En tiempos en los que los decretos presidenciales tienden a implementar recortes de políticas públicas, ajustes económicos y medidas regresivas para la sociedad, es una buena cosa recordar que el 18 de mayo de 2020 el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires encabezado por Axel Kicillof creó una editorial pública estatal a través del decreto 383/2020. Su nombre es Ediciones Bonaerenses y tiene como principales objetivos democratizar la palabra, garantizar la circulación plural y diversa de voces, y fortalecer el patrimonio cultural de la provincia.
Sobre el papel de la cultura en la consolidación democrática, Guillermo Korn –director editorial– reflexiona: "Pensar el rol cultural que conlleva la edición de libros a la par de la idea de democracia en una editorial estatal, implica considerar distintas dimensiones: las propuestas estéticas, los alcances de la lectura o su ausencia, la creación de un catálogo plural y la pregunta por cómo crear nuevos públicos". Korn habla sobre los desafíos que supone llevar adelante un proyecto como Ediciones Bonaerenses: "Ofrecer títulos a quienes se asumen como lectores requiere imaginar además cómo apelar a nuevos públicos, a otros dispositivos de formato accesible, gratuito y sin condicionamientos, o en cómo apelar no sólo a autores reconocidos sino también a nuevas voces y distintas propuestas. Se trata de enriquecer la conversación pública, fundamental para una cultura democrática".
El sello publica materiales tan diversos como atractivos: hay colecciones dedicadas a la ficción y a la no ficción, lecturas orientadas a públicos infantiles, jóvenes y adultos, espacios para nuevas voces y obras consagradas. "Clásicos bonaerenses" y "Rescates" son colecciones que apuestan a textos inéditos y olvidados de autores consagrados y también a títulos originales de cierta rareza; "Nuevas Narrativas" es un espacio dedicado a las jóvenes promesas de la provincia; "Obras y documentos" pone en circulación documentos históricos sobre la identidad bonaerense; "Espejos y Ventanas" está orientada a la literatura infantil; "Artes" apunta a revalorizar el patrimonio artístico provincial; "Territorios e identidades" se enfoca en ensayos y abordajes que giran en torno a los aspectos identitarios de esta geografía.
Consultado sobre las novedades más recientes, el director menciona las compilaciones que Ana Porrúa hizo para la colección "Espejos y ventanas": En la planicie. Literatura de la llanura, con textos de Marcelo Díaz, Fernanda Mugica y Arturo Carrera, y Olas y costas. Literatura del mar, con textos de Melisa Depetris, Mariana Suozzo y Matías Moscardi; Trigales en el aire, con canciones y poemas de Verónica Parodi ilustrados por Fernanda Bragone y, de yapa, un QR desde donde puede escucharse la música; Diego de Fiorito, que incluye crónicas y ficciones sobre el tiempo en que Pelusa y su potrero anticipó al Maradona de los grandes estadios; y una verdadera joyita: Las voces bárbaras, de Leopoldo Brizuela.
Poco antes de morir, Brizuela había armado un cuadro con todos sus proyectos pendientes: 14 eran de ficción y 12 de no ficción. Lo curioso es que el autor dejó sin terminar varios proyectos de ensayos, crónicas y biografías, pero en vida jamás publicó uno. Desde que ganó el Premio Clarín en 1999 por Inglaterra. Una fábula, se dedicó enteramente a la narrativa. Empezó a imaginar Las voces bárbaras en 2004, aunque al final ya no figuraba entre las obras pendientes. "Se me ocurre una idea para un libro de ensayo –anotó–. Artistas bárbaros, esto es, no pertenecientes a la élite o a la franja que hegemónicamente se considera 'artística'". Este volumen recoge varios textos sobre esas voces que él definía como "bárbaras", un poco marginales y por fuera del canon.
Por esas páginas desfilan cantantes como Rosita Quiroga, Carlos Gardel, Atahualpa Yupanqui, Mercedes Sosa, Amy Winehouse o María Elena Walsh, y escritores como Elvira Orphée, Sara Gallardo, Natalia Ginzburg, José Bianco, José Saramago o Marguerite Yourcenar. En el prólogo, Guido Herzovich dice: "Sus reseñas llegaron a ser pequeños prodigios de concisión borgeana. Sus notas sobre cantantes y escritoras, muchas de las cuales recogemos en este volumen, son una muestra clara de su erudición, su agudeza crítica y su extraordinaria prosa ensayística, que potencian tanto sus destrezas de narrador como su impenitente vocación chismosa".
Korn sostiene que "lo diverso y lo plural son condiciones necesarias al momento de pensar el catálogo de una editorial pública" y señala que desde el sello buscan "apelar a un público lector tan diverso como las variantes que ofrece la lectura en sí". El director explica que hay títulos que podrían estar en varias colecciones: "Las compilaciones de textos de autores privados de la libertad podrían haberse incluido en 'Nuevas narrativas' o en la colección 'Donde hay una necesidad'. La lectura no se restringe en uno y otro caso, sino que se potencia". Korn menciona algunos ejemplos de esos tráficos: en el libro Manuel Dorrego se apeló a "los cruces entre la literatura, la política y la historia", mientras que en Ruta Salamone "esa arquitectura disruptiva –y a la vez oficial– comprende infinitos cruces para lectores avezados o primerizos en el tema". Él destaca que siempre son "libros orientados a... pero nunca restringidos a".
El año pasado hubo una gran polémica en torno a los intentos de censurar la novela de Dolores Reyes, Cometierra, y otros títulos incluidos en el Plan Provincial de Lecturas y Escrituras. La reacción de la comunidad fue inmediata: un teatro lleno donde su llevó a cabo una lectura pública en apoyo a los autores y un posterior boom de ventas. "Esa polémica permitió distinguir claramente dos concepciones de Estado –explica Korn–. La que fomenta el cercenamiento de todo aquello que signifique la expansión del conocimiento y que postula formas autoritarias de pensar la cultura y, en contrapunto, la que se hace cargo de la heterogeneidad de las formas de vida que existen en una sociedad. En ese plano, puede pensarse la lógica de clausura en un caso y en otro, la apertura al crear bibliotecas, al formar docentes, al buscar dar respuestas. Es importante que el Estado no tenga una posición dogmática respecto a las expresiones estéticas, literarias o culturales y que genere las condiciones para que esas expresiones puedan proliferar y circular".
Otro de los principios fundamentales del sello es el acceso libre y gratuito a sus publicaciones en pos de una práctica inclusiva. Ediciones Bonaerenses entrega los libros en formato impreso a la red de bibliotecas populares y públicas de PBA. Además, todos sus títulos están disponibles para la descarga gratuita en formato PDF desde su web y los ejemplares físicos pueden adquirirse a través de la tienda virtual.