La oficina que la presidenta de la Cámara de Diputadas y Diputados, Clara García, ocupa en la sede Rosario de la Legislatura, está dominada por cierto ascetismo: apenas un escritorio y algunos sillones de diseño moderno, blancos, que contrastan con los de estilo antiguo del hall del edificio ubicado en Santa Fe al 800. No hay portarretratos ni floreros ni otros objetos que “contaminen” la visión del ambiente luminoso de la mañana del viernes, cuando recibe a Rosario/12 para repasar el año parlamentario y el primero de gestión de Unidos en la Casa Gris. Durante la charla, destacará no sólo la cantidad de proyectos sancionados -“votamos más de 150 leyes”-, sino “la calidad parlamentaria” por medio de la cual, a pesar de tener mayoría propia en ambas Cámaras, pudo “trabajar para lograr consensos” con sectores de la fragmentada oposición. Dirá, también, que “en los próximos días” definirá si es candidata o no a convencional constituyente; que tiene una “muy buena relación” con el gobernador Maximiliano Pullaro; que a Rosario “hay que volver a sumarle estrategias de futuro”; que “jamás hay que resignar garantías ni libertades individuales” para obtener estándares de seguridad pública aceptables, y que la reforma previsional “era necesaria”. Del presidente, Javier Milei, piensa que es “un grosero” y “agresivo”.
—Fue un año intenso lo legislativo. ¿Qué balance hacés, teniendo en cuenta que hubo una cantidad importante de reformas y de reformas importantes?
—Ha sido un año enormemente activo para la Legislatura, no solo por la cantidad de leyes -de hecho, votamos más de 150-, sino también por la calidad parlamentaria con la cual lo hicimos. El hecho de que Unidos tenga mayoría podía dar a pensar que los proyectos salieran con exclusividad de nuestros votos, y lo mismo en el Senado. Sin embargo, hicimos una tarea muy ex profeso de tener muchos más votos. Es decir, trabajamos por lograr otros consensos, otros aportes de las minorías que enriquezcan con otras miradas. Hubo diálogo y una vocación de escucha con las otras fuerzas. Porque hubo muchas leyes de peso, fundamentalmente las que ha comienzo del año manda el gobernador en términos de los cambios de seguridad y justicia.
—¿Cuál o cuáles fueron los más importante?
—Sin duda, las leyes que tienen que ver con la seguridad. Por ejemplo, la ley de emergencia que permitió rápidamente hacer una compra de patrulleros. Algo tan básico como que Rosario prácticamente no tenía patrulleros operativos en calle. Acordémonos que era una época donde además había tal dispersión en el control que muchos patrulleros cuidaban escuelas baleadas, personas amenazadas. Se hizo una compra directa porque justamente eso permite la emergencia, cuyo monto daba para comprar 800 patrulleros. Pero fue tal, digo, la austeridad planteada, la eficiencia, que se pudieron comprar el 20% más.
—En algún momento el discurso del Gobierno parece plantear que para obtener determinados niveles de seguridad pública, hay que resignar cierta garantías o libertades individuales.
—No, creo que jamás hay que resignar ni las garantías ni las libertades individuales, pero controlar a la gente en la calle creo que ha sido positivo. Salvo algunos casos en los cuales el Gobierno rápidamente y puso la lupa porque, por supuesto que puede haber algún accionar individual, suelto, de alguien que no actúa correctamente en instituciones donde tenés miles de personas. Pero la decisión del Gobierno ha sido ser muy estricto en el control, pero por supuesto respetando las garantías y los derechos, porque esa es una premisa humanitaria y jurídica indispensable.
—¿Cómo vivieron la reforma previsional desde el socialismo? Hubo críticas que estaban dirigidas particularmente a los diputados del partido, marcando una contradicción con posturas anteriores del Frente Progresista y de Hermes Binner sobre ese tema.
—Doy un paso más atrás, creo que nosotros no pusimos adecuadamente en escena el gran perjuicio que trajo a la provincia de Santa Fe la decisión de Milei de cortar los recursos nacionales que iban a las cajas previsionales. A lo largo de ese tiempo, que duró un par de meses, hubo muchas versiones dando vuelta, algunas bien intencionadas, algunas no tanto, que dieron cuenta de que el resultado iba a ser un ajuste mucho mayor del que era. Y la realidad es que el 82% sigue estando. Entonces Hermes debe estar muy conforme de que lo que hicimos fue, ante una dificultad, decir ‘la provincia de Santa Fe lo banca con condiciones’: que quedara la Caja en la órbita de la provincia, porque puedo asegurarte que también desde la Nación había algún intento de que le entreguemos la Caja, lo cual hubiera sido enormemente perjudicial para los jubilados de la provincia. Era necesario hacerlo.
—Unidos no es el Frente Progresista, ¿qué es?
—Creo que ha sido una muy buena construcción colectiva. Cuando apenas se empezó a hablar del frente de frentes, un año antes de que se consolidara, nos llevó un buen tiempo prepararnos para entender las coincidencias y los puntos en los cuales disentíamos. Y que, en todo caso, los íbamos a dejar afuera para que no interfiriera en aquellas cuestiones cuyos objetivos sí íbamos a poder lograr. Para Santa Fe tuvimos una base de acuerdos que fue la que firmamos en Cayastá aquel día que bautizamos a este frente de frentes como Unidos. Y salió muy bien, dejamos la libertad para que a nivel nacional se votara distinto, pero aquí dentro de la provincia hemos conformado una triada entre los tres partidos mayoritarios: el gobernador Maxi Pullaro, dirigente radical, la vicegobernadora Gisela Escalia, presidenta del PRO, Clara García, dirigente del Partido Socialista en la Cámara de Diputadas y Diputados. Y la verdad que este buen accionar y de entender las dificultades y las deficiencias, porque también las tenemos, creo que dio un Gobierno que es eficiente en la gestión pública y que es muy armónico también en lo que son las decisiones políticas.
—¿Cómo es tu relación con el gobernador?
—Es muy buena, se inició cuando él era ministro de Seguridad de Miguel (Lifschitz, que era esposo de García), los vi convivir en los momentos complejos, muy difíciles, los vi trabajar juntos y por supuesto ahí generé unos lazos de confianza que después se consolidaron los cuatro años que fuimos diputados juntos.
—¿Y cómo ves la gestión municipal en Rosario?
—Cuando uno ha sido Gobierno en una ciudad, a veces advierte algunas cuestiones que quisiera sumar. Yo creo que es un Gobierno muy bueno, y me parece que hay que volver a sumar estrategias de futuro. Yo siento que nuestros gobiernos tuvieron siempre una mirada transformadora. Quisimos que fuera la ciudad del río y allí propusimos todos los cambios, quisimos que fuera la ciudad de la salud pública y allí invertimos, quisimos que fuera la ciudad de la cultura y vaya si lo apoyamos. Bueno, yo creo que hay que repensar esos proyectos ambiciosos transformadores.
—A ver si traduzco bien lo que vos decís, ¿falta planificación?
—No, creo que está muy bien. La ciudad atravesó un conflicto como el de la pandemia primero y la inseguridad después, entonces no podemos dejar de reconocer que cuando tenés un grado de violencia tan atroz es muy difícil estar pensando en otras cuestiones. Creo que lo hecho está muy bien y que ahora tenemos una base diferente para repensar los proyectos transformadores.
—¿Vas a ser candidata convencional, constituyente?
—Tenemos que verlo. Creo que todos quienes somos dirigentes vamos a tener algún rol. Yo vengo de una generación que toma decisiones colectivas, así que en los próximos días lo estaremos viendo. Va a ser muy vibrante.
—En relación a los elegidos por el gobernador para las vacantes en la Corte Suprema, ¿cuál es tu mirada de los candidatos?
—Tengo una buena mirada. Tuvimos con Jorge Baclini, cuando fue el fiscal General, una relación donde advertimos una gran cantidad de trabajo, creo que le tocó también actuar en momentos difíciles, complejos. No tengo tanta relación con el ex fiscal (Rubén) Weder, pero es una relación correcta. Y, por supuesto, de Margarita Zabalza tenemos una apreciación excelente. Creo que una mujer joven incorporada a la Corte, una académica, una estudiosa de temas de delito económico y tributario que hoy son el nuevo delito que emerge atado a lo que son los grandes delitos, de las grandes violencias. Y, además, con una gran experiencia en gestión en estos temas.
—Tal vez acoplado al clima de época, en el discurso del Gobierno provincial aparece la cuestión de “los privilegios” asociada solamente al sector del trabajo. Los docentes, los empleados de la EPE.
—No. Te ofrezco compartir otra mirada. ¿Qué pusimos en la Ley de la Necesidad de la Reforma? Justamente quitando privilegios para la política que creo que hoy es uno de los sectores que sigue teniendo, por ejemplo, fueros para no poder ser investigado; proponemos ficha limpia; estamos incorporando que los cargos no tengan reelección indefinida. Entonces, también estamos diciendo basta de privilegios para la propia política.
—¿Cómo ves al Gobierno nacional?
—A mí me preocupa mucho la relación tan agresiva que el Gobierno nacional propone con quienes piensan diferente. Y eso puede ser con quienes formamos parte de otros partidos políticos, muchos periodistas, artistas, autoridades de otros países. Creo que esa manera grosera, agresiva en lo verbal, displicente, descalificadora, crea un clima de época que, si la mayor autoridad lo permite, también se traslada y permea hacia el resto de la sociedad. Con las autocríticas que hay que hacer a la política tradicional, que tampoco dio respuesta en muchas de las cosas de la vida cotidiana de la gente, yo creo que hay que volver al respeto y a que interese desde el Gobierno nacional una construcción colectiva. Ahora, bajó la inflación, pero a costa de un ajuste que creo que se va a hacer más profundo el año que viene, porque uno ya está advirtiendo industrias que te dicen están abriendo la importación para tal artículo que nosotros fabricamos. Son decisiones macroeconómicas que ponen a nuestra producción fuera de protección, y eso implica menos empleo genuino.