“Madre hay una sola, pero todo padre es un enigma", dijo el escritor y periodista Jorge Fernández Díaz, ganador de la 81° edición del Premio Nadal de Novela, dotado de 30.000 euros, con su obra autobiográfica El secreto de Marcial, que la editorial Destino, la convocante del galardón, publicará el próximo 5 de febrero. Desde que en 2005 murió su padre Marcial Fernández, con quien tuvo una relación difícil, se convirtió en “una especie de fantasma literario” que lo desafiaba a intentar escribir sobre ese asturiano que no tenía herramientas para comunicarse con su hijo y la educación sentimental que le legó fue ver juntos algunos de las películas clásicas de Hollywood.

Fernández Díaz (Buenos Aires, 1960) es el cuarto escritor argentino en recibir el Nadal, premio creado en 1944 por el sello Destino. En 2019 lo ganó Guillermo Martínez con Los crímenes de Alicia; en 1986, Juan José Saer, con La ocasión, y en 1974 Luis Gasulla, con Culminación de Montoya. "Mi padre me dio por perdido cuando se enteró de que quería ser escritor y es toda una vuelta irónica que mi padre regrese a España en forma de novela y en esta noche", confesó el escritor, muy emocionado, desde Barcelona, adonde viajó para recibir el premio. Ese padre, que lo combatió con palabras, pero también con indiferencia, creía que su hijo no quería trabajar; vinculaba la literatura y el periodismo con la holgazanería.

El autor de la exitosa Mamá (2001) --novela que dedicó a su mamá Carmina, asturiana que fue enviada a Argentina a los 15 años para huir de la pobreza en la posguerra del franquismo-- ahora centra El secreto de Marcial en su padre, “una persona hermética, que estaba presente de un modo excepcional”, el arquetipo de “esos hombres duros no entrenados para la relación paternofilial”, agregó el secretario de redacción del diario La Nación, que ha publicado la saga policial protagonizada por el agente Remil, compuesta por El puñal (2014), La herida (2017) y La traición (2021).

Hijo de dos asturianos que emigraron a la Argentina y construyeron “una épica emigrante en una comunidad española inmensa, olvidada, hoy en vías de extinción”, Fernández Díaz, a los 64 años, le dedicó la novela ganadora a “esa comunidad olvidada en la que crecí”.