“Nuestra cultura es matriarcal ancestralmente. Por eso, el atropello desmesurado y sin control con fuerzas policiales hace que nos lastimen con golpes y balas en nuestra espiritualidad que es sagrada”, denuncia Cristina Marin, werken (mensajera) del Lof Lafkenche (Bariloche), referente de la mesa Coordinadora Mapuche - Tehuelche, de Río Negro y parte de las mujeres lafkenches que participan, hace 27 años, en los Encuentros Nacionales de Mujeres por sus derechos ancestrales sobre la tierra y el derecho a parir según su cultura.
Rafael Nahuel tenía 22 años y fue baleado el 25 de noviembre, con una bala similar a la que utiliza el grupo Albatros, de Prefectura, que dependen del Ministerio de Seguridad que conduce Patricia Bullrich. En el mismo operativo hubo otras dos personas heridas con balas de plomo. Una de ellas es Micaela Johana Colhuan, soldada voluntaria de la Escuela Militar de Montaña de Bariloche, desde abril del 2016. El Ejército informó que inició un sumario administrativo por las faltas sin causa desde el jueves y personal de la Escuela Militar la fue a buscar a su casa. Johana está herida pero sigue en la montaña.
La represión en el predio lindero al Lago Mascardi, en Bariloche, empezó el jueves 23 de noviembre contra mujeres, adolescentes, niños y niñas que fueron detenidas, incomunicadas y esposadas con cinta para atarles sus manos e, incluso, impedirles alzar a upa, calmar o abrazar a sus hijos e hijas. “En el desalojo del jueves las que más sufrieron la represión han sido las mujeres y los niños. Además como también nos paso a nosotras, en el pu lof que han prescintado a niñas menores de edad tiradas al suelo, en este caso, llevaron detenidas a cinco mujeres y cinco menores, incluso de cinco años, durante horas. Están en la cacería de nuestro pueblo porque no tienen respeto por la vida misma y eso quedó demostrado el sábado con el asesinato de Rafael”, subraya Soraya Maicoño, integrante de la Pu Lof en Resistencia, de Cushamen, un conjunto de comunidades que recuperó tierras que consideraban usurpadas por Luciano Benetton.
La comunicadora especializada en derechos humanos Susana Yappert e integrante de la corriente La Colectiva mira de frente al lago en la Patagonia y, también, a las mujeres mapuches a quienes muchxs en Bariloche solo les dan la espalda. Ella describe como observó la represión y el desprecio de las que fueron víctimas: “El jueves, a las cinco de la mañana, cuando empieza la represión en Lago Mascardi detienen a las mujeres y a los niños y niñas. Los despertaron, los sacaron y les prescintaron las manos a las madres, en medio de gases lacrimógenos. Los niños estaban aterrorizados y llorando y las madres no los podían agarrar porque estaban con las manos inmovilizadas. Durante cinco horas estuvieron en la vera de la ruta y luego las detuvieron y pasaron hasta la noche en un juzgado federal, en un lugar mínimo, sin poder comunicarse con nadie. En la represión del sábado estaban desesperadas ante rumores de muertos y heridos porque no podían acercarse al lugar por una restricción judicial. Las acompañamos a la Catedral porque estaban solas y, aunque sea, poder sostenerles a los nenes. Ellas querían increpar al Obispo porque querían saber quiénes eran los muertos y nadie les decía nada. Pero, en ese momento, hombres de la Iglesia intentaron pegarle a las mujeres y, ante mis ojos, le pegaron a un nene. Ahí empezó la furia”.
Después de los golpes, amenazas, detenciones y los rumores de un muerto sin noticias oficiales, un periodista de Clarín escribió en Twitter que las mujeres hacían sonidos de guerra para demonizarlas y justificar la represión. El ensañamiento mediático llevó a que TN pusiera una foto de Moira Milán para asociarla impunemente al terrorismo de ISIS en pos de justificar un asesinato por represión. La banalización y la comparación con ISIS es sorprendente y peligrosa. Y, por supuesto, falsa. Entre otros temas, no menores, el lugar de las mujeres es inexistente para ISIS (salvo para inmolarse) y es central en los reclamos mapuches.
Yappert resalta una trama histórica que quemó a las brujas y que extirpo a las referentes originarias a cambio de espejitos de colores que hoy trasmiten en cadena nacional: “La machi (persona elegida por un espíritu superior para asumir la función de médico del cuerpo y del alma) es central en este conflicto. El lago Mascardi es un lugar elegido por la comunidad por la emergencia de la machi después de ciento veinte años. Son las personas que vienen a reestablecer el equilibrio. En la conquista del desierto las machis se exterminaron con saña porque son personas con mucho poder en las comunidades”.
“Nos somos extranjeros. Somos un pueblo preexistente al Estado como muchos otros que habitan lo que hoy es Argentina y estamos recuperando territorio que nos corresponde. Muchas familias han sido despojados para que hoy sea Parque Nacional”, describe Soraya. Bariloche es “detrás de” en mapudungun (mapuche) y el lago Mascardi arco iris. Sin embargo, ahora, la mayoría de los medios de comunicación, reflejan un sólo color y no se cuenta qué pasa con las mapuches ni qué hay detrás del fusilamiento por la espalda de Rafael. “Quiero pedir justicia con lo que pasó con mi hijo. No puedo creer que todavía me lo hayan traído así. Pido que me acompañen para tener algo claro porque ni sé de qué manera me lo mataron. No voy a estar tranquila con lo que pasó, todavía no puedo creer que se nos fue de esta manera”, afirmó Graciela, la mamás de Rafael Nahuel, a las cámaras de A-24, en una cobertura casi sin cámaras, casi sin micrófonos, frente a una represión prepotente y un periodismo inmovilizado o monocorde, salvo excepciones.
El jueves 23 de noviembre Rafael estaba vivo y la fotógrafa Eugenia Neme, integrante del colectivo Al Margen, le tomó una foto tocando la trutruca y con un niño a upa, en las inmediaciones de la Policía Federal de Bariloche, después de la represión y detención de cinco mujeres con sus hijos de la comunidad Lafken Winkul Mapu ante la orden de desalojo. Rafael Nahuel es una víctima de la represión a la protesta social y emblemático de un fenómeno de los barrios más pobres de Bariloche y otras zonas del país: el origen que antes parecía licuado por un color tierra neutro ahora es resignificado con orgullo, historia y futuro: Laura Ferman, militante de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), de Bariloche, explica: “Muchos pibes jóvenes, como Rafael Nahuel, se empiezan a encontrar con un proceso de identidad”. Y, en esa identidad, las mujeres son un núcleo central de la pelea por la tierra. Ferman relata: “La lucha del pueblo mapuche, como otros espacios de resistencia, son fuertemente promovidas y lideradas por las mujeres. En las recuperaciones territoriales su aporte es enorme porque está vinculado con la lógica del cuidado, la crianza y la tierra. Es una lucha de las mujeres, los jóvenes y donde los niños tienen un rol distinto según su cosmovisión”.
Marin enmarca: “La situación con las mujeres es muy compleja porque ancestralmente vivieron en la zona, pero ahora tienen restricción para acercarse porque fueron amenazadas de que si se acercan al territorio las van a mandar a La Pampa o a Ezeiza. A nuestro pueblo lo amenazan, encarcelan, torturan y nadie habla de lo que hacen las empresas trasnacionales con la tierra para crear un enemigo interno y justificar tantas tropas internacionales que están militarizando la Patagonia”.