El robo de medidores de agua se redujo a la mitad durante el segundo semestre del 2024. El número se desprende de un relevamiento realizado por Aguas Santafesinas y la municipalidad de Rosario, donde destacaron las intervenciones en las chatarrerías de la ciudad como el principal motivo de la baja. A lo largo del 2024, esos operativos derivaron en unas 80 clausuras y en la detención de 31 personas vinculadas a estos delitos. “Nosotros hacemos no menos de cuatro operativos por semana donde caemos en diferentes chatarrerías que tenemos identificadas”, reveló el subsecretario de Control y Convivencia, Ezequiel Brocchi. “Con estas inspecciones abordamos un eslabón intermedio del negocio, que está entre el robo en la calle y la comercialización en gran escala”, explicó.
Según el inventariado realizado por Aguas Santafesinas, el robo de los medidores de agua se redujo en un 50% en la ciudad. Otro dato refleja esa merma: en diciembre de 2023 se habían registrado 1.373 robos de estos dispositivos, entre medidores y llaves maestras, mientras que en diciembre pasado se contabilizaron apenas 170 robos de este tipo. Desde la empresa destacaron el trabajo articulado entre el gobierno provincial y el municipio, para prevenir esta modalidad delictiva. “Esto sumado a la colocación de nuevos medidores de plástico, la cementación de los cajones de servicio y el mayor patrullaje en las calles han desalentado notablemente la cantidad de los robos”, evaluaron desde la firma.
En tanto, desde el municipio también compartieron algunos datos que explican la evolución del fenómeno. Según indicaron, durante el 2024 se llevaron adelante 121 operativos conjuntos entre la Secretaria de Control Municipal, el Ministerio de Seguridad provincial y el Ministerio Público de la Acusación (MPA). Esas tareas derivaron en 80 clausuras, la detención de 31 personas por distintas circunstancias –como la tenencia de arma de fuego en los locales– y el secuestro de más de 20 toneladas de material presuntamente robado. “Se comenzó a hacer un trabajo conjunto desde la gestión anterior, que se logró profundizar este año a partir de una mejor coordinación con el resto de los organismos”, analizó Brocchi en diálogo con Rosario/12.
Para el funcionario el problema con el robo de medidores comenzó a complejizarse en 2021, cuando comenzaba a normalizarse la situación luego del aislamiento preventivo en la pandemia. “En ese momento pasó de ser un problema excepcional y esporádico a ser un problema real que había que abordar. Por eso comenzamos con operativos. Se constituyó una mesa, se hicieron requisas e inspecciones en estas chatarrerías y fuimos registrando todos los hechos de este estilo”, explicó y agregó: “Este año por suerte logramos tener una mejor articulación. Nosotros hacemos no menos de cuatro operativos por semana donde caemos en diferentes chatarrerías que tenemos identificadas”.
Los operativos municipales cuentan con el apoyo de la policía a la hora de realizar el relevamiento. “Cuando identifican que hay medidores que son de agua, está claro que eso proviene de un delito. Si identifican que hay cables, o cobre pertenecientes a cables, la policía puede tomar nota de eso y comunicarse con el fiscal para que ordene las actuaciones que correspondan”, detalló Brocchi. “En gran parte de los casos hemos encontrado armas dentro de esos lugares, que no estaban registradas y no tenían la tenencia ni la portación. Por eso hay personas que han quedado detenidas también”, añadió.
Desde el municipio consideraron que atacar “los eslabones intermedios” del negocio del robo de medidores fue una estrategia acertada que ahora empieza a traducirse en una tendencia a la baja de esos delitos. “Las inspecciones no cesaron en ningún momento. Incluso volvemos a las mismas chatarrerías que ya clausuramos previamente, porque generalmente esto termina en algunos casos donde no hay personas que queden detenidas y deciden retomar el negocio, porque piensa que no vamos a volver a inspeccionar el lugar”, analizó. “Con estas inspecciones abordamos un eslabón intermedio del negocio, que está entre el robo en la calle y la comercialización en gran escala”, agregó.