Era de esperar. Una vez que se conoció -y se popularizó- la pinta de Juan Grabois en la fachada del Jockey Club, aparecieron los negacionistas a querer tapar algo imborrable: la memoria. En este caso se materializó en la figura de un legislador porteño, de nombre Ramiro Marra, quien con dificultad para usar el pincel, tapó con blanco la leyenda que celebraba la aparición del nieto 138.
Como no podía ser de otra forma, ni bien quedó la pared de blanco, Marra se encargó de publicitar su iniciativa. "Qué creen que vine hacer", dijo en Twitter, mientras daba retuit a trolls que elogiaban la "pulcritud" del legislador.
Pero pese a que se muestra seguro en redes, lo que está por debajo de la superficie es que Marra precisa estos episodios de impacto para evitar que se consuma su olvido dentro de La Libertad Avanza. Ya con la cruz hecha por "El Jefe", Marra se quedó sin la conducción de LLA porteña que responde a Karina Milei (su lugar lo ocupa Pilar Ramírez) y, por consiguiente, parece haberse alejado de Javier Milei.
Así las cosas, ya sea con dichos xenófogos sobre los ciudadanos bolivianos o pintar de blanco una pared del Jockey Club, Marra juega sus cartas antes de la legislativas 2025: apela a las provocaciones que lo mantengan en el inconciente colectivo de la derecha porteña.
Para la cúpula libertaria, en tanto, su suerte ya está echada.