El exministro de Economía, Domingo Cavallo, aseguró que el tipo de cambio está atrasado en un 20 por ciento y advirtió que esta apreciación del peso es "parecida" a la que existió en los años finales de la convertibilidad, que provocaron su posterior caída. Se trata de la primera vez que Cavallo admitió abiertamente las razones de la caída del uno a uno y la comparó con la situación actual. Son cada vez más los economistas que aseguran que la situación actual es insostenible.
"Existe una apreciación real exagerada del peso que puede estimarse en alrededor del 20 por ciento. Parecida a la que existió en los tres años finales de la convertibilidad, apreciación real que llevó a una deflación muy costosa porque transformó a la recesión que se había iniciado a fines de 1998 en una verdadera depresión económica, fenómeno que comenzó a erosionar el crédito internacional del país y a alentar la salida de capitales", dijo Cavallo en un documento publicado en su blog.
Hasta el momento, Cavallo no había hecho mención tan explícita a los elementos que provocaron el final de la convertibilidad. En su regreso al Palacio de Hacienda en 2001, planteaba que no había un problema de apreciación cambiaria. Pero ahora dice que tanto en ese momento como ahora la situación es traumática.
Apreciación cambiaria
El ex funcionario desestimó la posición del presidente Javier Milei, quien defiende su modelo al asegurar que, a diferencia de aquel momento, actualmente no hay déficit fiscal lo cual apuntala el esquema al no tener que emitir pesos o tomar deuda. "El argumento de que la recesión iniciada a fines de 1998 y la depresión del período 1999-2001 se debió además a la existencia de fuertes déficits fiscales, no se sustenta en los datos", sostuvo Cavallo.
"Hasta 1998 el déficit fiscal no existió o fue muy bajo. En todos esos años existió superávit fiscal primario", remarcó el ex titular del Palacio de Hacienda. Al mismo tiempo, señaló que "es cierto que desde 1997 en adelante las provincias aumentaron mucho su gasto público y financiaron sus déficits con créditos bancarios a altas tasas de interés flotantes, pero tanto en el caso de la Nación como en las provincias, el aumento fuerte del déficit fue por suba de la tasa de interés a medida que el país iba perdiendo el crédito internacional, algo que tuvo más que ver con la pérdida de competitividad de la economía que con la evolución de las cuentas fiscales".
En ese sentido, aclaró que "aun incluyendo el fuerte aumento de la factura de intereses sobre la deuda pública, el gasto público total se ubicaba en 2001 por debajo del 30 por ciento del PBI, cuando hoy aún está por arriba del 35 por ciento".
Cavallo mencionó que "los efectos reales de la apreciación exagerada del peso son fáciles de predecir. Por un lado, aumentarán las importaciones no solo de insumos y bienes de capital sino también de muchos bienes finales que sacarán de competencia a la producción nacional que no logre aumentos rápidos de productividad. A su vez, se desalentará la producción de bienes exportables, tanto del sector agropecuario como de la industria manufacturera y los servicios. En tercer lugar, el deterioro de la cuenta corriente de la balanza de pagos, hará más difícil la adquisición por parte del Tesoro de los dólares para pagar intereses, aun teniendo los pesos necesarios para comprarlos en el mercado de cambios gracias al superávit fiscal primario".
Ante este escenario, el ex ministro consideró que "el curso de acción más recomendable, desde mi punto de vista, es la eliminación temprana de las restricciones cambiarias comenzando por las financieras y avanzar hacia la reunificación en no más de tres meses, anunciando en detalle el funcionamiento del sistema de competencia de monedas con plena autorización para la intermediación financiera tanto en pesos como en dólares".
"En este caso, el tipo de cambio nominal podría ubicarse a un nivel que induzca la entrada de capitales que el Banco Central debería comprar con recursos del Tesoro para pagar los intereses de la deuda en dólares", añadió el ex ministro.
Salto
Cavallo planteó que si bien "esta salida del cepo provocaría un salto cambiario no tendría por qué interrumpir el proceso de desinflación". "Pero si bien, de las declaraciones del presidente Milei este curso de acción no parece imposible, los temores del equipo económico sobre la volatilidad cambiaria los ha convencido de postergarlo hasta que concluya la negociación con el FMI y se consigan fondos frescos adicionales", razonó.