El Sindicato de Obreros y Empleados Vitivinícolas (SOEVA) de Cafayate acordó que el precio del tacho de uva tinta (malbec principalmente) para la vendimia 2025, que se inicia la sema a próxima, será de 1.245 pesos.
El secretario general de SOEVA Cafayate, Samuel López, precisó que ese valor también incluirá a otros dos varietales, aunque de uva blanca, las uvas de la variedad chardonnay y chenin. Para el caso de la uva torrontés y blanca criolla, el precio del tacho o gamela se fijó en 623 pesos.
"Nosotros siempre tratamos de llegar a un precio acorde a las necesidades de nuestros afiliados", dijo López a Salta/12. Insistió en destacar el trabajo que desarrolla la actual gestión de SOEVA, después de que un sector de cosecheros expresó su descontento por el valor que acordó con la patronal. Por redes sociales y medios cafayateños una parte de los obreros criticaron a la actual conducción, por no negociar un precio más alto, cercano a los 2.500 pesos para el caso de los tachos de uvas tintas.
"Me parece que quienes nos critican no entienden que es imposible pasar de 700 pesos para el caso del tacho de uvas tintas al valor de 2.500 pesos que pretenden algunos trabajadores", explicó López en referencia al valor pactado para la vendimia 2024. Argumentó que en la negociación con la asociación civil que concentra a las bodegas salteñas buscaron superar los 1.080 pesos que pretendía pagar la patronal por esos varietales tintos y blancos de granos pequeños (chardonnay y chenin).
"Al negociar, nos manejamos con una inflación interanual del 130 por ciento, que nos llevaba a actualizar el valor del tacho de uva a valores que rondaban los 1.500 pesos. Sin embargo, la negociación fue dura, y pactamos el mejor precio para los cosecheros, superando los 700 pesos del año pasado", insistió el titular de SOEVA. En el mismo orden de cosas dijo que en la negociación se contemplaron futuras modificaciones para ajustar los valores establecidos para los tachos de uva tinta y blanca. Será según los índices de inflación que publique el INDEC a finales de enero, febrero y marzo de este año.
En el acta que firmaron las partes el 3 de enero se estableció también que de los 1.245 pesos que los bodegueros pagarán a cada trabajador por el cajón de uva tinta que acerque a los camiones colectores, 934 pesos serán remunerativos, mientras que los 311 pesos restantes no pagarán aportes patronales. Bajo la misma lógica, en los cajones de uva blanca (torrontes y criolla, entre otras) 467 pesos serán remunerativos mientras que la patronal no hará aportes de la porción restante. También se aclaró en el acta que sobre el "total percibido" por cada trabajador viñatero, se descontará la cuota sindical del 2 por ciento.
"Hemos caído en un pozo, abruptamente, y es la peor patitaria que hemos tenido en los últimos 20 años", se quejó ante este diario una fuente del grupo disconforme. En la ronda de consultas de Salta/12, los cosecheros o gameleros, (mayoritariamente hombres) criticaron el acuerdo que firmó el SOEVA. "Hoy no hay representación gremial, los obreros no tienen para comer y tampoco alcanza para pagar el alquiler", dijo otro cosechero.
Sobre la labor en la viña, explicaron que un trabajador tarda más en cargar el tacho de uvas tintas (la mejor paga) porque sus racimos son pequeños, por lo tanto, cada obrero puede llenar por día entre 23 a 28 tachos. En cambio, en el caso de las uvas blancas, por tener granos más grandes, se logra llenar el cajón más rápido. Por lo tanto, un obrero puede llegar a cargar entre 50 a 70 gamelas diarias en el camión cosechero.
"El nuevo valor pactado con los bodegueros nos da en mano unos 30 mil pesos por día", razonó otro consultado, "pero hay que tener en cuenta que los cosecheros no trabajamos a destajo y sin descanso, ni todos los días de la semana", señaló. En general, remarcaron que, si bien existen máquinas para extraer los racimos de vid y evitar así el coste de la mano de obra humana, el rol del cosechero todavía es importante. Y ante lo que consideraron un mal comienzo de año, vaticinaron que muy probablemente se perderá buena parte de la mano de obra en los Valles Calchaquíes salteños. "Va quedar para la historia", cerró otro obrero al razonar que, como en provincias vitivinívolas como Mendoza y San Juan algunas bodegas pagarán mejor, habrá una migración importante de cosecheros salteños.
Entre los reclamos que circularon en redes sociales y que reprodujeros medios de Cafayate principalmente, se destacaron relatos sobre malos tratos de los capataces de las empresas, y también de otros profesionales del sector viñatero. "Es cierto que existe maltrato laboral", confirmó Samuel López a Salta/12. "También, el abuso de capataces, y de ingenieros incluso", agregó. "Desde SOEVA hemos llegado hasta las últimas consecuencias con grandes empresas de Cafayate. Los citamos ante la Secretaría de Trabajo de la provincia para solucionar esas situaciones de abuso de autoridad que nuestros delegados nos informaron", añadió.
Asimismo, López indicó que bajo su nueva gestión los miembros de la comisión directiva son muy exhaustivos en vigilar a las bodegas para que cumplan con todos los derechos de los trabajadores.
Entre los reclamos que informan al gremio los delegados persiste los pedidos de ropa adecuada para el trabajo en el campo, particularmente, guantes ya que son fundamentales para evitar el contacto con los productos químicos de la pulverización agrícola. También hay obreros que reclamaron por la correcta liquidación de los sueldos, tanto por jornales como por escalas salariales que publica la web de la Federación de Obreros y Empleados Vitivinícolas de Argentina. La última escala publicada data de octubre de 2024.
El sector de trabajadores que manifestaron sus críticas a la actual conducción de SOEVA Cafayate reclamaron también al gremio que obligue a las empresas a mejorar el espacio de trabajo de los obreros, en especial que las bodegas coloquen "gomas antideslizantes" en la zona de descarga de las gamelas de uva para evitar lesiones por caídas. También pidieron baños químicos, y un libro de quejas a disposición de los obreros, para que puedan asentar por escrito los malos tratos que reciben por parte de los capataces de las empresas vitivinícolas.