Donald Trump volvió a generar polémica al proponer la compra de Groenlandia, un territorio autónomo de Dinamarca, afirmando que el Ártico es clave para la "seguridad económica y estratégica" de Estados Unidos. Estas declaraciones desataron la indignación de Dinamarca y la Unión Europea, que rechazaron rotundamente la idea.

El presidente electo de Estados Unidos adelantó en conferencia de prensa que tiene intenciones de quedarse con Groenlandia. Estas manifestaciones no tardaron en generar incomodidad en Dinamarca y en la Unión Europea. La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, calificó la propuesta como "absurda" y subrayó que "Groenlandia no está en venta", dejando claro que solo el pueblo groenlandés tiene derecho a decidir su futuro. 

Por su parte, Olaf Scholz, jefe del Gobierno alemán, expresó que las palabras de Trump reflejan una "incomprensión flagrante" sobre el principio de inviolabilidad de las fronteras, una base fundamental del derecho internacional.

La Comisión Europea también dejó clara su postura. Anitta Hipper, vocera del organismo, recordó que Groenlandia está protegida por el artículo 42.7 del Tratado de Lisboa, que garantiza la defensa mutua de los países de la Unión Europea. Esto convierte cualquier intento de apropiación por la fuerza en un posible conflicto diplomático de alto nivel.

Reunión urgente en Copenhague

Ante las amenazas de Trump sobre una posible anexión de Groenlandia, el primer ministro de la isla, Mute Egede, viajó rápidamente a Copenhague para mantener una reunión urgente con el rey danés, Federico X. En la conversación, se reafirmó que Groenlandia no está en venta, y Egede destacó que cualquier decisión sobre el futuro de la isla corresponde exclusivamente a sus habitantes.

Durante el encuentro, se discutieron las preocupaciones de Estados Unidos sobre la seguridad en el Ártico, pero se dejó claro que Groenlandia buscaría su independencia si así lo decidiera su pueblo.

El ministro de Relaciones Exteriores de Dinamarca, Lars Lokke Rasmussen, subrayó que, aunque la preocupación de Estados Unidos por el Ártico es legítima, la soberanía de Groenlandia debe ser respetada. La reunión también sirvió para recalcar que, a pesar de los intereses estratégicos de la administración de Trump, la relación entre Dinamarca y Groenlandia sigue siendo sólida y está basada en el respeto mutuo y la autonomía de la isla.

Aunque parezca descabellado, esta no es la primera vez que Donald Trump propone quedarse con Groenlandia. En 2019, durante su primer mandato, ya había sugerido la compra de la isla, lo que generó tensiones con Dinamarca. Ahora, como presidente electo, vuelve a insistir en este tema.

¿Por qué Groenlandia interesa tanto a Donald Trump?

Groenlandia, un vasto territorio cubierto de hielo, es mucho más que un paisaje ártico. La isla tiene importantes reservas de minerales estratégicos como tierras raras, zinc y uranio, recursos vitales para las industrias tecnológica y militar. Además, su posición geográfica en el Ártico la convierte en un punto estratégico para el control militar y comercial, especialmente en un contexto de deshielo que está abriendo nuevas rutas marítimas y oportunidades de explotación.

Para Estados Unidos, Groenlandia es una pieza clave en la disputa global por el control del Ártico. Sin embargo, los groenlandeses, con una población de apenas 56.000 personas, fueron claros: no son una mercancía ni un territorio negociable. Sus habitantes valoran profundamente su autonomía y ven las declaraciones de Trump como una falta de respeto hacia su soberanía.

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