El universo de imitadores de Elvis Presley es inmenso y concreto como los movimientos de pelvis del rey del rock & roll. En Las Vegas se los puede apreciar sobre los escenarios, oficiando bodas y en espectáculos de paracaidismo tal como Nicolas Cage lo hiciera en Luna de miel para tres. A dos mil setecientos kilómetros de la ciudad del pecado, más precisamente en la ciudad que lo vio nacer, este peculiar ejército de jopos y exageración cuenta con un Elvis enano, otro de dos metros, un Elvis obeso, uno muy flaco y un Elvis parapléjico. Sin embargo, Los reyes de Tupelo (reciente estreno de Netflix) se centra sobre uno que vende seguros médicos y uno acusado de terrorismo. La notable miniserie documental de tres episodios parece craneada por los hermanos Coen, horneada sobre gótico sureño, y cuenta con varios responsables de Tiger King y Wild Wild Country en la faena.

“Mi mamá me crió en base a Jesucristo, Elvis y pan de maíz, en ese estricto orden”. Así se presenta Kevin Curtis. Protagonista de este relato que empieza con una cita de William Faulkner: “Para entender el mundo, primero tenés que entender un lugar como Mississippi”. Lo que se hace bastante difícil cuando el personaje en cuestión, amén de su labor como imitador de Elvis, fetichista de los pies y conserje, estuvo en el centro de las investigaciones por un intento de asesinato ¿Su objetivo? Barack Obama. Lo atractivo de esta exploración es que salta los límites del True Crime (“una saga criminal en Misisipi” es su subtítulo) para absorber con su pantanal de simbolismos y personajes rocambolescos.

Para empezar, está el congresista que se jacta de mandar como lo hacía el comisionado de Los duques de Hazzard (“me podría coger a un alce y aun así ganar una elección”). Le siguen la orgullosa mamá del implicado en un magnicidio que habla con un loro en el hombro; la exuberante esposa de aquel y su gran cuñado, Jack. Exitoso vendedor de seguros, imitador de Elvis como su hermano y fundador de la banda tributo Double Trouble. Y es por ello que la serie juguetea en varios momentos con la referencia al gemelo fallecido del “Hillbilly Cat”. “¿Qué habría sucedido si Jessie Garon Presley no hubiera muerto?”, se pregunta Curtis con la respuesta en la lengua: “habría formado un dúo con su hermano”. La cereza en el pie sucede en el último capítulo dedicado a un misterioso forastero que llega hasta Tupelo para abrir un dojo de karate. Avispadísimo miembro del Club Mensa o un completo idiota, según el ángulo desde donde se lo observe. El conflicto entre Everett Dutschke y Curtis podría ser de polleras, pero termina con la CIA, el FBI y los medios estadounidenses fisgoneando en un pueblucho en el que cada iglesia le rinde pleitesía a Elvis Presley. “Acá podés no tener dinero, pero nadie sobrevive en Mississippi sin un destino”, se escucha al pasar.

El catalizador del relato, sin embargo, aparece en un congelador hospitalario. Para Curtis el descubrimiento de una cabeza decapitada le brindó un propósito y una mochila existencial. Sí, el registro también incluye el comercio ilegal de órganos como temática. Así empezaron los duelos del susodicho con las autoridades, la debacle de su matrimonio, y un caos que incluye coches que explotan, una casa que se incendia, encarcelamientos, acoso cibernético, un tiroteo a un elefante desde un vehículo, infidelidades y, en última instancia, el intento de asesinato contra el Primer Mandatario. Las cartas con ricina enviadas a la Casa Blanca, cabe decir, fueron el anzuelo de un proyecto, paradójicamente, también dirigido por dos hermanos. Maclain y Chapman Way volaron hasta la ciudad “hermana menor” de Memphis con cierto temor a desempolvar toda esta infamia. “Pronto nos dimos cuenta de que los sureños abrazan su excentricidad. Es algo de lo que no se avergüenzan. Es algo de lo que están orgullosos. Así que para ellos ser parte de esta historia loca y disparatada es algo muy divertido”, le dijeron a Variety.

Los Reyes de Tupelo está en las antípodas de un documental objetivo, y así lo demuestran su montaje y puesta en escena -si se permite la expresión- “All shook up”. La elección resulta estroboscópica y embriagadora, pero concuerda con el tono de la narrativa. Se destaca el rol de Steve Holland, hijo de una jueza y político local, que oficia de narrador por antonomasia con sus sentencias siempre sublimes y socarronas. También suma, y mucho, la reconstrucción entre story board y pulpesca, a cargo del propio Curtis. Obviamente, el involucrado escribió el guion de lo sucedido y tiene intenciones de llevarlo a la gran pantalla. Dicho sea de paso, Steve Carell sería el candidato ideal para encarnar al sujeto que no le tiembla la voz cuando afirma que vivió “la historia más controversial en todo Mississippi y , probablemente, de todos los Estados Unidos”.

Programados

* Universal+ repondrá el próximo jueves Law & Order True Crime: The Menendez Murders. O como la franquicia de Dick Wolf también tuvo lugar para explorar el caso de los hermanos de Beverly Hills que asesinaron a sus padres en 1989. Dentro del elenco se destaca Edie Falco (The Sopranos, Nurse Jackie) como la abogada que representó a los parricidas en los ‘90. Para ver mientras se esperan novedades de este lado de la realidad. A saber, a fines de enero un juez podría dictaminar su posible libertad condicional.

* On Call: Long Beach se estrenará por Prime Video el próximo jueves. Esta versión apócrifa y ficcionalizada de Cops, sigue a un dúo de policías de manera inmersiva por las calles de ese rincón de Los Ángeles. La cámara no se despega de una veterana (Troian Bellisario) y un novato (Brandon Larracuente) mientras disparan, salvan gente, siguen sospechosos y resuelven entuertos callejeros. ¿Quién pone su firma? Sí, Dick Wolf.

* Mañana a las 20 hs, Europa Europa le dará lugar en su grilla a El quinto mandamiento, la miniserie que recrea la truculenta historia real de Ben Field. La serie, premiada por los Bafta en 2024,  cuenta la historia del maestro de escuela retirado de Stowe, Peter Farquhar, y su vecina Ann Moore-Martin, dos personas mayores unidas por la soledad. Esto cambiará cuando conozcan a un joven estudiante cristiano con quien desarrollan una fuerte amistad. El elenco está encabezado por Eanna Hardwicke (A very royal scandal), Timothy Spall (El discurso del rey) y Anne Reid (Years and years). Y que no falte el true crime de cada día. 

El personaje

Tommy Norris de Landman (Billy Bob Thornton). “Extraer petróleo es el trabajo más peligroso del mundo. No lo hacemos porque nos gusta. Lo hacemos porque no tenemos más opciones”. Palabras del cowboy tejano que cabalga el oro negro como ninguno. O, mejor dicho, como puede. Ahí está la escena con la que abre la entrega de Taylor Sheridan donde convence a un grupo de narcotraficantes, encapuchado y a punta de pistola. “Ahora los soñadores vienen al pozo, a ganar o morir”, dirá en otro momento. Desde hoy se lo puede ver por Flow.