Hace veinte años, el 30 de diciembre de 2004, segundos después de haber iniciado el recital de la banda Callejeros, un incendio en República Cromañón dejó el saldo de 194 muertos y más de tres mil sobrevivientes. En estos años, se sumaron casi veinte suicidios por falta de un tratamiento psicológico. El episodio marcó un antes y un después en la historia de la cultura joven y la música en la Argentina. De este modo, bajo la consigna "En Honor a la Verdad", la ONG No Nos Cuenten Cromañón (NNCC) realizó este lunes un multitudinario --al menos diez mil personas-- acto en el Obelisco para homenajear a las víctimas y a los sobrevivientes de la tragedia de Cromañón. “Es un espacio que generamos porque en el otro lugar donde se hacían los actos se decían cosas con las que no estábamos de acuerdo. Lo que pasaba es que ahí no se homenajeaba a los sobrevivientes, por eso es que muchos de ellos vienen al acto que hacemos nosotros en el Obelisco”, distingue Diego Cocuzza, sobreviviente y presidente de la organización No Nos Cuenten Cromañón.

“Principalmente, nos interesa remarcar que lo de Cromañón pasó por la corrupción del Estado y no porque había un pibito de 24 años cantando arriba del escenario, que es lo que se quiso instalar en estos veinte años”, resalta Cocuzza a Página/12 sobre la postura de la organización. En diciembre de 2023, publicaron el libro Voces, Tiempo, Verdad (2023), escrito por el periodista Bruno Larocca. “El libro también viene a romper con algunos mitos que se instalaron, como lo de la guardería en el baño de Cromañón. Cuando vamos a presentar el libro en todos los lugares surge el tema de la guardería”, precisa Cocuzza. “Por eso, es importante resaltar que eso no existió y que se instaló para criminalizar y estigmatizar a los jóvenes que estábamos ese día ahí. También lo del supuesto incentivo de la pirotecnia por parte de la banda, algo que tampoco existía. Las bengalas empezaron mucho tiempo antes en el rock. Era equivocada y peligrosa esa cultura, pero existía”, sostiene.

En Diagonal Norte y Suipacha, durante la tarde del lunes, diez mil personas se hicieron presentes para recordar a las víctimas y sobrevivientes de la tragedia ocurrida en el boliche de Once. Jóvenes, familias y personas de todas las edades se dieron cita para acompañar a las víctimas, apoyar la causa, resguardar la memoria y reclamar justicia. En las calles se podían ver remeras de La Renga, Los Piojos, Callejeros, Los Redondos y los típicos trapos rockeros con insignias de las tribus y los barrios: Lugano, Luis Guillón, Solano, Ituzaingó, Castelar, Laferrere. En el medio del pogo, una bandera flameaba con la frase: "Nunca Milei", envuelta en el pañuelo blanco de las Madres de Plaza de Mayo.

Es que si bien se trataba de un acto conmemorativo y no de un festival musical --algo que resaltaron los organizadores en varias oportunidades--, la música en vivo se hizo presente como gesto de acompañamiento y celebración de la vida. “Es importante también que los pibes y las pibas que quieran acercarse puedan escuchar, vivir y sentir la música. Los que vienen siempre nos dicen que los ayudamos a pasar este día un poco mejor”, cuenta Cocuzza sobre el acto, que contó con la actuación de bandas como Ojos Locos, Don Osvaldo --el grupo de Pato Fontanet, ex líder de Callejeros--, Peligrosos Inocentes, Cabra da Peste, El Maldito y la dupla "fundamentalista" Luciana Palacios con Déborah Dixon, quienes tocaron clásicos ricoteros como "Aquella solitaria vaca cubana" y "Mariposa Pontiac".“El sentido de todo esto es que vengan los sobrevivientes y puedan pasar este día un poco mejor en vez de quedarse en la casa llorando. Nos hicieron creer que teníamos la culpa de estar vivos, entonces en este lugar queda afuera todo eso” insisten.

"Fueron condenados injustamente y cumplieron su condena. Son libres, inocentes y no le deben nada a nadie", dijo Cocuzza desde el escenario antes de presentar a Don Osvaldo, banda integrada por varios ex Callejeros. "La música es la que a muchos de nosotros nos salvó. Venimos para generar memoria y contar la historia desde otro lado", resaltó Fontanet antes de cantar la canción "Dos secas", del disco Casi justicia social (2015). "La sangre no se negocia. Hay cosas que no valen plata", dijo luego el cantante y entregó canciones de Callejeros como "Prohibido", "Suerte", "9 de julio" y "Tan perfecto que asusta".

En el acto, también se dieron cita representantes de la Unesco, que otorgaron un reconocimiento a la organización. "Porque lo que hacen es una transformación fundamental en materia de derechos humanos", sostuvieron. También participaron alumnos y profesores de los colegios donde los sobrevivientes dieron charlas durante el año. "Memoria para que no vuelva a ocurrir nunca más Cromañón", coincidieron pibes y profes del Instituto Manuel Belgrano de La Plata, la Escuela 34 de Morón, la Escuela Media de Avellaneda, el colegio Buenos Aires de Claypole y una escuela de Merlo, entre otros centros educativos.

Hace dos semanas se sancionó la ley de reparación integral a las víctimas que se vencía cada tres años y "había que ir a la Legislatura (porteña) para que la vuelvan a votar". "Ahora se decidió que la ley va a ser vitalicia y la apertura del padrón para que puedan ingresar como beneficiarios los sobrevivientes que no estaban contemplados en esta ley", explica Cocuzza. La Ciudad hoy reconoce a apenas 1600 sobrevivientes. “La reparación por parte del Estado viene por ese lado, pero la realidad es que hay una asistencia de salud mental bastante deficiente. Por eso nosotros tenemos un programa propio de asistencia de salud mental que está dirigido por tres licenciadas, de las cuales dos son sobrevivientes”, dice. “El programa le asigna un tratamiento y un profesional adecuado a cada persona. Luego, lo más importante, se realiza un seguimiento, algo que el Estado no hizo. Por eso hubo alrededor de 17 suicidios de sobrevivientes en estos veinte años”.

Además, el martes 10 de diciembre la Legislatura Porteña declaró de interés cultural al libro Voces, Tiempo, Verdad (2023), que plantea una mirada reflexiva sobre la mayor tragedia no natural de la Argentina y reúne testimonios de referentes sociales y culturales, como Estela de Carlotto, Indio Solari, Eugenio Zaffaroni, Víctor Hugo Morales, Gabriel Solano, Alfredo Moffat, José Palazzo, Alejandro Kaufman, Leandro Santoro y Fabio Lacolla, además de sobrevivientes de Cromañón. El material fue presentado en cuarenta ciudades del país y recorrió todas las provincias. Se consigue únicamente a través de la web https://nonoscuenten.com.ar.

“En el último tiempo lo que está cambiando en los medios es la generación de los periodistas también. Hace veinte años nos hacían las entrevistas Chiche Gelblung, Mauro Viale, Eduardo Feinmann... pero ahora los periodistas son más de nuestra generación y entienden un poco más cómo era la movida del rock en ese momento”, analiza Cocuza sobre el cambio de mirada mediática y social sobre la tragedia. “De a poco se dejó de enfocar en lugares incorrectos. Entonces, las preguntas que nos hacen son diferentes y la charla se da también diferente. Porque se aborda el tema desde otro lugar, no desde la criminalización de las víctimas, como solía hacerse en los primeros años. Ahora también, pero menos", dice a modo de balance. "Nuestra organización nació con ese nombre porque los que nunca habían pisado un recital de rock nos querían contar lo que habíamos vivido”. La otra lucha pendiente es lograr que el edificio donde funcionaba Cromañón se convierta en espacio para la memoria.