La justicia holandesa inició una investigación para determinar cómo es que Slobodan Praljak se hizo del veneno con el que se suicidó ayer en La Haya frente al tribunal que lo juzgaba. El misterio rodea la muerte del criminal de guerra, que estuvo sujeto a estrictas medidas de seguridad.
Praljak había sido condenado a veinte años de cárcel por sus crímenes en la república títere que los croatas montaron dentro de Bosnia durante la guerra civil posterior a la disolución de Yugoslavia. Estaba parado en una audiencia del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia mientras la Corte confirmaba su sentencia cuando ingirió veneno delante de los jueces. Fue llevado a un hospital en ambulancia, pero falleció a los pocos minutos. Según los testigos, vomitó sangre entre gritos de dolor hubo una demora entre la llegada de la ambulancia y el arribo al hospital.
Las hipótesis son varias al respecto: familiares, amigos, visitantes ocasionales, incluso su equipo de defensa está en la mira. Praljak estaba detenido en la cárcel de Scheveningen, cerca de la costa de La Haya. Allí hay detectores de metales y pantallas para observar el contenido de ropa y valijas. Una vez en la Corte, el único contacto de los encausados en la Corte es con sus abogados. ¿Cuándo, dónde y cómo se le dio el veneno al militar?
Eso es lo que se trata de averiguar, dada la violación de seguridad que permitió al reo tener el veneno en sus armas dentro del recinto del tribunal, rodeado de abogados y jueces. A la espera de la autopsia, la fiscal Marilyn Fikenscher dijo que "se trató de una sustancia química en un contenedor que le causó la muerte". Mientras, el abogado Tom Fila apuntó a que Praljak consiguiese el veneno minutos antes de matarse. "Pastillas y líquidos en pequeñas cantidades no son controlados", en ese sentido, dejando entrever la flexibilidad en los controles.
El testigo Mate Lausic apuntó que el criminal tuviese escondido el veneno en su traje. "El caso lleva 13 años, así que todo está más relajado. Los acusados reciben un traje en sus celdas para asistir a las audiencias, y este no fue chequeado", conjeturó, al tiempo que aventuró que el veneno fuese “líquido para destapar cañerías”.
Así las cosas, no es el primer criminal de guerra del sangriento conflicto balcánico que muere de esta forma. Otro criminal bosnio-croata que se suicidó fue Slavko Dokmanovic, quien se ahorcó el 29 de junio de 1998 en su celda de Scheveningen. En marzo de 2006, Milan Babic también se suicidó, tras haber sido condenado a 13 años por la limpieza étnica en Trajina. Otro caso es el Slobodan Milosevic, el ex presidente serbio y primer jefe de Estado juzgado por genocidio. Una semana después de la muerte de Babic apareció sin vida en su celda. La versión oficial habla de muerte natural. Nunca se pudo demostrar si se quitó la vida.
Respecto de Praljak no hay mayores precisiones desde la fiscalía holandesa, al tiempo que la sala del tribunal donde se mató continúa precintada. Así las cosas, hay un lugar en el mundo donde se llora al hombre condenado por haber masacrado musulmanes en el mayor conflicto posterior a la Segunda Guerra. Es Croacia, donde la prensa lo definió como “mártir de la Patria”. El Parlamento croata hoy guardó un minuto de silencio y sus connacionales critican la lentitud de los médicos.