El Quinteto del Revés es una agrupación chilena de tango, que cuadra bien con el auge del género en el siglo XXI argentino. Que incluso es parte de él, no solo porque considera agrupaciones como la Orquesta Típica Fernández Fierro, Bombay Buenos Aires o Derrotas Cadenas como referentes –como pares, casi–, sino también porque el tango está presente en sus historias, en su cultura. "Hemos encontrado en el lenguaje del tango, además de una sonoridad que nos deslumbra e identifica, un canal de expresión potente, que tiene en su raíz mestiza la fuerza de lo latinoamericano", introduce con polenta Rodrigo Ugarte, director, arreglador, contrabajista, compositor y fundador de la agrupación originada en Santiago hace 15 años, y hacedora de tres discos a la fecha: Tango de Porfía, De Tango y otras cicatrices, y el flamante Quiltra.
"El tango es un estilo musical que se afianzó muy temprano en Chile", sigue contextualizando Ugarte. "Aunque luego, tal como en otros países, la aparición de otras músicas lo fue relegando a ser una música más 'de nicho' durante años. Incluso, cuando arrancamos nosotros, lo que pasaba con el tango era más de recreación que de creación, razón por la que, para poder desarrollar nuestra propuesta creativa, decidimos seguir un camino un tanto al margen de esta escena. Hoy por hoy, hay creadores de repertorio propio, de lo que nos sentimos en cierto modo pioneros".
La conexión entre Quiltra y su contexto está dada en las palabras de Ugarte. La conexión con el género, en tanto y según consta en las ocho piezas –todas propias– del disco recién salido del horno, radica en una fusión de músicas que se atreve a alterar las franjas limítrofes del género. Una sinergia que no solo marida con el jazz, sino también con músicas de raíz, rock, improvisaciones varias y hasta música clásica contemporánea. "En los tres discos de la banda ha existido, en mayor o menor medida, una búsqueda hacia otros géneros", cuenta Ugarte. "Pero es en Quiltra donde decidimos liberar aún más estas estructuras musicales, y pasar desprejuiciadamente por la zamba, la baguala, la cueca chilena, la murga, algunas citas musicales al fado, o a la canción con estructuras más cercanas al rock".
Grabado durante una residencia creativa de música experimental en el Centro Cultural Gabriela Mistral, de Chile, el disco es una explícita muestra de la búsqueda que persigue. La de un tango que llaman "progresivo", con todo lo que ello implica. "El tango progresivo tiene que ver para nosotros con la necesidad de expandir los límites estilísticos, incorporando elementos en pos de nutrir su lenguaje", define el contrabajista, que comparte el grupo con la violinista Paula Rosales, el bandoneonista Rodolfo Jorquera, el pianista Bruno Simone, el guitarrista Felipe Muñoz y dos cantantes que además componen, Genaro Prieto y Hugo Cruz.
"Es cierto que en su desarrollo musical, que se ha nutrido de tantos elementos y se ha abierto históricamente a tantas propuestas, podríamos decir que el tango es progresivo por antonomasia, más aún en el escenario del tango del siglo XXI", retoma Ugarte. "Por eso, en este dilema entre querer llamarlo sencillamente tango y el devenir de elementos que han ido apareciendo en nuestras inquietudes estéticas, el concepto nos fue acomodando para poder explicar, sobre todo en una escena como la chilena, que la nuestra es una música arraigada profundamente en el tango, con profundo respeto a su memoria, concienzudamente estudiado, pero que quiere seguir dialogando con el tiempo que le toca, desde lo estético y político."
Lo de Quiltra como nombre radica a su vez en la feminización del vocablo Quiltro, que en mapudungun, la lengua mapuche, significa "perro", palabra despectiva en la sociedad chilena. "En ese sentido, el nombre Quiltra nos pareció un acto reivindicador de nuestra cultura no hegemónica, diversa, escondida y negada en su mezcla." Una sinergia ya explicada que, en lo concreto y musical, se traduce en piezas como "Plegaria del amanecer", donde la zamba original que es se transforma en cueca; "Una tarde", donde el tango y el fado navegan sus mismas aguas portuarias; o "Yesca", el tema preferido del director, porque parte de un ritmo de milonga ciudadana, para jugar luego con elementos contemporáneos.
"Rítmicamente, este tema juega con acentos que adelantan el tiempo tan característico del estilo, o a partir de bordoneos complejos, que agregan mayor peso a las tensiones armónicas de la composición. Y ellas se mueven vertiginosamente entre escalas sintéticas, ideas más tonales y armonías extendidas, pero que en estricto rigor siempre dialogan con el lenguaje (incluso bailable), desde esta mirada contemporánea", es la explicación técnica del compositor que avala su preferencia.
Lo de "Del Revés" como nombre, en tanto, no solo estaría ligando con el carácter indómito de algunos de los referentes históricos que tiene el quinteto (de Rovira a Pugliese, pasando por Piazzolla y Salgán), sino también con el hecho de hacer música "desde el tango", pero tras la cordillera. "Nos parece una forma honesta de mostrar nuestra propia vuelta, nuestro lado, nuestro revés, en esta música que nos parecía un canal creativo poderoso", concluye Ugarte, no sin antes agregar una segunda definición –política en este caso– vinculada a lo de revés, pero como contrario a la derecha. "No sé si es necesario explicar más ese punto", finaliza.