Un brutal episodio sacudió a Villa Gesell al término de la primera semana de esta temporada de verano: una sargento de la Policía Bonaerense fue asesinada ayer domingo a la madrugada por su ex pareja, también efectivo de esa misma fuerza, quien inmediatamente después del hecho se suicidó. Todo ocurrió en el acceso a la vivienda de la mujer en el barrio El Unicornio y ante la presencia de las dos hijas que ambos tenían. La causa es llevada adelante por la Unidad Fiscal de Investigación número 4 de Pinamar a cargo de Juan Pablo Calderón. De momento, la carátula es "femicidio seguido de suicidio"
El hecho ocurrió muy temprano ayer domingo, apenas pasadas las 6 de la mañana, cuando Yanina Noemí Zárate (de 38 años) fue interceptada en la puerta de su domicilio en Avenida 27 entre Paseos 100 y 101 de Villa Gesell, por Gustavo Alejandro Juárez, de 40. Según algunos testimonios, Zárate y Juárez habían tenido una discusión por teléfono la noche anterior, aparentemente por la custodia de sus hijas, dos niñas de 13 y 8 años. La sargento de la Policía Bonaerense había denunciado a su ex pareja Gustavo Alejandro Juárez por violencia de género en octubre pasado, momento desde el cual pesaba sobre el hombre una prohibición de acercamiento y también una exclusión del hogar que el agresor violó en la madrugada fatal del domingo.
Zárate trabajaba en el Grupo de Apoyo Departamental de Pinamar y venía de realizar tareas como servicio adicional de seguridad en un hotel de Cariló, localidad de ese vecino partido de Gesell y a unos 20 kilómetros de su casa. En ese entonces, sus hijas estaban al cuidado de una tía, a quienes recogió una vez que regresó a su vivienda. Ahí mismo fue interceptada por Juárez, quien la ultimó con dos disparos y luego se quitó la vida. La primera hipótesis postula que el agresor cometió ese violento hecho después de arrebatarle a su ex pareja el arma reglamentaria de calibre 9 milímetros que era de su propiedad. Una de las chicas se comunicó por teléfono con la línea 911 y poco después se hicieron presentes móviles policiales de la Comisaría Cuarta del lindero barrio de Monte Rincón y una ambulancia del hospital local Arturo Illia. Cuando las dotaciones se hicieron presentes, ambos policías ya estaban sin vida.
Yanina Zárate era oriunda de la localidad de Termas de Río Hondo y se había mudado a Villa Gesell en el año 2010, en principio para trabajar de camarera en la confitería del Intersur, hotel en el que también estaban empleados familiares de ella y otros conocidos de esa ciudad de la provincia de Santiago del Estero. La actividad turística de ese distrito cercano a la frontera con Tucumán hace que muchos de sus habitantes desarrollen en temporada baja labores en gastronomía y hotelería que luego desempeñan en lugares similares de Gesell.
Después de un verano en la localidad balnearia bonaerense, Zárate logró preservar su trabajo en el Intersur durante el invierno, por lo que decidió establecerse en ese nuevo destino. Allí conoció a Gustavo Juárez, con quien tuvo sus dos hijas, la primera de ellas mientras trabajaba en la confitería que el hotel abre al público en general en el transcurso de la temporada alta.
Sin embargo, años después después se inscribió para acceder a los cursos que el Ministerio de Seguridad Bonaerense había creado en distintos distritos de la provincia con el propósito de dotar de efectivos a los flamantes cuerpos de policías locales instaurados por la entonces gestión del gobernador Daniel Scioli. Dichas instrucciones tenían una duración de un año, cifra menor a los de tres dictados en los institutos centrales de La Plata. Los requisitos eran solo tres: tener entre 18 y 35 años de edad, haber finalizado el colegio secundario y no tener antecedentes penales. Zárate egresó de ese curso y luego siguió especializándose para buscar ascender en la fuerza provincial. La causa por el brutal femicidio perpetrado contra la joven santiagueña también deberá determinar bajo quiénes quedan en custodia las dos hijas de la pareja y cuál será la contención que recibirán después de la brutal madrugada de violencia y sangre fría que les tocó presenciar.