Hace cuatro años, las cantoras, compositoras e intérpretes Nadia Larcher (Don Olimpio, Proyecto Pato), Noelia Recalde (ex Valbé) y Micaela Vita (Duratierra) le dieron forma a Triángula, una propuesta musical original, experimental y por momentos inclasificable, pero dentro de los márgenes de la música popular. Por fuera de los cánones de la industria musical y con cierta rebeldía, Triángula se fue abriendo camino en la escena argentina -con base en Buenos Aires y Córdoba- y hace un par de meses publicó su segundo disco, Mutántica (2024), con la compañía integral y fundamental para el sonido de Juan Saraco (guitarras), Lucas Bianco (bajo) y Jonatan Szer (batería).
En esta oportunidad, el grupo liderado por Larcher, Recalde y Vita captura la sensibilidad social de la época –malestar, confusión, crisis, cambio, resistencia, incomodidad- y lo traduce en un disco de diez canciones atravesadas por la fuerza del rock como sonido central. “Un grito sobre los escombros”, definen. De hecho, revalidan la búsqueda rockera con la participación de Ricardo Mollo en “Pájaros”, único invitado en el disco. Con producción artística de Triángula y Facundo Rodríguez –un experto en grabar el audio del rock-, el disco transita por paisajes oscuros y dramáticos, pero sin perder una luz de esperanza y una poética expansiva y contestaría.
En este sentido, en el disco aparecen canciones que aluden a dos movimientos hoy deslegitimados y atacados por el discurso oficial: el feminismo y el ambientalismo. Un ejemplo del primero es la canción "Esbrújulas", que habla sobre el linaje femenino y la fuerza de la manada. “Recuperamos la fuerza y ya nadie podrá callarnos/ Una jauría de lobas acompaña nuestra naturaleza mutántica”, recita Larcher en medio de la canción que abre el disco. Y con respecto al segundo tópico, la canción "Ninfas", con un pegadizo riff de hard rock, habla sobre la contaminación del medio ambiente y la preocupación por su colapso. “Cuida del manantial/ cuida desde adentro/ Cuida lo vegetal/ cuida desde adentro”, canta Vita.
En la misma línea, en la canción "Dos gotas" se preguntan hasta cuándo se aceptará “el aire tóxico y lo cruel como normal”. En la estridente “¿Dónde estás?” –compuesta por Larcher-, en tanto, las Triángula ensayan sobre las ausencias y los dolores eternos. La misma temática reaparece en la intimista y melancólica “Día 26”, con letra y música de Recalde. “Acércate, miremos juntas toda la historia/ Explícame, adonde fueron esos humanos/ Y qué fue de su familia, de sus hermanos, de la poesía”, canta la entrerriana. Luego, se ponen existencialistas en “¿Qué nos pasa?” y “¿Qué es la vida?”. Un dato no menor es que todas las canciones fueron compuestas por sus tres integrantes mujeres.
En suma, es un disco mutante, rebelde y en movimiento. Fue pensado como una obra completa y conceptual, por eso no se puede desglosar en singles. “Imprime la belleza sobre los pedazos de un mundo roto. Ante la fractura, la grieta, el caos y el colapso, un puñado de melodías buscan convocar nuevamente a la manada para juntar fuerzas, porque las batallas continúan”, fundamentan. El disco precisa una escucha paciente y atenta. No son canciones amables para la radio, sino breves manifiestos políticos y estéticos. Queda claro, por ejemplo, en canciones como “Silencio”, “una plegaria, un rezo dulce, amoroso, una posibilidad para la pausa”. En vivo, Triángula despliega otra caja de herramientas, con eje en las visuales y la performance.