El escritor de imágenes
La Fundación Juan March de Madrid está presentando la exhibición Saul Steinberg, artista, una imponente colección de más de 400 obras del artista rumano responsable de las icónicas portadas del semanario literario The New Yorker. “No pertenezco del todo al mundo del arte, ni al de las viñetas, ni al de las revistas, por eso el mundo del arte no sabe muy bien dónde situarme”, dijo alguna vez Steinberg sobre su inquieta obra. Originario de Rumania, arquitecto de profesión, vinculado al expresionismo abstracto norteamericano y muerto en 1999, devino dibujante recién llegado a Nueva York, donde migró indocumentado huyendo del antisemitismo en Europa y donde se consagró como un lector crítico y satírico de su propio tiempo. Llegó al semanario The New Yorker en los ‘40 y trabajó incansablemente ahí durante los siguientes 50 años. Pero además indagó en varios campos que ahora reúne su nueva retrospectiva. “Steinberg ha ideado diálogos entre lo verbal y lo visual que incluyen juegos de palabras con múltiples planos de significado, y que han llevado a compararlo con James Joyce”, dijo el crítico Harold Rosenberg –que fue quien lo bautizó popularmente como “El escritor de imágenes”–, en un texto que se puede leer en la exposición española, escrito originalmente cuando Steinberg tuvo su muestra en el Whitney Museum de Nueva York. El muralismo, el collage, la pintura o el grabado fueron otros lienzos donde Steinberg desplegó su capacidad de observación, su ironía y su gusto por el absurdo, con los que a menudo se refería a la vida social, los convulsos años de la posguerra en el mundo y una cotidianeidad que parece extinta. Quienes hoy se lamentan ante la certeza de que el siglo XX –con sus texturas, sus insurrecciones y sus peinados– ha muerto de forma tan definitiva, tienen una buena oportunidad para retomar contacto con un célebre artífice de su estética. Al menos, si están de paso por Europa.
La noche boca arriba
Algunos especialistas vienen previniendo hace tiempo sobre la lenta expansión de una ola ultraconservadora cada vez más extrema en el mundo, pero en Italia apuraron bastante el asunto y ya eligieron a Benito Mussolini como personalidad del año. Una de las últimas mañanas de 2024, los vecinos de Milán amanecieron con el rostro del dictador fascista impreso en la portada del periódico ultraderechista Libero bajo el título: “El hombre del año”. “Han pasado ochenta años de la caída del fascismo, pero la izquierda italiana sigue obsesionada con él”, es lo que se puede leer en la editorial que acompaña esa portada. Rápidamente, la indignación recorrió las redes sociales donde algunos calificaron el hecho como repugnante, y otros manifestaron su indignación posteando la foto del diario al revés, en referencia a la forma en la que fue colgado el cadáver de Mussolini después de su ejecución en la plaza pública: boca abajo. Sin embargo, el periódico ya conocido por sus afán provocador, respondió que simplemente se trataba de un chiste. Mario Sechi, editor del diario y ex vocero de la Primera Ministra de extrema derecha Giorgia Meloni, dijo que la idea era burlarse de la izquierda que insistentemente enuncia la palabra "fascismo" como si fuera un tema actual. El supuesto chiste ya tiene su historia: empezó el 2023 cuando el diario inició una polémica similar nombrando a Meloni como “El hombre del año”, felicitándola por “anular la guerra de los sexos, ganándola”.
El cinturón no se mancha
Aunque se podría decir que es la chica del millón de dólares, el ancho cinturón que indica su título –a menudo fabricado de cuero o de plástico– no tiene ningún valor económico. “¡No le sirve a nadie!”, contó desesperada la boxeadora argentina Nazarena “Capricho” Romero, que por estos días sufrió el robo del flamante cinturón que ganó el pasado agosto tras convertirse en campeona del mundo y dejar al país arriba en los rankings del boxeo femenino. Resulta que Capricho se hizo del título mundial en la categoría supergallo al vencer por nocaut a su rival mexicana, y por eso estuvo de visita en su natal Catamarca para recibir el reconocimiento a la “Deportista del año” y exhibir ante las autoridades el trofeo. Ya camino a casa, dejó el auto sin llave con su hija de 15 años durmiendo adentro –quien no se enteró de nada–, y al regresar se encontró con que había sido abierto y vaciado sin violencia de todas las pertenencias, incluido el cinturón. El robo a la compungida campeona voló por la prensa local con tanto tesón que empezó a recibir llamadas y pistas falsas que prometían dar con el objeto. Pero los ladrones deben haberse informado mejor, porque Capricho tiene un duro récord de 16 peleas profesionales, 14 ganadas por nocaut, y quizás, algo de eso haya influido, ya que durante las primeras horas del nuevo año decidieron devolverlo voluntariamente y de forma anónima. “Gracias a todos los que compartieron. Hay una historia dura detrás”, actualizó parcamente la campeona en su Instagram.
Tus cuatro patas piden fiesta
“El piano siempre ha sido mi mecanismo de supervivencia para superar momentos oscuros de la vida, pero hacía meses que no tocaba”, cuenta Rhys Wynne-Jones, un joven inglés de 32 años que pasó de vivir en la calle a convertirse en concertista de piano con entradas agotadas. Resulta que Wynne-Jones, un chico con una vida familiar dura, que sufrió de bullying en su adolescencia y que estudió piano clásico para evadirse, lo perdió todo en la pandemia y tuvo que empezar a vivir en la calle. Un día entró a una iglesia en la localidad de Penzance, al oeste de Inglaterra, en busca de la comida que ofrecían los voluntarios en una jornada solidaria. Pero dentro encontró un piano de cola y entonces ocurrió la magia. “El piano nunca se ríe de mí cuando lloro”, dijo más tarde Wynne-Jones, que es un prodigio del instrumento y que cuando se sentó ese día a tocar piezas de Beethoven y Chopin provocó que algunos voluntarios rompieran en llanto. El momento quedó inmortalizado en un video que filmó y subió a internet uno de ellos: se lo ve en el punto alto su recital, con sus jeans y su campera con capucha, muy concentrado mientras toca un cover impactante de "Bohemian Rhapsody" de Queen. Por supuesto el video se hizo instantáneamente viral, pero él nunca se enteró de que lo habían filmado. Y entonces después de comer y retornar a la calle, no entendió por qué algunos transeúntes se le acercaba para felicitarlo, ni tampoco cuando la Iglesia lo contactó para informarle que era famoso y que la gente estaba pidiendo que hiciera un concierto, ni menos aún cuando al lanzar las entradas, se agotaron de inmediato. “Estaba en estado de incredulidad. Nunca pensé que volvería a tocar el piano en público después de haberlo perdido todo”, dijo tímido, “y menos, recibir ovaciones de pie”. Desde entonces, Wynne-Jones ha tocado en una docena de iglesias de la zona oeste de Inglaterra –ya está pedida su presencia en otros lugares del país– y realmente ha hecho la diferencia porque llegó a recaudar 15 mil libras en un ciclo de conciertos para comprar insumos a personas sin techo. Además, se encuentra en un hogar transitorio y ha empezado a grabar sus propias canciones. Pero cuenta que una de las cosas más impactantes que le pasó desde que inició su nueva vida fue que Roger Taylor, el mismísimo baterista de Queen, originario de la misma zona, se declaró su fan y le escribió un mensaje: “Después de escuchar tu deslumbrante interpretación de 'Bohemian Rhapsody', me gustaría desearte todo lo mejor para tus conciertos”.