En esta semana, el gobierno de Jorge Macri nos sorprendió con la eliminación de todos los contenidos públicos de Educación Sexual Integral (ESI), que se podían consultar en el sitio web del Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires. Repudiamos esa decisión que vulnera el derecho a la información de niñas, niños, adolescentes, trabajadoras y trabajadores de la Educación, pero también, de todas las vecinas y vecinos, en general.
Más aún, nos llamó la atención, que fundamenten esa medida en que tales materiales de ESI serán “objeto de un estudio neutral”. Para quienes trabajamos en ESI hace ya algunos años, esta palabrita es sospechosa. ¿Qué ideas quiere contrabandear bajo el rótulo de “neutral”? Porque no hay posiciones “neutrales” versus posiciones “ideológicas”, como nos quiere hacer creer todo el establishment de las derechas conservadoras gobernantes.
En ESI, cuando alguien habla de “posiciones científicas o neutrales”, en realidad, está escondiendo un enfoque biologicista, que tiene su propio sesgo ideológico. En primer lugar, porque el biologicismo concibe a la sexualidad solo desde su función reproductiva o la analiza sólo desde un punto de vista higienista. Por ejemplo, se privilegiará hablar del aparato genital, del proceso de la gestación o de los métodos de prevención de enfermedades de transmisión sexual, desestimando otros aspectos. Por lo tanto, reduce la sexualidad a un determinado período vital, excluyendo tanto a la niñez como a la vejez, o a verla como una fuente de enfermedades y peligros. Un enfoque tan limitado excluye, por supuesto, a los placeres, los afectos y la diversidad de identidades sexogenéricas y corporalidades.
Por esa razón, defendemos una Educación Sexual que además sea Integral. Esto es, que incluya el cuidado del cuerpo y la salud, la afectividad, la equidad de género, el respeto a la diversidad y a la condición de sujetos de derechos que tenemos todes. Desde este punto de vista, defendemos una ESI laica, científica y, por supuesto, acompañamos la lucha de las trabajadoras y trabajadores de Educación por el acceso a una capacitación gratuita y de calidad.
¿Acaso se largó ya, en CABA, la competencia por ver quién es más derecha y antiderechos, entre el PRO y LLA? Si Jorge Macri quiere disputarle los votos a los secuaces porteños de Milei, entonces, puede seguir los consejos de Ramiro Marra, que propuso suspender la ESI y que las niñas, niños y adolescentes se “autoeduquen” consumiendo pornografía de contenido exclusivo para adultos. Puede ir más allá, incluso, e imitar el estilo del presidente que, ante un auditorio escolar, se atrevió a bromear sobre el tamaño de los genitales de un burro; o que cuando lo entrevistan los periodistas obsecuentes, inventa estrambóticas metáforas sobre niños envaselinados frente a violadores, sobre "romper" anos de mandriles y otras frases que oscilan entre la aberración, la ofensa y el mal gusto.
Hoy en CABA, está vulnerado el derecho de nuestras niñas, niños y adolescentes que, como ya lo demostró una encuesta publicada por el Ministerio Público Tutelar de esta misma Ciudad, entre el 70 y el 80 por ciento de quienes respondieron (entre 12 y 14 años), señalaron que pudieron comprender que fueron abusados después de recibir clases de ESI. Si ya se ha demostrado que es una herramienta eficaz para detectar y prevenir situaciones de abuso contra las infancias: ¿se puede ser “neutral” frente a eso?
En la Ciudad de Buenos Aires, como en todo el país, hemos mostrado la fuerza de los feminismos en numerosas ocasiones. Cuando asumí la banca en la Legislatura porteña, dije que ésta se encontraba a disposición de preparar la resistencia contra los ataques y provocaciones de la derecha conservadora. Tenemos el convencimiento de que toda resistencia tiene que ser un punto de apoyo para preparar la contraofensiva contra quienes, entre otras cosas, hacen del machismo, la homolesbotransfobia y los discursos de odio, una ideología de Estado.
*Diputada porteña - PTS/Frente de Izquierda