Las tormentas y el granizo que afectaron este miércoles al Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) provocaron cortes de energía que dejaron sin suministro eléctrico a más de 50.000 usuarios, según datos del Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE). Las distribuidoras Edesur y Edenor trabajan en la restitución del servicio, aunque los residentes denuncian demoras y falta de comunicación por parte de las empresas.

Edesur reportó problemas en los barrios porteños de Balvanera, Monte Castro y Nueva Pompeya, mientras que en la Provincia de Buenos Aires, los cortes se concentraron en Almirante Brown, Avellaneda, Berazategui, Lanús, Lomas de Zamora y Quilmes. Zonas específicas como Mármol, Rafael Calzada, Villa Domínico e Ingeniero Budge resultaron particularmente afectadas. San Vicente y su localidad de Domselaar también registraron interrupciones significativas.

Por su parte, Edenor informó fallas en barrios de la Ciudad de Buenos Aires como Palermo, Belgrano y Recoleta, así como en municipios del conurbano bonaerense, entre ellos Moreno, Merlo, Ituzaingó, La Matanza, Escobar, General Rodríguez y San Fernando. Barrios como La Reja, Moreno Centro, San Alberto y Villa Luzuriaga figuran entre los más afectados.

En un primer momento, los cortes alcanzaron a casi 100.000 usuarios, debido a problemas en la generación de energía que afectaron las subestaciones Azcuénaga y Paraná en Recoleta. Aunque el suministro en esa zona fue normalizado horas después, las interrupciones continuaron en otras áreas. A las 18:30, se registró el pico de usuarios sin luz: 85.150 correspondientes a Edesur y 10.450 a Edenor.

El contexto climático jugó un papel determinante en esta crisis. Las tormentas severas, con fuertes vientos y lluvias intensas, complicaron las reparaciones y la normalización del servicio. Las empresas aseguraron que las tareas se intensificarán en las próximas horas para devolver la electricidad a todos los afectados. Sin embargo, la situación evidencia la fragilidad del sistema eléctrico en el AMBA, especialmente ante eventos climáticos extremos.

El alivio que trajo el clima más fresco durante diciembre, que evitó el habitual aumento de cortes en las fiestas, contrasta con las previsiones de tensión para febrero y marzo, cuando el incremento de la demanda por el calor y el retorno a clases podría volver a poner en jaque al sistema.