Daniela Rugilo es diseñadora de indumentaria. Empezó a bailar tango a los veinte años por curiosidad. Un amigo la introdujo en la práctica y ella se maravilló con el lenguaje no verbal y la potencia de la comunidad tanguera. Oriunda de Villa Luzuriaga, vivió durante muchos años en La Boca para formarse y girar por las distintas milongas porteñas. “Un día llegué a Cochabamba 444, que es una milonga en el barrio de San Telmo, un club muy pequeño y especial para todos los milongueros. Ahí yo no solo aprendí a bailar, sino a amar el tango. Lo sentí como un espacio de pertenencia, donde conocí mucha gente que fue amorosa conmigo”. Cuando decidió volver a vivir al oeste, con la pasión encima, no le cupieron dudas, había que armar un espacio así en el barrio.
Con su amiga, Mara Morettini, fundaron “La Nelly”, milonga que se hace todos los sábados en la Plaza Seca frente a la Estación Castelar.
“Nosotras creemos en la identidad barrial. Es importante conocer a tus vecinos, a las y los que tenés alrededor. Por suerte, en el conurbano sigue siendo natural. En capital está completamente desdibujado eso y creo que desde la cultura, una actividad como el tango hace que te puedas vincular y relacionar distinto con los otros”, dice Rugilo.
“La Nelly” se llama así en homenaje claro a Nelly Omar, cantora de tango argentina a la que, además de admirar, quieren reivindicar por su compromiso político. Omar luchaba por un tango popular, donde la mujer tuviera peso y relevancia. “Queríamos que fuera el nombre de una mujer. Nelly vivió hasta los 93 años. Hizo un conciertazo en el Luna Park. Es alguien que tuvo mucha fortaleza y siempre fue muy admirada en el mundillo”, cuenta Rugilo.
El proyecto se gestó en 2019. Lo iban a realizar en un espacio cerrado, pero justo a unos días de inaugurar comenzó la cuarentena por COVID 19 y todo se detuvo. Fue recién en el 2021, donde volvieron poco a poco los encuentros sociales en espacios abiertos, que se les ocurrió la idea de hacerlo en una plaza. “Se nos prendió la lamparita. Una milonga en un espacio público. Nos copaba porque era una forma de tomar la calle y de contagiar las ganas de participar. Viene gente del tango, pero también se suman personas que pasan y les da curiosidad”, explica Rugilo.
La milonga que fundaron se propone como un espacio con cuidados y libertad para poder vivir el tango y habitar la milonga sin tantos códigos como hay en las milongas tradicionales. Cada quien puede vestirse y bailar como quiera y con quien quiera. “Existen lugares muy hostiles para las mujeres en el ambiente del tango. Nos interesaba generar un punto de encuentro y diversión, pero con cuidados y que eso no dependa de las individualidades o la empatía o buena onda de cada quien, sino que sea la propuesta desde la convocatoria y la organización”, explica Rugilo.
Mara Morettini, también fundadora de “La Nelly” es profesora de tango danza y lleva una vida dedicada a la pedagogía. Ella junto con Rugilo, brindan clases orientadas a la libertad de roles. Se enseñan ambos desde un principio y se pone el foco en la construcción respetuosa del “abrazo”. La propuesta surgió del colectivo “Tango en devenir” hace varios años.
Básicamente, la idea es construir la danza con el otro, de forma que ambos se sientan a gusto.
“Las dos creemos que la forma en que una vaya a abrazar a otra persona después va a influir en el ámbito de la milonga o al momento de bailar y en la forma de vincularse en general, como una posibilidad más igualitaria”, agrega y relata que al principio había gente grande a la que le costaba la propuesta y mostraba cierta resistencia, pero rápidamente empezaron a entusiasmarse con romper ciertos protocolos. “La diferencia fundamental quizás no es tanto técnica a nivel de baile, sino con el código. Acá no es necesariamente el hombre el que tiene que sacar a bailar a nadie ni es el que marca necesariamente. Esto tiene que ver porque nosotras notábamos que no había una escucha del cuerpo del otro desde el rol de guía que siempre era cumplido por un hombre. La idea es que ese rol pueda ser tomado por un hombre o una mujer y que el abrazo pueda ser más abierto o cerrado, dependiendo de lo que ambos quieren, no de lo que uno impone”, explica Rugilo.
Los vecinos recibieron la llegada de “La Nelly” con mucha felicidad. Hoy en día van personas de todas las edades, desde los veinte hasta los ochenta. La milonga se hace todos los sábados en invierno o verano. “Cuando hace frío puede ser un poco más duro. Una tarde que fue muy cruenta se nos ocurrió con un amigo que es habitué servir chocolate con churros. Fue un momento hermoso. Hicimos una olla gigante y compartimos, además del baile, la merienda. Siempre que la cosa se pone cuesta arriba aparecen ideas de los vecinos para seguir milongueando”, relata Rugilo.
En el Oeste hay muchos jóvenes dedicados al tango. Es una camada de bailarinas y músicos. “El tango tiene la potencia de la identidad nacional. Tiene una historia que valora el encuentro con el otro y la juventud añora eso y lo encuentra en lugares así donde hay un colectivo que te recibe y cuida. Yo creo que eso es lo que sostiene el espacio, que todos creemos en él”, dice Rugilo.
La milonga para ellas ocupa un lugar social importante y de contención también para mujeres y disidencias que en otros espacios sufrían maltratos. “Creemos que no tiene que depender de la fortaleza individual de cada persona sobreponerse a esos maltratos, sino que el espacio mismo tiene que generar una contención y un cuidado hacia eso, y como que a partir de eso construir como una nueva forma de habitar el tango”, dice Rugilo.
“La Nelly” cuenta con apoyo del Municipio de Morón que les brinda permiso para utilizar el espacio público. Todos los años el Municipio lanza una convocatoria para que vecinas y vecinos pidan apoyo financiero para propuestas culturales para la comunidad. El año pasado lo ganaron y con eso pudieron mejorar la técnica del sonido y pagarles a los artistas que se presentan en vivo una vez por mes. Cuentan con ese apoyo por un par de meses más y luego volverán a hacerlo como lo hacían antes al sombrero y a pulmón, confiesan.
El sábado 28 despidieron el año con música en vivo. Buscan siempre que alguna persona del dúo o grupo sea mujer, para asegurar la presencia femenina en los escenarios. La última noche del año se pudo disfrutar del show de Facundo Mercado y Lola Cruz. Mercado es del oeste y destacan las organizadoras que es uno de los mejores guitarristas de la escena tanguera, generador él también de un ciclo para escuchar tango que se llama “La cucha del Gotán”.
En “La Nelly” este sábado que pasó se abrieron sidras, se bailó y festejó. La milonga no se corta y funcionará durante todo enero. La primera será el sábado 4 de enero en La Plaza Seca frente a la estación “Castelar” Lado Sur. A las 18:30 empieza la clase y de 19:30 a 22:30 toma lugar la milonga.