Imaginate que vivis en la pobreza absoluta y alguien te presta una casilla de madera precaria para no quedarte en la calle con tus dos hijxs de cuatro y seis años. No tenes cocina ni heladera, solo podes cocinar con un poco de leña afuera de tu casilla. Todos los días salís a trabajar, vendes sandwich, ropa, pan, lo que consigas, vas variando, no tenes descanso, porque sos el único sostén de la familia y si no salis tus hijxs no comen. El progenitor nunca cumpli