El 2024 fue un año difícil para la cultura, las instituciones y los trabajadores. Todas las actividades culturales fueron cuestionadas en términos de rentabilidad, gasto económico y supuestos sesgos ideológicos. Este gobierno eligió negar el poder de las imágenes a la hora de construir pensamiento crítico, fomentando así políticas de vaciamiento hacia lo público. A pesar del contexto desfavorable,