El fallido intento por sancionar las leyes de Presupuesto y Fiscal Impositiva abrió la puerta a otra discusión que, hasta pocas semanas antes del tratamiento de los textos, no estaba sobre la mesa: las sillas vacantes en la Suprema Corte de Justicia. Para Axel Kicillof no es una prioridad, pero desde la oposición le pidieron ocupar esos casilleros y no son pocos los sectores que depositan allí uno de los principales factores que terminó el proyecto de ley archivándose en la Legislatura bonaerense.

Uno de esos lugares lo demanda la Unión Cívica Radical que, inserta en una interna feroz, tiene dos bloques en la Cámara de Diputados. El más numeroso de ellos está a cargo de Diego Garciarena, un dirigente marplatense de suma confianza del senador nacional y, hasta marzo, titular del Comité Provincial, Maximiliano Abad.

Hacia él se vuelven a dirigir todas las miradas y los señalamientos. No sólo por parte del oficialismo sino desde el radicalismo que lo enfrentó y todavía le reclama por la interna provincial que consagró a Miguel Fernández.

Puntualmente, lo acusan de buscar que una de las sillas vacías de la Corte quede para la titular del Concejo Deliberante de Mar del Plata, Marina Sánchez Herrero, quien además es su esposa.

Como Abad, la dirigente tiene un particular poder construido en General Pueyrredón. Es vicedecana de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Mar del Plata y fue consejera de la Magistratura. Abad empuja su nombre apoyado en el pedido impulsado por por legisladoras e intendentas de la UCR de que se concedan más espacios a mujeres en los sitios de poder en materia judicial. No tiene la misma postura en la discusión nacional, ya que siendo senador no se conoce hasta ahora que haya propuesto a una mujer para ocupar las bancas vacías en la Corte Suprema de Justicia, que si Javier Milei no dispone lo contrario obligara a Abad a votar a Ariel Lijo y a Manuel García Mansilla, o nada.

Desde el entorno del senador señalaron a Buenos Aires/12 que aún “no hay nombres” para esa silla aunque reconocieron que el radicalismo “va a pelear por el lugar que le corresponde” en la Corte. Pero todos saben que si Sánchez Herrero termina siendo el nombre propuesto eso no sería una sorpresa demasiado grande. Viene sonando desde hace más de dos años, cuando ya se había hablado de cubrir los lugares vacíos y Abad, que ganaba espacios dentro de la UCR, lo empujaba.

Sánchez Herrero ingresó al Concejo Deliberante de General Pueyrredón en el año 2021, luego de un proceso que estuvo marcado por la interna entre Facundo Manes, con apoyo de Abad, y Diego Santilli, hombre de Horacio Rodríguez Larreta que por entonces contaba con el apoyo del intendente Guillermo Montenegro.

Quizás por esas diferencias que se saldaron tras las PASO, para los militantes del PRO en la ciudad balnearia sorprendió la designación al frente del legislativo local que sólo votaron los once diles del oficialismo. Los trece opositores se abstuvieron. Desde ese momento fue reelecta en el cargo año tras año.

Su elección también descubre el cambio de época en los posicionamientos de Abad y Montenegro, reconvertidos socios y dirigentes endurecidos que cambiaron su perfil dialoguista de 2021 por un alineamiento que los ubicó detrás de la candidatura de Patricia Bullrich y hoy los hacen tener una cercanía particular con Javier Milei, aunque ambos se reconocen como parte activa de sus espacios originales: Abad en el radicalismo y Montenegro en el PRO.

“El que entiende de política sabe que no hay nombres hasta que no estén los cargos en discusión porque se queman. Es todo chicana”, marcaron desde el entorno del radical, que entiende que las acusaciones en que lo apuntan forman parte de una estrategia del Gobierno bonaerense para “depositar las culpas de su interna en la oposición”. El golpe de los correligionarios apunta a los diversos vaivenes que hubo en las últimas semanas de diciembre por la discusión alrededor del Presupuesto.

Es que los intendentes de un sector de Unión por la Patria pidieron fondos por 400 mil millones de pesos, considerando uno para que sea destinado a seguridad, como así también una partida proveniente de los fondos portuarios. “Va a ser peor si Kicillof señala a la oposición”, analizan desde el abadismo, al marcar que “les dio la herramienta para decirle que achique el Estado o borre ministros que no sirven”.

Las sillas vacías

El máximo tribunal de Justicia bonaerense debería funcionar con siete miembros, pero por renuncias, fallecimientos y jubilaciones, solo quedaron tres. Se trata de Daniel Soria, Hilda Kogan y Sergio Torres. La oposición quiere jugar ahí.

Como dio cuenta este medio, la discusión por los cargos se puso sobre la mesa cuando la oposición se quedó con la llave para darle al gobernador la habilitación a tomar deuda para poder hacer frente a los vencimientos del endeudamiento contraído por la gestión de María Eugenia Vidal. Como requiere de los dos tercios, Kicillof quedó obligado a negociar con los espacios opositores, totalmente atomizada.

En una reciente entrevista con Buenos Aires/12, el ministro de Gobierno bonaerense, Carlos Bianco, planteó que “hay cuatro lugares vacantes en la Corte y son seis oposiciones. En este momento no se puede hacer porque no hay una interlocución que permita hacerlo”.

A lo largo de 2024 comenzó a saldarse uno de los grandes problemas en la provincia de Buenos Aires: la cobertura de las vacantes judiciales en el conurbano y el interior, que dejaban casi en estado de parálisis al sistema de Justicia.

Así, con la coordinación entre el ministerio de Justicia que comanda Juan Martín Mena y el Senado bonaerense, oficialismo y oposición avanzaron en acuerdos haciendo que el nivel de vacancia se redujera del 25 al 17 por ciento. Si bien aún restan cubrir 463 lugares, ya quedaron en estudio unos 205 pliegos que no pudieron avanzar al recinto por las trabas de estas últimas negociaciones de diciembre.

La negociación detrás de las vacantes

Con todo, además de las sillas del máximo tribunal, quedan otros cargos clave a cubrir como el del subprocurador general y la Defensoría General. Por todo esto empezará la rosca, dado que las diversas tribus de Unión por la Patria, como el PRO, libertarios y radicales quieren un lugar.

Para el Gobierno bonaerense esto puede ser una ventaja, pero también un problema. Al haber variedad de terminales con las que negociar, se complejiza arribar a una síntesis. Eso pasó, por ejemplo, con otros cargos como los del directorio del Banco Provincia o del Consejo de Educación. "El gobernador dijo que si había que modificar los cargos no tenía problema, que les den los nombres y por decreto los nombraría ese mismo día", contó Bianco. Al no haber unidad de criterios en la oposición, acordar esos nombres se volvió un problema complejo.

En todo este rompecabezas, el PRO podría ser el más complicado al momento de las negociaciones, ya que desde los demás espacios entienden que “ya se llevó su parte” al ubicar al procurador, Julio Conte Grand y al actual miembro de la Suprema Corte, Sergio Torres, cuyo pliego fuera impulsado por la exgobernadora Vidal.

Ahora hay nuevos actores. El radicalismo bonaerense tiene otra facción, que responde al tándem Martín Lousteau-Facundo Manes, que funcionó como “dialoguista” con el gobierno bonaerense en la cámara baja. Además, a lo largo del año fueron de vital importancia para el oficialismo los acuerdos con el espacio de Unión Renovación y Fe, el sector de libertarios díscolos que tiene una interesante bancada de nueve escaños.

Asimismo, uno de los espacios interesados en el debate por la Suprema Corte fue La Libertad Avanza, el espacio que conduce el joven legislador e influencer Agustín Romo en la Cámara de Diputados. “Fue concreto: dijo que votaba todo si se le cedía una silla”, aseveró una voz de Unión por la Patria.

Según quedó previsto el último viernes tras la sesión fallida, el martes 7 de enero se realizará el primer encuentro de negociación de la mesa que congregará a todos los sectores de la Legislatura y a representantes del Poder Ejecutivo, con el fin de empezar a saldar los huecos y llegar a sesionar en febrero.

¿Se destraba?