Es fácil desviarse lleva por título el libro que reúne las conversaciones que el periodista Mauricio Bosch mantuvo con Alberto "Mandrake" Wolf, y que puede leerse como una biografía del celebrado músico montevideano. La reciente edición de esa obra tiene "de arriba pa' abajo" al compositor, líder de Los Terapeutas y perteneciente a lo mejor de la tradición cancionística uruguaya. Y aún cuando son días ajetreados, el llamado de Rosario/12 llega en un momento de descanso para Wolf, que responde desde un bar montevideano "tomando una cervecita". "Así que estoy tranquilo", se predispone Mandrake, que mañana tendrá la posibilidad de reencontrarse con el público rosarino, luego de la función que brindó en junio en El Espiral. "Es como una revancha, porque la otra vez fue muy poca gente. A veces las cosas son así, es como el fútbol, a veces no se dan los resultados. Pero con Rosario tengo un cierto cariño, por toda su música, por la importancia que tiene para Argentina. Así que voy a insistir", se entusiasma Wolf, que a las 21.30 llegará en soledad al Petit Salón de Plataforma Lavardén para recorrer con libertad parte de su extenso repertorio.

Porque son más de treinta años de trayectoria los que lleva sobre sus espaldas Mandrake Wolf, protagonista de un suceso que en cierto modo ha reimpulsado su aparición sobre escenarios argentinos: la reedición de Primitivo, su único disco solista, a un cuarto de siglo de su aparición original. "Es algo muy raro lo que pasó, porque a la gente del sello Los Años Luz se le ocurrió editar este disco mío de hace 25 años. A la gente del sello les decía: 'Loco, hice discos más modernos'. Pero están enamorados de Primitivo. Y me pareció bien. Fue como volver al pasado pero con facilidad, disfrutando de esas canciones, que son muy lindas".

- ¿Qué pasó cuando volviste a encontrarte con esas canciones, a pensarlas en presente?

- Bueno, para eso llamé a Ney Peraza (NdR: cantante y guitarrista con un extenso recorrido en la música popular rioplatense), que es fanático de ese disco y se acordaba mejor de las canciones. Yo de algunas casi me había olvidado, y Ney las reflotó. Fue muy lindo reencontrarse con eso. Fue volver a una época en la que estaba viviendo en Valizas, un balneario de Rocha a 240 kilómetros de Montevideo. Viví en invierno, me dediqué a la pesca del camarón, estaba en otra sintonía, no quería estar en la ciudad. Me hizo acordar a esa época tan linda y tan extraña.

Antes de lanzarse a esa aventura costera, Wolf ya cargaba consigo un recorrido musical generoso, inaugurado cuando en 1984 (a sus 22 años) compartió un cassette con El Cuarteto de Nos, en una democrática repartija de un lado para cada quien. Más tarde, y al frente de Los Terapeutas, llegarían  Mestizo en todos lados (1988) y Candombe del no sé quién soy (1990). A los treinta años, el paisaje y la vida marítima lo inspiraron para su Primitivo, y lo confirmaron en una tradición cancionística junto a Mateo, Darnauchans, Roos, Rada, Fattoruso. Y si bien ese listado refleja gran parte de sus influencias, su vocación por la canción se ratificó desde un costado algo sorpresivo: "La canción para mí es una cosa importantísima. En Montevideo cuando se dio el impacto del punk, yo escuchaba rock (aunque la impronta montevideana, el candombe, están dentro mío) y cuando vino la música punk vendí todos mis discos de Yes, de Pink Floyd, de Emerson Lake & Palmer. En ese momento me replantee que la canción es más importante. Una canción de 3 o 4 minutos es más importante que todo. Ahora ya pasaron varios años... no me hubiera desprendido de todos esos discos, pero siempre el mecanismo de la canción es intrínseco a mi forma de hacer música".

"Los Espíritus y Cucurto son tipos que me gustan mucho, si ellos me permiten me alinearía en esa onda".

Creador respetado, elogiado, Wolf se reconoce entonces en esa tradición autoral mientras conecta con el presente al reconocer su afinidad con la banda bonaerense Los Espíritus y la literatura de Washington Cucurto. "Son tipos que me gustan mucho, si ellos me permiten me alinearía en esa onda", apunta con la misma sencillez con la que se linkea a los próceres de la música uruguaya: "Hay una tradición, sí. Somos todos una familia.  Fuimos devastados muchas veces por la indiferencia, pero al final teníamos razón".