"Todo este proceder inhumano que está realizando este gobierno ya se está visibilizando. Yo quisiera tener un mano a mano con Villarruel, Milei y compañía para preguntarles cara a cara si ellos están de acuerdo con sus amigos genocidas de haber tirado vivos al río a tantos de nuestros hijos desde ese avión que recuperamos, a nuestras madres, a las monjas francesas y a tantos otros. Yo les preguntaría si están de acuerdo con sus amigos genocidas de haberse apropiado de los bebés. Todas, Abuelas y Madres, hemos recuperado 138 nietos", afirmó Taty Almeida desde el escenario montado en las puertas del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, en el predio de la ex ESMA. Fue el final del masivo y emotivo festival que se celebró en contra de los despidos recientes, el cierre temporal del espacio y el vaciamiento del área, tanto en la Secretaría de Derechos Humanos como en el Ministerio de Justicia de la Nación. Taty lanzó esa declaración al hueso en uno de los momentos más conmovedores de la noche, frente a miles de personas que sostenían en sus manos velas encendidas. "Hoy estamos acá con estas velas para seguir iluminando el camino que vamos a continuar", remarcó entre aplausos efusivos. "Una memoria que arde" fue el lema de la convocatoria.

La referente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora aseguró que "la lucha continúa" y pidió que nadie "baje los brazos" porque, como siempre enseñaron Madres y Abuelas, "la única lucha que se pierde es la que se abandona". El público presente coreó el final de sus frases y, casi como una invocación, su voz resonó en el predio para reafirmar una vez más: "30 mil detenidos desaparecidos. Presentes. Ahora y siempre. ¡No nos han vencido!". Se escucharon varias respuestas a modo de cánticos por parte de los asistentes (la más repetida fue "El Conti no se cierra"). Todos y todas aplaudieron la declaración de Almeida y chiflaron a las autoridades del gobierno mileísta que desde el inicio de su mandato buscó desmantelar las políticas de memoria y los numerosos espacios de memoria que existen en el país.

La de Taty no fue la única voz que se escuchó en la tarde del sábado. También pasaron por el escenario numerosos artistas y referentes de la cultura, se leyeron adhesiones y se compartió un audio de Cristina Fernández de Kirchner, en el que recordó aquel 24 de marzo de 2004 cuando acompañó a Néstor en el acto de recuperación de la ex ESMA. "Supe y sentí que en ese momento estábamos ante un doloroso pero necesario ejercicio de la memoria, de la verdad y de la justicia. En ese lugar funcionó durante la dictadura cívico-militar de 1976 un verdadero campo de concentración. Cuando años más tarde visité en Münich el primer campo de concentración del nazismo, tuve la misma y exacta percepción, pero también la información que daba cuenta de que ese primer centro de exterminio estaba destinado solo a los opositores políticos en una primera instancia: a socialistas y comunistas. Más tarde fueron los gitanos y los homosexuales. Es un buen aprendizaje para los que miran hacia otro lado cuando el sufrimiento es ajeno porque no les toca, porque piensan que de esa manera se salvan o, peor aún, porque se solazan cuando otro sufre más que ellos en un clima de época caracterizado por la falta de empatía y, en unos pocos casos, por el exceso de crueldad", señaló la expresidenta.

“Una memoria que arde. El Conti en guardia” fue el lema con el que se difundió la convocatoria y también las frases que estaban escritas en los carteles dispuestos en el ingreso para recibir al público. El encuentro fue impulsado por el colectivo de trabajadores y se llevó a cabo en las puertas del espacio que permanece cerrado desde el jueves por decisión del secretario de Derechos Humanos de la Nación, Alberto Baños. "Nosotros venimos denunciando el desmantelamiento de la Secretaría de Derechos Humanos y de todo el Ministerio de Justicia”, apunta el delegado de ATE en la secretaria, Octavio Rampoldi. “Desde marzo venimos sufriendo despidos, somos perseguidos y estigmatizados. El cierre del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, al que esta gestión le cambió el nombre quitándole la palabra memoria, no es más que otro capítulo en esta avanzada de Alberto Baños y Mariano Cúneo Libarona. Todos los meses tuvimos despidos: en esta última etapa fueron despedidos 252 compañeros. Hacia fines de 2023, en la Secretaría éramos un poco más de mil trabajadores y hoy quedamos 800: de esos 800 hoy ya hay 252 despedidos y otros 300 tienen serio peligro de perder sus puestos de trabajo porque no tienen asegurada su continuidad laboral con la renovación de contrato", comunicó a este diario.

Una reapropiación sensible del lugar fue lo que se vivió a lo largo de la jornada: contra el negacionismo, memoria; contra el ajuste, solidaridad; contra la deshumanización, empatía. Bajo el mismo espíritu que guió al Conti desde su inauguración en 2008, el sábado hubo alegría, fiesta, reunión y compromiso en un contexto de angustia, tensión e incertidumbre para los trabajadores que el último día del año, a las 14, recibieron este mensaje de WhatsApp: “El secretario de Derechos Humanos hace saber a todo el personal del Centro Cultural Haroldo Conti que se procede al cierre del mismo a partir del 2 de enero de 2025. Ello a efectos de velar por una adecuada reestructuración interna, rearmado de equipos de trabajo y análisis de la programación del año entrante”.

Desde temprano hubo grupos de familias y amigos paseando entre los puestos de la feria popular montada en el predio o conversando sobre el pasto con sus mates. Algunos asistentes charlaron con Página/12. Fiorella y Anabella, dos jóvenes amigas que compartían una mateada, contaron: "Estamos acá apoyando las conquistas de los derechos adquiridos, la lucha que se llevó a cabo todos estos años. Apoyamos el reconocimiento de la memoria. No es casual que estén cerrando un espacio relacionado al arte, la memoria y la cultura con todo lo que eso significa. Están atacando un espacio dedicado a los derechos humanos y, como el arte tiene esa gran capacidad de mantener vivos todos los hechos, es muy importante reivindicarlo, apoyar que el espacio se reabra y que se recuperen los puestos de trabajo. Hoy sentimos que tenemos que estar en estos lugares".

La tarde empezó a ritmo de candombe. Por una de las calles principales entró en escena el Colectivo Danza Afro: mujeres de todas las edades vestidas de rojo avanzaron bailando y, detrás de ellas, la cuerda de tambores con los personajes típicos del carnaval. Poco después, uno de los integrantes de ATE dio inicio al festival y a lo largo de toda la tarde desfilaron por el escenario varios artistas: el primero fue Juan Carlos "Tata" Cedrón. También hubo lecturas de poesía y canciones que expresaron la diversidad en materia de géneros musicales. Un momento conmovedor fue la apertura con el Himno Nacional ejecutado por la Orquesta Andina del Suteba de Lomas y también la interpretación de "Como la cigarra", de María Elena Walsh, que fue coreada por todos y acompañada por pañuelos blancos sostenidos en alto con el lema "Nunca Más".

Lila y Mariel son madre e hija y están leyendo uno de los carteles informativos de la ex ESMA. Cuando se les pregunta por qué decidieron asistir al festival, la madre dice: "Participo de todos los actos de memoria que puedo. Creo que hay que expresarse en este momento. Fui parte de esa época entonces me reconozco en los compañeros y compañeras desaparecidos. Tenemos una integrante en la familia y por eso tratamos de mantener viva la memoria. Más allá de todo eso, no hay palabras para definir lo que estamos viviendo acá con mi hija. Es necesario que haya más sitios como estos y es clave mantener la memoria viva a través de acciones concretas como estas". Lila habla del traspaso generacional, remarca la necesidad de buscar formas para resignificar eso desde el presente e interpelar a las nuevas generaciones porque quizás lo ven como algo lejano que no les pertenece.

"La dictadura cumplió una función, tuvo como objetivo instalar un modelo económico y para eso tuvo que cambiar las mentalidades, hacer desaparecer a gran parte de una generación", señala. En relación al Conti, su hija Mariel agrega: "En este lugar se han cruzado artistas de muchas generaciones, de muchas trayectorias y de muchos países. En ese sentido, es una forma amplia de hacer memoria, de no limitarla a un hecho puntual sino valorizar la potencia de lo poético para abrir sentidos, la potencia de la ficción para repensar nuestro propio pasado y formas posibles para el futuro, acá en Argentina pero también en otras sociedades. Para eso es clave el rol del arte y la cultura, pero también un espacio que los aloje como el Conti".

El secretario general de la CTA, Hugo Yasky, caminaba desde temprano por el predio. Cuando se le consulta sobre la coyuntura actual en materia de derechos humanos, responde: "Este gobierno está decidido a arrancar de raíz eso que se construyó a partir de los juicios del Nunca Más: una conciencia política que condena el genocidio, que reivindica 'Memoria, Verdad y Justicia' como una bandera democrática y que defiende la idea de que no puede haber democracia sin respeto a los derechos humanos". Yasky remarcó la "situación de emergencia" que se vive a raíz de una ultraderecha avalada por "un tejido de corporaciones empresarias poderosas que le dan sustento y están detrás de este tipo de políticas". 

También señaló la intención de "llevar la desertificación de la memoria del pueblo argentino a un punto extremo" y por eso mencionó la importancia de asistir a estas convocatorias. "No se trata solamente de un conflicto por despidos estatales; estamos ante una política que quiere volver a convertir todo esto en un espacio desertificado y el pueblo no lo va a permitir. Yo estoy convencido y por eso vine". 

Revalorizar el trabajo estatal también fue uno de los ejes que se mencionaron durante las intervenciones artísticas y políticas. I Acevedo, poeta, leyó un fragmento del prólogo de Roberto Arlt a Los Lanzallamas y aludió a la idea de "trabajo estatal sedante", muy común en los años 30, ya que "en esa época Arlt trabajaba para un Estado que estaba al servicio de los intereses oligárquicos". "Eso cambió con el peronismo. Defendemos determinado trabajo estatal porque los derechos humanos no son un símbolo abstracto", subrayó.

Lihué está sentado en el cordón de la vereda con una de sus hijas mientras la otra pasea por el predio: "Estamos acá porque es importante tener memoria, recordar –dice–. Vengo con mis hijas porque es importante que sepan. Si lo dejamos de decir, se pierde y es como si nunca hubiese existido. La ex ESMA es muy grande y si te perdés puede ser muy oscura, puede que te agarre miedo, sobre todo de noche. Pero en el Conti siempre hay colores, exposiciones, voces hablantes, gente que escribió, que vivió y dejó su marca. Es fiesta, es vida. Cada vez que traigo a mis hijas les digo que esto es del pueblo. Ya no es lo que era ni es de los militares; es nuestro".