma parte del complejo histórico de Valongo, que también incluía el muelle donde desembarcaban las personas esclavizadas y un hospital destinado a atender a los recién llegados. Este tramo de la ciudad se convirtió en un símbolo de la violencia estructural que definió la sociedad colonial brasileña.
El cementerio era una fosa superficial donde los cadáveres estaban expuestos a la intemperie, contribuyendo a un paisaje de descomposición y enfermedades. Más que un problema humanitario, estas condiciones fueron vistas como un inconveniente estético y sanitario para una ciudad que buscaba proyectar una imagen de modernidad. Fue esta necesidad de "progreso" la que llevó al cierre del cementerio en la década de 1830 y a su posterior olvido bajo las construcciones urbanas.
El rescate de este espacio en la década de 1990 no sólo permitió desenterrar huesos y objetos cotidianos de los esclavizados, sino también recuperar una narrativa histórica que se había intentado silenciar. Hoy, el Instituto ofrece visitas guiadas, recorridos históricos y acceso a una biblioteca especializada en cultura afrobrasileña. Además, organiza exposiciones temporales de arte contemporáneo que dialogan con la herencia africana y la lucha contra el racismo.
El Cemitério dos Pretos Novos es más que un sitio arqueológico. Es un recordatorio tangible de los restos de la esclavitud y un espacio de reflexión sobre la resistencia cultural de la comunidad afrodescendiente. Al caminar por sus pasillos y observar las vitrinas llenas de fragmentos óseos y objetos antiguos, los visitantes son confrontados con la responsabilidad de mantener viva la memoria de aquellos que han dejado un legado imposible de borrar, y con el deber de continuar la lucha antirracista para un futuro sin desigualdades e injusticias para las generaciones siguientes.