El Conde de Montecristo 6 puntos
Le Comte de Monte-Cristo, Francia/Bélgica, 2024
Dirección: Alexandre de La Patellière y Matthieu Delaporte
Duración: 178 minutos
Intérpretes: Pierre Niney, Bastien Bouillon, Anais Demoustier, Lauretn Lafitte, Anamaria Vartolomei
Estreno exclusivamente en salas de cine de las cadenas Hoyts y Cinemark.
El conde de Montecristo es, con toda probabilidad, la novela más influyente del francés Alexandre Dumas. Su relato de pasiones, corrupciones, traiciones y venganza ha impregnado infinitas narraciones en todos los medios conocidos y su protagonista es un verdadero arquetipo del cual se han moldeado incontables variaciones. Si de adaptaciones oficiales se trata, el texto ha sido llevado a la pantalla desde el período silente, con versiones famosas navegando a puertos de mayor o menor significancia en Francia, Hollywood y otras regiones del mundo cinematográfico. El año pasado vio nacer dos nuevas traslaciones audiovisuales: por un lado, la miniserie europea en idioma inglés dirigida por Bille August, que permanece inédita en nuestro país y, por el otro, la superproducción de la compañía francesa Pathé –realizada luego del enorme éxito en su país de las dos partes de Los tres mosqueteros– que llega exclusivamente a las salas de los complejos Hoyts y Cinemark.
Estrenada en el Festival de Cannes y dirigida por Alexandre de La Patellière y Matthieu Delaporte (la dupla detrás de Lo mejor está por venir), El conde de Montecristo condensa laboriosamente en tres horas las casi mil páginas del texto original con un pie apoyado en la fidelidad a Dumas y otro en la puesta a punto del relato para una sensibilidad contemporánea. En otras palabras, se trata de una película expositiva y rítmicamente muy clásica que, al mismo tiempo, no quiere dejar de lado las expectativas del espectador del siglo XXI.
El resultado es un film de aventuras simple, directo y relativamente efectivo. La historia es por demás conocida: corren los años de la restauración borbónica cuando Edmond Dantès (interpretado esta vez por Pierre Niney) está a punto de ser ascendido a capitán de navío comercial y casarse con su amada Mercedes. Es entonces cuando es traicionado, acusado de formar parte de las huestes napoleónicas, y enviado de por vida a la infame prisión Château d'If, donde pasará catorce años encerrado, primero pudriéndose en vida y luego, gracias al encuentro con el reo Abbé Faria (el italiano Pierfrancesco Favino), planeando su sofisticadísima venganza.
Lo implausible forma parte del encanto de la trama, ejemplo popular y aventurero de la novela decimonónica, al tiempo que Dantès, ya rico y reconvertido en noble, reúne a su equipo de co-vengadores y pone manos a la obra con la intención de destruir las vidas de los tres hombres que lo mandaron al muere (aquí el héroe utiliza máscaras tan perfectas que, una vez aplicadas, parecen salidas de un capítulo de la saga Misión Imposible). El conde de Montecristo 2024 disfruta de todas las ventajas de los efectos digitales para sus escenas de masas y emplea recursos modernos (el plano-dron primero en la lista) para sostener el movimiento en el plano, pero en el fondo no es otra cosa que una reactualización de los viejos relatos clásicos de aventuras.
En ese terreno, aunque pierda un poco de profundidad psicológica –al fin y al cabo, la novela también es un ejemplo perfecto de la metáfora nietzscheana que afirma que cuando se mira largo tiempo a un abismo éste también mira dentro de uno–, la película se ve con placer, incluso aunque se conozcan todas y cada una de las vueltas de tuerca de la extraordinaria e inoxidable trama creada por Dumas hace casi dos siglos.