Este viernes 10 de enero verá la luz The Human Fear, el sexto álbum de estudio de Franz Ferdinand. Para tantear la efectividad de su nuevo repertorio, el grupo escocés regresó en noviembre a Sudamérica y, contra todas las expectativas, en Buenos Aires llenó el estadio de Obras Sanitarias. Es que su anterior vuelta a la ciudad, consumada en la sala Museum, se había quedado corta no sólo en convocatoria sino también en cuanto a performance. Las canciones de su –hasta el viernes– último disco de estudio, Always Ascending (2018), tampoco ayudaban: no se encontraban a la altura de una obra que se había convertido en una oda a la dopamina. Lo curioso es que ese repertorio lo produjo Philippe Zdar, uno de los arquitectos de la escena dance francesa (quien falleció en 2019), por lo que el éxito parecía garantizado.
Pero el problema no fue el disco, sino el proyecto. Algo venía fallando. En 2016, el guitarrista Nick McCarthy anunció que no participaría en la grabación ni en la gira de Always Ascending, porque deseaba dedicarse a su familia. Y cinco años más tarde el baterista Paul Thomson también dejó el grupo. Sin embargo, tuvo el gesto de apadrinar el ingreso de su reemplazo, Audrey Tait, al subir a las redes sociales una foto en la que, al estilo de las carreras de relevo en el atletismo, éste le entregaba sus baquetas. No perdieron tiempo, y grabaron el primer tema de esta encarnación, "Billy Goodbye", que fue a parar al compilado de grandes éxitos Hits to the Head (2022). Tanto ese trabajo, como el tour que lo respaldó, fueron un periodo frustrante para Alex Kapranos, frontman de la banda, a quien si algo le obsesiona, es el futuro.
"No soy una persona nostálgica, ni tengo una idea romántica del pasado. No creo que sea un mejor lugar para vivir, es simplemente el lugar en el que estuviste antes del lugar en el que estás ahora", le dice Kapranos a Página|12. "El lugar en el que estás o en el que estás entrando para mí es mucho más emocionante." El 11 de septiembre del año pasado, el mismo día en que la Argentina estaba atenta a Charly García –que había develado en plataformas digitales de música su más reciente álbum, La lógica del escorpión– Franz Ferdinand comunicaba que ya tenía listo The Human Fear, el primer disco de la banda grabado enteramente por la baterista Audrey Tait. El corte promocional inaugural se tituló "Audacious", y aprovecharon además para informar que el inicio de la gira mundial acontecerá el 14 de febrero en Lisboa.
Esta vuelta reciente a Buenos Aires sucedió el mismo año en el que se cumplió el vigésimo aniversario de su álbum debut, titulado igual que el quinteto oriundo de Glasgow. Es el que incluye "Take Me Out", uno de los grandes himnos no sólo del indie de este siglo, sino del rock en general, al reflotar la dialéctica entre post punk y pista de baile. Festejo que, si bien no fue apoteósico, tampoco pasó desapercibido. Y es que Kapranos dejó de luchar contra ese pasado y contra esa vara tan alta de la que fue responsable. "Me siento cómodo con el pasado. Y me encanta que la gente todavía ame los discos que hicimos antes porque me siento en paz con lo que hice. Incluso, me gusta tocar esas canciones porque aún están vivas", revela. "Pero también estoy disfrutando de lo que hemos hecho ahora, y soy un privilegiado al compartirlo".
Alex Kapranos atiende a Página|12 a pocas horas de haber llegado a Buenos Aires, y le acompaña el bajista y único fundador de la banda en actividad, Bob Hardy. Si el último suele hablar sólo cuando es necesario, el líder del grupo es como debe ser todo mandamás: respetuoso, carismático, elocuente, inteligente, rápido, cauteloso y siempre atento a la sorpresa. La alegría de Kapranos no es normal, parece la de un brasileño, pero es más responsable al momento de irradiarla y la administra mejor. En la habitación del hotel donde se produce el tête-à-tête se puede vislumbrar la pista de caballos del Hipódromo de Palermo. Aunque el sol de mediodía es tan incandescente que cada vez que el dúo sale al balcón y regresa al living, su palidez se torna en ese rosa anaranjado propio de los salmones.
Al lado del sillón en el que se sientan hay una pila de vinilos, entre los que destaca el del cumbiero experimental argentino Rolando Bruno. "¿Lo conocés?", pregunta el artista de 52 años. Pese a que nació en Inglaterra, su acento es notoriamente escocés, parecido al de Ewan Mcgregor o al que usan en la serie Shetland. Con el Aye! (se pronuncia Ai!), en vez de Yes!. Más allá de los 6 mil kilómetros que separan a Escocia del Perú, el cantante, compositor y guitarrista se hizo fan de la cumbia amazónica. Al punto de que en su recital en Obras mechó un pedacito del yeite de la viola de "!La danza de Los Mirlos", del grupo peruano Los Mirlos, con su canción "Build It Up". Previamente le pasaron la data de que era un tema fijo en las bailantas de acá, y un cover que nunca falta en los shows de Damas Gratis.
Sin embargo, su relación con el género no es azarosa. En 2021 le encargaron la producción del disco debut del grupo femenino de cumbia Los Bitchos, una suerte de Kumbia Queers a la inglesa que puso a bailar a toda Europa, y cuya frontwoman es la uruguaya Agustina Ruiz. Let the Festivities Begin! es el título de este trabajo publicado en 2022 y grabado en los estudios de Phil Manzanera (ex violero de Roxy Music). En él lo asistió el músico y productor argentino Javier Weyler, ex baterista de Stereophonics. "Somos el lado más latino de los británicos", bromea Kapranos. "Me encanta esta música, y hago lo necesario para consumir estilos musicales de esta parte del mundo. Sé que en Argentina también hay grandes maestros de la cumbia, y es por eso que siento que tengo muchos discos para hacer, en ese sentido."
-Buenos Aires es una escala obligada en sus giras, al punto de que juegan de local, ¿qué les sigue sorprendiendo de sus shows acá?
Alex Kapranos: -Siempre dicen que es una ciudad muy europea, pero no creo que sea así. Es bastante distinta. Lo que no me deja de sorprender es la energía que hay en Buenos Aires, eso sí que es único. Es una ciudad con vida propia, y lo notás como artista cada vez que estás sobre el escenario. Por eso me encanta estar acá.
-Vinieron por primera vez como soporte de U2, en 2006, pero días antes tocaron en el Luna Park solos. ¿Es cierto que ese show sucedió porque el público lo pidió?
Kapranos: -Hay que apoyar a todas las leyendas, siempre y cuando sumen. Soy partidario de que hay que hacer las cosas correctas, y esa vez lo hicimos. El Luna Park nos trae muy buenos recuerdos porque volvimos a tocar ahí la segunda vez que vinimos, en 2010. Supe que lo van a cerrar para arreglarlo. Cuando hagan la reinauguración, espero que nos tomen en cuenta para estar en la reapertura.
-Desde entonces, muchas cosas cambiaron en Franz Ferdinand. ¿Cómo definirían el flamante periodo?
Kapranos: -Me parece que es un periodo de transición. Estamos sonando renovados, sin dejar de lado la identidad estética de Franz Ferdinand. La banda evolucionó muy bien, y eso lo podrán notar cuando escuchen The Human Fear. Definitivamente es el primer paso hacia otra etapa. Y pienso que ése es el punto de conexión directa entre nuestro primer álbum y éste. Fue genial tocar con Paul y con Nick, pero también me gusta hacerlo con Julian, Audrey, Dino –Bardot, el reemplazo de Nick en la guitarra rítmica– y con Bob, por supuesto.
-¿Y vos qué opinás, Bob?
Hardy: -Es el primer disco que hicimos nosotros cinco, y se sintió muy agradable. Al mismo tiempo, y ésta es una opinión muy particular, siento que The Human Fear no corta con lo hecho por la banda hasta ahora. Sólo apunta hacia el futuro.
-Pero desde que se anunció el disco, la promoción que circula en las redes, de parte de su sello, parece más bien un relanzamiento del grupo.
Hardy: -Sí, es verdad. Digamos que es la etapa 2 de Franz Ferdinand. Es algo parecido a lo que sucedió con Queen: tras sacar su primer disco de grandes éxitos, que representaba una era en su carrera, se enfocaron en su futuro. Aunque sin desatender a su pasado. Y nosotros estamos ahora en ese preciso momento.
-Las 11 canciones del álbum están colgadas desde hace rato en Spotify, pero no se pueden escuchar, a excepción de "Audacious" y "Night Or Day". Es medio cruel saber que están ahí listas, y no poder acceder a ellas...
Hardy: -Fue una decisión del sello, así como esperar hasta enero para sacarlo. De todas formas, en los últimos shows en vivo que dimos estuvimos tocando 7 de las 11 canciones nuevas. Estamos tan impacientes como el público de que el disco se pueda escuchar completo.
Kapranos: -En los recitales, la respuesta que tuvimos de parte del público con respecto a "Audacious" y "Night Or Day" fue buena. Nos lo comentaron quienes dirigen nuestros clubes de fan en países como Rusia y Chile. Fue fascinantemente extraño escuchar al público cantar temas de un disco que aún no salió.
-Siete años pasaron entre su último álbum de estudio y éste. Su promedio era de cuatro. ¿No fue mucho tiempo?
Kapranos: -Nunca dejo de componer, más allá de los discos que están por venir. Si hay que buscarle una razón a esta distancia de tiempo es porque hicimos el disco de grandes éxitos. A eso tenés que sumarle que en el medio hubo una pandemia. Si nada de eso hubiese sucedido, supongo que lo sacábamos en 2020, 2021 o algo así.
Grabadas en Escocia, en los estudios AYR, las 11 canciones de The Human Fear ("El miedo humano", significa su título en español) aluden a algunos miedos humanos profundos, al tiempo que exploran las herramientas para superarlos y aceptarlos. Al final de cuentas, es lo que impulsa y define la vida. "No dejes de sentirte audaz, no hay nadie que nos salve. Así que seguí adelante", versa "Audacious", suerte de glam rock considerado el manifiesto de la banda en este periodo. "Creo que es una actitud bastante buena", expedita el frontman. "Es verdad: si vas a hacer música, entonces no tiene sentido rehuir de tu identidad o sentirte avergonzado por quién sos." Los versos son bastante introspectivos y austeros, mientras que los estribillos son una respuesta abiertamente audaz a eso, tanto musical como líricamente.
De entre las letras del sexto álbum de los escoceses, resalta igualmente "The Doctor", que se remonta a los viajes al hospital del cantante durante su infancia, a merced de su asma crónica. Narra toda una historia de inquietud hasta la internación. "A menudo pasaba largos períodos de tiempo en el hospital, y cuando llegabas por primera vez, entrabas en pánico", evoca el artista. "Pero a medida que los días quedaban atrás, te encontrabas cómodo, y recibías cuidados y atención. Así que cuando llegaba el momento de que me dieran de alta, recuerdo muy claramente que pensé: 'Quizás todavía tengo un poco de silbido, y necesito quedarme unos días más' Eso es lo que te hacen las instituciones". Mientras que "Tell Me I Should Stay" es un melodrama gótico que se desliza hacia visiones de una cita que podría convertirse en algo más.
-A propósito de estas temáticas, los inmigrantes ilegales están sufriendo el acecho de la ultra derecha escocesa, siguiendo el ejemplo de Inglaterra. ¿Qué opinan de esto?
Kapranos: -Es algo que vemos en todo el mundo en este momento, y el miedo a menudo se manifiesta en la sospecha de aquellos que son diferentes a nosotros. "Audacious", en realidad, habla de eso. Trata sobre enfrentar tus miedos y los peligros que te rodean, y no culpar a los que no son como vos.
Hardy: -Eso es destructivo, innecesario y es la respuesta incorrecta. Gracias a las giras, nos reunimos con gente de todo tipo. Y si algo tenemos en común es hablar de música y tocarla. Nosotros luchamos por hacer ver lo que los demás no pueden ver.
-¿Qué es lo que más les gusta de The Human Fear?
Kapranos: -Con Bob hablamos mucho sobre eso. Teníamos la idea de hacer lo más grande posible. Hicimos canciones que siempre quisimos escuchar. Simplemente, vemos ese tipo de cosas. Y surgieron de situaciones tan simples como de mandarle a él, por teléfono, posibles muestras de riff. Ahora que lo estamos tocando en vivo, vimos cómo esas ideas iniciales se volvieron cada vez más grandes.
Antes de consumar uno de los mejores recitales que dieron en Buenos Aires o quizá una especie de regreso para quienes los dieron por muertos (lo que habla bastante bien de cómo su nuevo repertorio se mimetiza con sus clásicos), la dupla defiende a capa y espada un disco que vuelve al post punk seminal, que flirtea con el lo fi, en el que la intención electrónica está presente y que se torna asimismo en un onirismo orquestal. "Es probablemente lo más intenso o casi instintivo que hicimos", atesta el cantante, compositor y guitarrista. "Es directo e inmediato. Imaginate que la primera línea de la canción 'The Hooked' arranca diciendo: 'Tengo miedo'. Eso dice que está bien. Cuando superás esa experiencia negativa, tu vida será más positiva de lo que alguna vez imaginaste."