“Chicos perdidos. ¿Te suena conocido?”. La frase presente en Goosebumps: la desaparición (estreno del próximo viernes por Disney+) opera dentro y fuera de la segunda temporada de esta propuesta. Sí, la ficción basada en Escalofríos, la exitosa saga literaria de R. L. Stine, parece atada a la larga saga de terror adolescente, como si It y Socorro, fueran juntos de juerga por un rato. Pero a su vez, también se lía con lo que ya mostró la propia serie de antología creada por Rob Letterman y Nicholas Stoller en su primer arco. Y en esa fruición se despachan los ocho episodios de esta propuesta encasillada dentro del fenómeno YA. Jóvenes adultos, allí vamos a asustarte.
La trama presenta a Anthony (David Schimmer de Friends), padre recientemente divorciado que recibe en casa a Devin (Sam McCarthy) y Cece (Jayden Bartels), una parejita de gemelos no muy gustosos de pasar su verano en Brooklyn. En sintonía con el arribo de sus hijos, llegan los efectos personales de su hermano ¿muerto? hace tres décadas. Nunca hallaron su cuerpo, pero sí la ropa en la que habría algo malévolo y carnívoro esperando tras una larga siesta. Generosa con las convenciones y personajes de su molde, Goosebumps: la desaparición desempolva el espanto para la generación Z.